Cuentos con arte y poesía
Su prosa diáfana y fluida no escapa de la mirada poética con la que narra lo mismo un cuerpo que se devora a sí mismo que la historia de un niño “embrujado” en el humo del tabaco de su abuelo.
Su prosa diáfana y fluida no escapa de la mirada poética con la que narra lo mismo un cuerpo que se devora a sí mismo que la historia de un niño “embrujado” en el humo del tabaco de su abuelo.
Yaquelín estudió, trabaja, declama, añora ser locutora, practica deportes, se casó con Julio Alexis, tiene a su hija Rosalinda, a quien cataloga como su mejor título y su mejor medalla. Ha sabido correr con el corazón.
De los tres avileños que audicionaron, ella fue la escogida. El próximo curso escolar comenzará a perfeccionar su técnica en una escuela que le permitirá, en dependencia de sus resultados, ingresar a la compañía Acosta Danza.
En las horas de este joven maestro avileño, siempre queda tiempo para hacer.
Lisbeydi Leiva Castillo con apenas 22 años llegó a la Escuela Provincial de Preparación para la Defensa en Ciego de Ávila ocupó el puesto de Jefa de pelotón de la compañía de armas.
Quien la ve así, delgada y sencilla, puede creerse cualquier historia sobre ella. Incluso, hasta dudar de lo que hace, pues tiene en su contra, dirían unos, (a favor, creo yo) ser mujer y joven.
Todas las referencias daban al mismo lugar: Yudismar Zaldívar Martínez, 33 años, una medalla, una pila de cargos, un guajiro trabajador, un muchacho bueno.
Que el muchacho era inteligente, eso ya lo sabíamos desde el 2012, cuando Invasor publicaba la noticia de su asistencia a la Olimpiada Iberoamericana de Física (OIbF), a celebrarse en Granada, provincia de España.
A ciencia cierta, Antonio Manuel Sánchez de la Rosa no sabría definir si fue él quien escogió a la Medicina, o fue ella la que terminó conquistándolo.
Luego de dos horas de plática, esta periodista entendió el por qué los padres decidieron acompañar el nombre de Aimé con de La Caridad.
Para Miraima Milán Pérez, el sueño se hizo realidad cuando obtuvo el título que la acreditaba como Licenciada en Economía.
A sus 25 años de edad, Keilyn González Valera conoce de sobra lo que es un tribunal aunque siempre parezca que va por primera vez pues “ningún caso se parece a otro”.