Con la creación de la Uneac en 1961, y la Ahs en el 19i86, Fidel cumpliría con una de lss metas en aquel encuentro registrado como Palabras a los intelectuales
Fidel y los jóvenes creadorMe es imposible valorar la estatura histórica y humana de Fidel sin tener en cuenta su impronta en la cultura y, en especial, en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) y la Asociación Hermanos Saíz (Ahs). Desde aquel encuentro con escritores y artistas en la Biblioteca Nacional que desembocaría en la fundación de la Uneac, y derivara, también , en el núcleo de lo que fue el Grupo Hermanos Saíz y que al cabo de los años, terminaría transformándose en la Ahs. Muchas cosas cambiaron para bien en el mundo artístico.
Esta organización, vista como de vanguardia, aunó artistas y obras de disímiles generaciones para acercarlos al pueblo, su más fiel destinatario.
Infinitas oportunidades se crearon entonces para estos artífices del arte y también, en defensa de su libertad creadora.
La Uneac, entonces, además de servir a la Revolución naciente, defendía los intereses de los artistas y los representaba ante la sociedad y las instituciones del Estado. Y, entre otras cosas, daba oportunidades, entiéndase facilidades, para la visibilidad de los artistas cubanos en el exterior.
Ya el 18 de octubre de 1986,.con la creación de la Ahs, se garantizaba no solo la cantera futura de los artistas que podían pertenecer a la Uneac, sino la continuidad creatividad del arte cubano.
Otros jóvenes como yo, quisieron participar en los dos encuentros con Fidel que desde la juventud más creativa, proporcionaron la legitimización de la Ahs como fuerza creadora y respaldo invaluable de la Revolución. El primero, en 1988; luego, en el 2001, en el primer congreso de esta organización y al que no pude asistir. Pero si pude participar en el 2do. Congreso y aunque no logré ver a Fidel, sí a Raúl Castro.
Me consta, porque muchos amigos dirigentes de la UJC, del sistema de la Cultura y otros, que Fidel cuando estaba en Ciego de Ávila siempre preguntaba por la filial de la Ahs, y el futuro de los jóvenes creadores. Esa forma de ser compaginaba perfectamente con la imagen de un Fidel conversando con estudiantes, preguntando por cómo querían sus uniformes escolares; escuchando a obreros y macheteros, preguntándoles siempre cómo preferían un mejor país y una sociedad más justa. El don de escuchar, de dar la respuesta oportuna y precisa, era su una de sus tantas cualidades.
Aunque nunca tuvimos encuentros con él, su preocupación e interés por la joven vanguardia artística nos motivaba.
Y es que no hay espacio vital, cultural, en este territorio que no tenga las improntas fidelistas. Cada vez que damos una de las actividades para diversas comunidades, pensamos en que estamos llevando a cabo las prioridades de la Política Cultural, esa que forjaría Fidel desde su alegato en el juicio del Moncada; así como el proyecto esbozado en Palabras a los intelectuales.
Y la historia de la Ahs en esta provincia tiene todas las señas para seguir siendo la organización de vanguardia que también proyectó Fidel, quien creía en los jóvenes, quien soñaba con el futuro lozano de creadores y artistas.
Desde la Ahs y la Uneac, Fidel se erige como ese padre fundador de una sociedad que se ha transformado sin perder la esencia ni el sentido de la gratitud.