Que a estas alturas el Decreto 31/2020 sea el que más contravenciones genere en la provincia en el campo de acción de la Inspección Sanitaria Estatal, es cuando menos un mal chiste que desconoce lo vivido aquí durante los meses más críticos de enfrentamiento a la COVID-19 y nos da la medida de que, ahora, la complejidad epidemiológica ya no se expresa en casos positivos, sino en violaciones que maximizan el riesgo de enfermar.
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El dato que aporta Beatriz Morales Sifontes, licenciada en Higiene y Epidemiología, lo confirma: "solo este jueves en el municipio cabecera se aplicaron 16 multas, equivalentes aproximadamente a 32 000.00 pesos, por infracciones contempladas en esta legislación".
Usar mal el nasobuco, no realizar las pesquisas en los centros laborales, pasos podálicos secos y soluciones desinfectantes al sol o sin etiquetar, siguen entre las incidencias más comunes detectadas por un cuerpo de inspectores que, aun con fuerzas menguadas, no ha dejado de visitar hospitales, centros de aislamientos, y entidades de la producción y los servicios.
A este ritmo, en lo que va de mes Juan Carlos Verona Loyola, jefe del Departamento de Higiene Comunal, tiene registradas alrededor de 292 inspecciones, 172 medidas aplicadas a personas naturales y jurídicas y un monto de 188 050 pesos recaudados.
Un informe del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología detalla estas estadísticas y ubica cinco paralizaciones de las actividades en entidades localizadas en Venezuela, Majagua y en el municipio cabecera, territorio que, además, es donde más multas se aplican.
Para ser exactos estos números contrastan con los que Invasor exponía el pasado mes de diciembre, cuando solo en 19 días se habían realizado 2 721 inspecciones, por lo que está claro que, si se revisara más, fuesen en aumento las contravenciones y decretos aplicados en medio de una flexibilización de las medidas de restricción en la provincia, que no puede interpretarse como el fin del peligro. De cualquier modo, ninguna de las dos opciones es saludable.
En correspondencia con este nuevo contexto, la Inspección Sanitaria estatal, también, ha trabajado en la evaluación de las escuelas. Hasta la fecha cada una de las visitadas se ha declarado apta para el reinicio de las clases presenciales, y solo en los politécnicos Frank País y José Antonio Echevarría, de la ciudad cabecera, y la secundaria básica Marcelino Cuellar, en Bolivia, se han detectado dificultades asociadas a problemas constructivos.
En Morón, Ciego de Ávila, Majagua y Venezuela, 20 centros de alimentos (cafeterías, paladares, restaurantes) han comenzado a brindar servicios al público, previa comprobación de que cumplen con los requisitos establecidos, entre ellos, ventilación adecuada, separación de las mesas, pasos podálicos y soluciones desinfectantes, así como con las normas cubanas relacionadas con la inocuidad de los alimentos, ahora más vitales que nunca.
Este proceso se realiza de manera gradual en toda la provincia y cuando las deficiencias pueden ser solucionadas se otorga un plazo y, luego, se reinspeccionan.