Las máximas autoridades del Gobierno y la Salud Pública en Cuba han recomendado quedarse en casa si no resulta imprescindible salir a la calle, una estrategia que está encaminada a frenar la propagación de la COVID-19 en el país, que al cierre del 24 de marzo ya sumaba 57 casos y un fallecido.
•Respuesta de Cuba ante la COVID-19.
Si bien los pacientes reportados en la nación antillana son ciudadanos extranjeros, nacionales provenientes de países con infectación, o personas que mantuvieron contacto directo con alguno de ellos, lo cierto es que, debido a la peligrosidad del nuevo coronavirus (a nivel mundial ya sobrepasa los 338 000 enfermos y los 14 000 fallecidos), cualquier medida es poca.
A pesar de las medidas restrictivas tomadas por el Estado (en un principio más enfocadas en el sector del Turismo, y las anunciadas este 23 de marzo, con más amplio espectro), una cuestión ha quedado clara, y es que la economía cubana no puede paralizarse.
En un país en el que el turismo significa una de sus principales fuentes de ingreso, y donde existe una elevada dependencia a la importación, frenar las actividades productivas, fundamentalmente las vinculadas a la obtención de alimentos, no es una opción.
La Organización Mundial de la Salud recomienda, para prevenir el contagio, que exista una separación de metro/metro y medio entre personas, un planteamiento que pudiera parecer utópico en un país como Cuba, en el que emplean diariamente el transporte urbano cerca de dos millones de habitantes.
•COVID-19: Distancias que salvan vidas.
Evitar espacios cerrados y con aire acondicionado, lavarse recurrentemente las manos, alejarse de personas con problemas respiratorios, mantener las áreas comunes limpias y desinfestadas, son algunas de las medidas que se deben adoptar y que se vuelven un tanto difíciles de mantener, por ejemplo, en centros de trabajo.
Si solo salen de casa los que realmente aportan al funcionamiento de la economía, quienes resultan imprescindibles para el desarrollo de una actividad, o necesitan suministros de alimentos o medicinas, disminuiría la cifra de personas circulando por las calles, tomando el transporte público y, en definitiva, siendo posibles focos de la COVID-19.
Ya se anunció la suspensión del pago de algunos tributos, fuente no despreciable de la economía; es más que sabido que el turismo sufre una interrupción temporal de sus actividades, y que algunos centros y trabajadores por cuenta propia verán afectados sus ingresos, que, en última instancia, son los del país.
Hay que quedarse en el hogar, sí, pero esto no significa estar de vacaciones, al menos no en Cuba. Permanecer en casa y trabajar desde la comodidad de su sala, su comedor o su cuarto, significa contribuir a que, en la medida de lo posible, el país no sienta sobre sus hombros el enorme peso de pagar salarios, mantener pensiones, subsidios y jubilaciones sin que haya un respaldo productivo.
Por lo tanto, si usted es de los que sí puede quedarse, llévese sus tareas a allí, haga uso de las nuevas tecnologías si puede y le beneficia, y si no, use papel y lápiz o cualquiera que sean sus herramientas de trabajo. Cuídese a usted y a los suyos, pero también a quienes deben salir todos los días para que su familia (la de él y la suya) pueda tener al final del día un plato de comida sobre la mesa.