Cuando baja el telón: COVID-19

De los lugares menos probables en los que un artista debiera reinventar guion, público y escenario está una zona en cuarentena bordeada de silencio, cintas amarillas y carteles que prohíben el paso. Precisamente, esa ha sido una de las consecuencias inevitables de la COVID-19: la de cambiarlo todo en un santiamén, la de ponernos a vivir al extremo y hacer del miedo un sentimiento que se mueve en círculos y termina otra vez atorado en el cuello.

Es que en esta batalla algunos han debido cruzar la línea roja y mirar de frente al virus, mientras que otros han estado equidistantes del peligro en un invertir de funciones que ha obligado a distribuir fuerzas entre las pesquisas, la atención a personas vulnerables, y el cómo garantizar el resto de los servicios para que el curso de la vida siga todo lo normal que se puede esperar en medio de una pandemia.

Esa ha sido la posición de Yamara Pereira Rey desde que los teatros cerraron sus puertas y sus talleres en la escuela primaria José de la Luz y Caballero cesaron.

El lapso de tiempo “normal” que se nos permitió antes del rebrote lo aprovechó para degustar su actuación durante el estreno de la obra Seca. Sin embargo, no alcanzó para una temporada teatral y tocó, a través de un celular, extender el arte y ejercitar en grupo el cuerpo y la voz, mientras soñaban en común volver a las tablas.

¡ Sáldremos de esta avileños ! #quédateencasa #ElArteSalva #YamaraPereira #CaminosTeatro #artesescénicas #ahsacv #nopuedoparar

Posted by AHS Ciego de Ávila on Wednesday, September 16, 2020

También ha tenido tiempo para mirar en retrospectiva y regocijarse por cuánto ha cambiado su vida desde que en Orlando González se decidió por la escuela de instructores de arte, con un excelente escalafón y a contrapelo de cualquier desaliento; y ahora que ya es una actriz profesional, que sueña con entrar al Instituto Superior de Arte y se desenvuelve con desenfado entre personajes y situaciones dramáticas.

Para cuando Juan German Jones Pedroso, presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas en la provincia y director del grupo Caminos Teatro, al que pertenece, le propuso partir hacia la escuela de arte Ñola Sainz Saig a trabajar en el centro de aislamiento, ya llevaba días al borde del edificio 12 plantas haciendo de todo un poco por las personas en cuarentena, luego de que la convocatoria se hiciera extensiva en la escuela y todos los jóvenes dieran el sí.

Intenta en vano precisar cada uno de los detalles de la vorágine de esos días que parecieron eternos, donde lo mismo acercaba el pan y la leche que los mandados, los medicamentos y los cigarros que intentaban calmar la ansiedad del encierro.

A veces puso a prueba su fuerza y cargó balas de gas, y otras cobró chequeras en jornadas que iniciaban antes de las 8:00 de la mañana y terminaban pasadas las 3:00 de la tarde. Así fue por un tiempo hasta que la práctica devolvió confianza, y aquel ir y venir pareció más simple que enfrentarse al escrutinio del público dentro de una sala. Al fin y al cabo estaba acostumbrada a las tensiones y los retos.

Estoy orgulloso. Lo digo con mucha emoción. Ayer me encontré a Yamara en la calle exponiendo su salud ayudando a los...

Posted by Artes Escénicas_Ciego de Ávila on Sunday, September 20, 2020

Luego Roberto, el presidente del Consejo Popular, conocedor de la zona y encargado de ajustar todos los detalles, le propondría un cambio. Se trataba de una anciana de 70 años que necesitaba ayuda porque vivía sola, caminaba con dificultad y padecía un rosario de enfermedades que la mantenía en casa imposibilitada de moverse. Con la misma dulzura y naturalidad de siempre tocó la puerta y comenzó esa otra relación construida a retazos entre las necesidades de una y las ganas de la otra.

Eladia Langarita la recibió con los brazos abiertos, y quizás como su mamá también califica como vulnerable es que Yamara ha ayudado más con instinto de hija que por cumplir una tarea indicada a punta de dedo.

El trayecto que va del Reparto 24 de febrero a la bodega y farmacia de calle B y al barrio conocido como La zona es el habitual, y ha debido aprender desde el cronograma de distribución de leche y carne de dieta hasta los medicamentos detallados en el tarjetón. Complacer algún que otro antojo de yuca con mojo o comino no está en la lista, pero lo intenta con tal de que la soledad se trague mejor.

Por suerte las distancias han sido más cortas con su bicicleta y las cargas maleables con la cesta atada al timón que transporta lo indispensable. A estas alturas las visitas, que bien pudieran ser dos o tres veces a la semana, son diarias porque, de cualquier modo, no le cuesta ayudar.

Y como mismo las ganas de seguir sobre la escena llegan al final con los aplausos, el cierre del telón y los miedos superados, ha continuado con el mismo empeño llevando y trayendo bultos y recados ahora, cuando las áreas en cuarentena son contadísimas y la tasa de incidencia dibuja un cambio de fase en la provincia.

Si Eladia se lamenta al suponer que pronto no tendrá la responsabilidad expresa de atenderla lo hace tarde. Ella ni siquiera sospecha que para el resto de los instructores de arte que comenzaron junto a Yamara, al filo de la línea roja, el trabajo terminó hace rato.


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