Otro médico avileño en zona roja

Dentro de las cuatro paredes que definen la sala de terapia del Hospital Clínico Quirúrgico Salvador Allende y la normalidad de su vida, hay un abismo que, durante el último mes, el doctor Martiniano Dionisio Hernández Isas ha calculado hasta el cansancio, mientras desanda la línea roja después de 12 horas de trabajo.

• No deje de leer: Cuando un médico pierde su nombre

Aunque en 13 provincias del país esta barrera que divide a sanos y enfermos en las instituciones de salud va siendo solo un recuerdo, le ha tocado a La Habana, como bien vaticinaron los pronósticos, ser la cola de la pandemia y a estas alturas todavía la vida se mueve entre recaídas, incertidumbres, medicamentos de primera línea y horas de desvelo.

Sucede que el avance de la COVID-19 lo sorprendió allá y no en Ciego de Ávila porque desde hace dos años estudia la especialidad de Hematología, en el Instituto de Hematología e Inmunología, y como mismo han disminuido sus viajes hasta aquí, han aumentado las guardias y las responsabilidades.

Por eso, cuando su madre descolgó el teléfono y supo que en los próximos días la comunicación sería poca pudo adivinar que algo pasaba, pero no se apresuró en dar detalles hasta que llegó la confirmación de que estaría en el equipo multidisciplinario que durante siete días trabajaría en esta zona directamente con pacientes diagnosticados como positivos a la enfermedad.

Su tarea sería la de velar por la aplicación del plasma hiperinmune, terapia efectiva que dota al enfermo de anticuerpos para combatir la dolencia. Su explicación es más precisa y agrega que “el plasma se utiliza para tratar grupos vulnerables, ya sea por la edad avanzada o por padecer enfermedades crónicas. Es la parte acelular de la sangre y está formado por un 90 por ciento de agua, sales y proteínas”.

Con este conocimiento exacto vigiló la evolución de cuatro pacientes con diagnósticos que oscilaron entre graves y críticos, y la amargura que deja la muerte cuando la medicina no puede hacer nada más también fue de las experiencias que hoy cuenta con desgano.

Por suerte siempre hay buenas que vienen a levantar el ánimo y esto debió repetírselo mil veces cuando la carta de Adelaida Oñate Pérez, especialista de Relaciones Públicas en Radio Rebelde, hacía extensiva sus felicitaciones al equipo de profesionales que la atendió, o cuando una sospecha de Covid-19 derivó en un Síndrome Torácico Agudo asociado a Sicklemia, que debió tratar con exactitud hasta su recuperación.

Con experiencia internacionalista en Pakistán, Venezuela y Brasil, donde pudo diagnosticar y curar enfermedades solo vistas en sus libros de estudio, verse otra vez frente a una situación límite no era nada nuevo para Dionisio, pero si quisiéramos ser exactos habría que decir que para ver la muerte de cerca nunca se está del todo preparado.

Ahora descansa en casa durante 14 días de aislamiento epidemiológico, en espera de un PCR negativo que le devuelva tranquilidad, y le permita volver a su rutina, aun cuando la batalla por salvar y salvarse continuará siendo parte innegable de su día a día porque de eso se trata ser médico.

 


Escribir un comentario


Código de seguridad
Refrescar