Como siempre debió estar, hoy la ciudad de Ciego de Ávila recobra su esplendor. La variedad de colores inunda sitios emblemáticos y los avileños se empeñan en que, pasado este 26 de Julio, el espíritu de renovación se mantenga y se extienda más allá de las principales arterias.
Recursos, financiamiento… no cabe dudas que llegaron con la noticia, pero los deseos de hacer y el orgullo de sentirse avileño ya estaban antes del otorgamiento de la sede del acto nacional por el asalto de los cuarteles Moncada y Carlos Manuel de Céspedes.
Ahora, con el empuje de la celebración, cuidar, proteger, mantener es tarea de todos: no seríamos coherentes, si dentro de unos meses la ciudad pierde la luz que por estos días la distingue.
Siempre es 26 no puede ser solo una consigna.
Desde la entrada, por el oriente, la ciudad recibe a sus visitantes
El reto: mantener la belleza que hoy nos invade
El estadio José Ramón Cepero con sus colores renovados
La sala techada Giraldo Córdova Cardín
Hotel Ciego de Ávila, con imagen recién retocada
Empinado en su esquina, el Hotel Rueda se alza imponente
La impronta de los artistas avileños en cada mural citadino
El bulevar, orgullo sano de la Ciudad de los Portales
La majestuosidad se integra a la belleza de la urbe