La Trocha: legado y cicatriz

El acto central por el aniversario 72 de la gesta del Moncada en Ciego de Ávila tuvo como eje conceptual la Trocha Militar de Júcaro a Morón, símbolo histórico de resistencia que articularon las expresiones artísticas. Este monumento, testigo de las hazañas de Maceo y Gómez, sirvió de puente temático entre el pasado independentista y el presente revolucionario.

Las artes escénicas y las danzas folclóricas centradas en las tradiciones campesinas de Majagua (representadas en los bandos Rojo y Azul) fueron medulares en la concepción del espectáculo. Esta línea argumental justificó la inclusión de un guateque campesino con improvisaciones, décimas y espinelas, reforzando el vínculo con la identidad local.

La evocación de la gesta del Moncada, ocurrida durante los carnavales en honor a Santiago Apóstol, se realizó con precisión simbólica: el acto inició a las 5:15 a.m., hora exacta del asalto de los moncadistas.

Julio Heriberto Pérez Casanova, primer secretario del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba y el Primer Ministro, Manuel Marrero Cruz, enfatizaron en sus discursos este paralelismo histórico, subrayando que “un día sin combate es un día perdido”, como legado vigente de nuestros próceres.

El cierre, con Arnaldo y su Talismán junto al elenco artístico, sintetizó el llamado a la continuidad de la lucha ante cualquier circunstancia. El talento local, ya destacado en la gala del Teatro Principal por su sobriedad y elegancia, reafirmó así que la Trocha perdura como cicatriz transformada en emblema de unidad nacional.


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