Dos voces que han visto a la Fiscalía de Ciego de Ávila transitar por el camino de la legalidad, pero en tiempos diferentes.
Para Julián Sebastián León Morell y Aniley Martín Pérez de Corcho la historia de la Fiscalía General de la República en Ciego de Ávila puede contarse desde dos visiones muy diferentes. El primero, único fundador de este órgano en la región central de Cuba, y que, a sus 77 años, lo considera su primera casa; la segunda, una joven fiscal, quien, 10 años atrás, llegó a este lugar por la equivocación de alguien y ahora repite lo que, un buen día, le escuchó a una jubilada: “esto es como una droga, tú crees que sin ella no puedes vivir”.
Dos generaciones que, aunque separadas en el tiempo, coinciden en reconocer que los cambios han sobrevenido en los últimos años, mas si algo se mantiene intacto es el encargo fijado hace 45 años: defender la legalidad socialista.
Entonces, al hoy asistente de fiscal, quien de jubilado solo tiene la edad, le resulta muy fácil remontarse a 1973, cuando pertenecíamos a la provincia de Camagüey y la Fiscalía de este territorio contaba, apenas, con tres regiones: Ciego de Ávila, Morón y Chambas.
“En aquellos tiempos en el país no había juristas de formación que cubrieran los nuevos cargos de fiscales y jueces, pues, si bien estaban creadas estas instituciones, no existían con la estructura que tienen ahora.”
No sería hasta después de la División Político-Administrativa de 1976 que llegaría un fiscal hasta los 10 municipios. En un principio, relata León Morell, “el personal era insuficiente y, como la ley reconocía que al ser estudiante de Derecho podías ejercer como fiscal, se comenzó a potenciar el ingreso a esta carrera, hasta que se logró la cobertura en toda la provincia”.
Los tiempos han variado el accionar de esta figura legal que, describe el fundador, en los inicios tenía que hacerlo prácticamente todo y “las modificaciones le han restado algunas actividades, como los registros”. Sin embargo, aclara la joven, “actualmente, también se participa, pero no es una obligación, solo lo hacemos en determinados casos”.
Asimismo, la visibilidad y el alcance adquieren nuevas dimensiones cuando “antes los fiscales no debíamos ser identificados en la sociedad y, de un tiempo para acá, el trabajo es otro, enfocado a que las personas sepan qué hacemos y quiénes somos”, conforme explica la Fiscal Jefa del Departamento de Organización y Planificación en el nivel provincial.
Para lograrlo, el desarrollo tecnológico ha significado un parteaguas en la labor de la Fiscalía, en función de su responsabilidad de atender y proteger a la ciudadanía. Desde 2015, a la tradicional atención presencial y el correo postal se fueron sumando, de a poco, la Línea Única, el portal web con su sección El ciudadano y los correos electrónicos, vías que han incrementado la interacción con la población y la recepción de las quejas, denuncias y dudas que esta pueda tener.
No obstante, al analizar la labor del pasado año, los números demostraban que continúa siendo el intercambio directo, a través de la comparecencia en las oficinas de atención, la de mayor preferencia. De ahí que, entre las prioridades, figure lograr que la misión de los fiscales rebase el marco de la institución y pueda llegar, también, hasta las comunidades de difícil acceso, incluidos los poblados costeros, como estrategia para la búsqueda y estudio de las causas y condiciones de los fenómenos sociales que afectan a los ciudadanos.
Según manifiesta León Morell, llegar hasta esos lugares posibilita que la población les ayude a conocer cuáles son las problemáticas que obstaculizan el desarrollo de la comunidad, lo que, a su vez, contribuye a visibilizarlas y poder encontrarles una solución.
Al hablar sobre los temas por los que más se acercan las personas a la Fiscalía, ambos especialistas coinciden en considerar que, de manera general, los más reiterativos son, ante todo, los penales, seguidos de los de la vivienda asociados a Planificación Física y algunos casos del Órgano de Justicia Laboral.
Con una plantilla laboral en la que predominan los jóvenes y las féminas, una fortaleza convertida en reto, asegura Aniley que la superación debe ser constante, por la responsabilidad que implica ser fiscal y “si otros lugares tal vez no lo exigen tanto, aquí sí resulta imprescindible estar bien preparado”.
Así lo evidencia el asistente de fiscal cuando afirma que la Fiscalía es muy dinámica. “Aquí estamos cambiando todos los días, porque las leyes son muy cambiantes. Ahora mismo se está realizando un estudio para modificar la esfera de procesos penales y atemperarla más a la situación actual del país. Nosotros no somos un organismo estático. Hoy podemos estar haciendo una cosa y mañana hacer 10 que nada tienen que ver con ella.”
Por más que Martín Pérez de Corcho reconozca que, en algún momento, existieron barreras que dieron lugar a la no divulgación de asuntos vinculados al trabajo de este órgano y que, actualmente, se ha avanzado, sin embargo, todavía quedan deudas por saldar.
Al respecto, el fundador manifiesta que existen casos, como los relacionados con los delitos de corrupción, sobre los que resulta muy difícil ofrecer información debido a que “se debe esperar a que concluya el juicio oral, porque si esa persona sale absuelta y el hecho fue publicado se está violando un derecho constitucional, que es la privacidad”.
Cuando hablan de pendientes, ambos concuerdan en que continúa siendo la cultura jurídica asunto irresuelto para la población cubana y, como especifica León Morell, “estamos en la obligación de que los ciudadanos sepan hasta dónde llegan sus derechos y cuáles son sus deberes, dado que hay quien se queda en el derecho nada más”, y el desconocimiento, agrega, no exime de responsabilidades.
Un camino en el que nuevos horizontes y cambios se vislumbran cuando hablamos de Reforma Constitucional. Tiempos para los que la Fiscalía de Ciego de Ávila se prepara mientras juventud y experiencia siguen conjugándose, porque el calendario no deja de correr, pero allí, como el mismísimo primer día, todos los ojos están en la ley.