Raúl Cervantes: primer mártir fidelista avileño

En 2025 arribamos al aniversario 70 de la muerte del joven Raúl Jerónimo Cervantes Cervantes, el primer avileño que, con su vida, demostró la decisión de lucha de la Generación del Centenario en Ciego de Ávila contra la tiranía impuesta a Cuba por el golpe de Estado encabezado por Fulgencio Batista Zaldívar el 10 de marzo de 1952. 

Nuestro Apóstol José Martí Pérez, al referirse a los mártires, escribió en la Revista Universal, en México, el 11 de mayo de 1875: “(…) no mueren los mártires sino para que mártires nuevos comiencen a nacer (…)”. 

inter Raúl Cervantes primer martir fidelista avileño2Raúl CervantesFue un solo disparo. Raúl Cervantes se tornó pálido y enseguida se desplomó en toda su corpulencia. Tres días más tarde, el 10 de diciembre de 1955, moriría a las 10:00 am, después de dos cirugías y 22 transfusiones de sangre. Su entierro se convertiría en uno de los más grandes en la historia avileña y provocaría protestas y denuncias de diversa índole en otros lugares del país.
Nacía así el primer mártir fidelista avileño, el primero en todo el territorio de la actual provincia de Ciego de Ávila, entonces los municipios camagüeyanos Ciego de Ávila y Morón. En 1953, según el dato del censo de población de ese año, la ciudad de Ciego de Ávila tenía 35 178 habitantes. 

El propio líder de la Revolución, Fidel Castro Ruz, desde su exilio en México, escribiría en las páginas de la revista Bohemia, en su edición del 11 de marzo de 1956, en el artículo titulado “La condenación que se nos pide”: “(…) Raúl Cervantes, responsable de finanzas del Movimiento en la ciudad de Ciego de Ávila, que antes de expirar me hizo el altísimo honor de enviarme su pluma a través de sus familiares y un mensaje donde expresaba que iba a reunirse gustoso con los compañeros caídos, porque tenía fe absoluta en el triunfo definitivo de nuestros ideales”.

DE FAMILIA MAMBISA Y HUMILDE 

¿Quién era Raúl Jerónimo Cervantes Cervantes? ¿Por qué falleció? ¿Qué trascendencia tuvo su muerte? Raúl era un joven mulato, de procedencia muy humilde. Eran siete hermanos. Desde niño tuvo que empezar a trabajar, incluso fue conserje en una escuela para allí poder estudiar. Sus estudios fueron intermitentes. No pudo lograr su anhelo, que era ingresar en el Instituto de Segunda Enseñanza de Ciego de Ávila (ICA). Apenas logró iniciar estudios en la nocturna Escuela de Comercio. 

En el seno familiar fue muy fuerte la formación patriótica sobre la base de los familiares más cercanos: su madre, Carlota Modesta Cervantes, Carlita, siendo una niña trabajó en las prefecturas independentistas. El abuelo paterno de Raúl, el teniente coronel José Amador Cervantes Miquelín, participó en las tres guerras independentistas; mientras que el padre, José Pablo Cervantes Madrigal, culminó la gesta de 1895 con los grados de capitán. 

Se ganaba la vida como barbero, oficio que aprendió con su hermano José Irene. Se conserva en el Museo Provincial de Historia Coronel Simón Reyes Hernández, en la Ciudad de los Portales, la máquina manual que usaba para pelar. 

Como joven —según recordaba su amigo René Salas— le gustaban las fiestas, la música y jugar a la pelota. Era bien parecido y muy bien aceptado por las jóvenes en las fiestas. Sus familiares y amigos más cercanos le llamaban Querer. Integraba, desde julio de 1953, las filas de la logia juvenil masónica: Asociación de Jóvenes Esperanza de la Fraternidad (AJEF).

DE MARTÍ, CHIBÁS Y FIDEL

Al morir apenas tenía 22 años de edad. Había nacido el 30 de septiembre de 1933. Era martiano, no solo de pensamiento. Admiró y siguió en la práctica la consigna “¡Vergüenza contra dinero!” lanzada por Eduardo R. Chibás en su cruzada contra la corrupción político-administrativa imperante en aquella república proyanqui. Fue fundador y dirigente municipal de la Juventud Ortodoxa. A la muerte del destacado líder ortodoxo, estuvo entre los avileños que se trasladaron a la capital del país para participar en su velorio y sepelio. 

El asalto al cuartel Moncada y el estudio de La historia me absolverá, el alegato de autodefensa de Fidel en el juicio del Moncada, lo llevaron a la convicción de que el joven y valiente abogado era la persona que podía sacar a la patria de la tiranía en que se encontraba. Se convirtió en incondicional seguidor de sus ideales, convicciones que lo llevaron a ser uno de los fundadores del Movimiento 26 de Julio (M-26-7), en la ciudad de Ciego de Ávila y uno de sus primeros dirigentes. 

Una anécdota que aparece recogida en el libro La sangre de los buenos. Invierno caliente, refleja el sentir antes expuesto. Está relacionada con una fotografía de Serafín Sánchez Valdivia, con sus estrellas de general mambí, que su papá José Pablo tenía montada en un cuadro de ocho pulgadas de alto por ocho de ancho, colgado en el primer cuarto de la casa, que era el suyo y de su esposa Carlita. Era una especie de altar intocable. La mamá de Raúl —una señora muy creyente— decía que Serafín Sánchez era el santo protector de la casa y la familia. 

José Pablo, quien peleó junto al general espirituano, aseguraba que en Cuba no existía un hombre con las virtudes de valentía, honestidad y honradez, como las que él había apreciado en su jefe. Por eso el viejo José Pablo se extrañó cuando Raúl apareció con una petición insólita.

—Papá —le pidió—, ¿usted me permite poner a Fidel al lado de Serafín Sánchez? —y le enseñó un cuadro con una fotografía tomada de una revista. En ella se veía a Fidel con un retrato de José Martí a sus espaldas, sentado en el vivac de Santiago de Cuba y discutiendo con el coronel Alberto del Río Chaviano, después de la captura del líder revolucionario por el asalto al cuartel Moncada.
El viejo José Pablo detalló el nuevo retrato. Tomó aire, como si fuera a dar una orden, y preguntó a su hijo, con voz recia:

—¿Y ese joven tiene méritos suficientes para estar al lado del general Serafín Sánchez?

Raúl sonrió con cariño.

—Sí, papá, él los tiene. Ese hombre es el que va arreglar a Cuba.

El viejo mambí miró a su hijo directo a los ojos.

—Muy bien —dijo—, sí lo cree así, pues déjelo. ¡Pero usted no se equivoque

Para ese entonces Raúl estaba ya reconocido como un luchador destacado entre sus compañeros. En su trayectoria sobresalía su participación en las protestas frente al Ayuntamiento de Ciego de Ávila el mismo día del golpe de Estado de Fulgencio Batista Zaldívar, el 10 de marzo de 1952, como parte de las cuales estuvo la solicitud —infructuosa— de armas en la estación de la policía para defender la Constitución de la República; así como en las expresiones públicas contra el juramento de los Estatutos Constitucionales, la figura jurídica con la cual la dictadura batistiana sustituyó la Constitución de 1940. 

Sepelio de Raúl CervantesSepelio de Raúl Cervantes. Líderes antibatistianos, entre ellos, de la Federación Estudiantil Universitaria, José Assef Yara

Otros episodios que contaron con su accionar fueron las protestas en 1954 contra la intervención yanqui en Guatemala, así como contra el intento de dividir la isla de Cuba en dos, al estilo de Panamá, y la lucha por lograr la amnistía de los presos políticos, incluidos los moncadistas. También fue activa su labor en la recepción, estudio y distribución de La historia me absolverá, la que se recibió en Ciego de Ávila por la vía de la ortodoxia. 

El 29 de noviembre de 1955, latente aún la repulsa nacional por el atropello cometido dos días antes en Santiago de Cuba contra estudiantes, en la ciudad de Ciego de Ávila se realizó la tradicional peregrinación al obelisco del cruce de la Trocha, cerca del poblado Santo Tomás, por el contingente invasor oriental encabezado por Antonio Maceo Grajales en esa misma fecha, pero en 1895. Pero esta tuvo una peculiaridad: convocada mediante alocución del alcalde municipal, los jóvenes la fueron transformando a lo largo del extenso recorrido desde el céntrico parque Martí hasta el referido obelisco, primero por la calle Marcial Gómez y luego por el camino a Ceballos, en una fuerte protesta antibatistiana, que tuvo su clímax en el acto en el histórico lugar. 

Sus protagonistas fueron estudiantes del ICA y jóvenes ortodoxos, algunos de ellos ya vinculados al Directorio Revolucionario y al M-26-7, tal como era el caso del joven Raúl Cervantes, integrante de la dirección municipal del M-26-7.

El día 7 de diciembre, rindiendo tributo al lugarteniente general del Ejército Libertador y a su ayudante, Antonio Maceo Grajales y Francisco Gómez Toro, respectivamente, se produjeron en la ciudad de Ciego de Ávila, en especial en su zona más céntrica, valientes expresiones públicas de repulsa y condena popular a la tiranía batistiana, de jóvenes ortodoxos y lo más radical del estudiantado del ICA, donde ya existía una fuerte identidad maceísta.

Muy intensamente habían trabajado el Directorio Revolucionario, el M-26-7, así como los líderes estudiantiles, entre ellos Ricardo Pérez Alemán y Pablo Roberto León González, para realizar una manifestación por la céntrica calle Independencia, partiendo desde el parque Martí rumbo al Instituto. La Juventud Ortodoxa, como la organización juvenil legal, fue la fachada a través de la cual actuaron, con extraordinario vigor, aquellos que ya para esa fecha estaban vinculados a las dos organizaciones clandestinas revolucionarias ya referidas.

Sepelio de Raúl Cervantes. Líderes juveniles ortodoxosSepelio de Raúl Cervantes. Líderes ortodoxos, entre ellos Jorge Enrique Mendoza y José Huergo Ortega

La amenazadora presencia de los efectivos policiales, quienes, desde temprano, se apostaron en las céntricas calles Independencia y Maceo, para impedir la manifestación, no atemorizó a los jóvenes.

La noche antes, el centro de la ciudad fue escenario de protestas por la paliza al revolucionario camagüeyano Jesús Suárez Gayol frente al hotel Sevilla, tras este improvisar un mitin contra Batista y de apoyo a la lucha encabezada por Fidel. 

Estos no desistieron de la protesta ese 7 de diciembre, sino que pasaron a realizarla a través de la formación de pequeños grupos en varios lugares, en los que, abiertamente, gritaban consignas revolucionarias contra la tiranía. 

Contra ellos arremetieron una y otra vez las fuerzas represivas, ante lo cual, también una y otra vez, los jóvenes se trasladaban de una acera a otra, y de un lugar a otro, en el escenario principal de la protesta, en la que viril y patrióticamente se mantuvieron.

Uno de aquellos jóvenes, Francisco Herrera Roque, por entonces secretario general de la Juventud Socialista, recordaba, a fines del siglo pasado, en una entrevista con Ángel Cabrera.

“La policía tenía una camioneta del reparto de leche, se la habían ocupado al dueño, y ahí iban como siete u ocho policías y era a ‘leña limpia’ con los vergajos y toda esa cosa, cada vez que veían a uno de nosotros”. 

Las fuerzas represivas no dudaron en sacar sus armas asesinas y, tal y como había sucedido antes en la ciudad de La Habana con el joven revolucionario Rubén Batista Rubio, sucedió en esa jornada de lucha, en la intercepción de las calles antes referidas, con el joven Raúl Cervantes, quien recibió una mortal herida de bala al defender a su hermano Carlos de un esbirro que le estaba dando una paliza. 

En el Museo Provincial de Historia se conserva la chaqueta a cuadros oscuros que llevaba puesta al recibir el impacto del proyectil. También allí se exponen otras pertenencias, entre ellas la pequeña banderita cubana que llevaba en su muy modesta cartera. 

La noticia de la grave herida producida al joven Raúl Cervantes se extendió como olor a pólvora entre la enardecida juventud y pueblo en general, por lo que un elevado número de personas se fue incorporando a las protestas, y se trasladó, ese día, el foco de las mismas y de la tensión entre las fuerzas represivas y los protestantes, hacia la zona del Centro Médico —actual policlínica Norte— en la calle Serafín Sánchez, entre Honorato Castillo y Maceo, en la Ciudad de los Portales. 

Al llegar no recibió atención médica, sino solo hasta cuando apareció quien pagara para ello: Raúl Milera Aymerich, una de las principales figuras del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxo) en Ciego de Ávila.

FALLECIMIENTO Y SEPELIO

El día 10 de diciembre falleció, a causa de la herida de bala recibida, Raúl Cervantes, pasando a ser el primer mártir fidelista avileño en la lucha contra la tiranía batistiana.

Su sepelio se convirtió en una protesta cívica, cuyos integrantes abrieron la marcha con una tela en la que se leía el pensamiento martiano: “La sangre de los buenos no se vierte nunca en vano”. 

Durante el recorrido, aquel silencio se rompió en varias ocasiones con nuestro Himno Nacional, salido de las gargantas de mujeres y hombres de diversas edades que así manifestaban su admiración por el caído por la patria y la repulsa al régimen que la oprimía.

Moncadistas en actoMoncadistas en acto en que develan la tarja a Raúl Cervantes en el lugar en que resultó mortalmente herido

En La Habana, estudiantes universitarios trataron de hacer entierros simbólicos, al igual que en Santiago de Cuba y Santa Clara, intentos todos reprimidos. 

El velorio del joven avileño fue masivo, miles de personas asistieron al mismo. Fue expresión genuinamente popular de condena a la tiranía.

El moncadista y masón Alejandro Ferrás Pellicer, muy vinculado, desde el mismo diciembre de 1955, al sacrificio de Raúl por la patria, fue el promotor, en la capital del país, a raíz del triunfo de la Revolución, de fundir la tarja que en su honor se colocó en el 1959 en el lugar en que fue baleado. 

“Yo fui el que redactó el texto y la mandé a fundir —recordó, décadas después, Alejandro, en una visita a ese lugar—. Fui el que resumió el acto de develación de la tarja. Expliqué el significado de su ejemplo, de su sacrificio, por lo que dio su vida. Raúl vive eternamente si lo honramos y cumplimos con el deber”.

 inter 6 Raúl Castro Ruz rinde tributo a Raúl Cervantes 1Raúl Castro Ruz rinde tributo de recordación a Raúl Cervantes


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