Crónica de una provincia enferma

Vivimos una guerra avisada que no por eso ha dejado de matar. No se oyen los tiros, pero se ven los muertos. Son demasiados.

Una siempre piensa que la COVID-19 es para los otros, para los que no usan bien el nasobuco, para quienes no se desinfectan las manos y para los que van de cola en cola, a veces, por necesidad y otras tantas por gusto. Te olvidas de las proporciones y dejas la disolución tan pura que te decolora la ropa, te pones una careta —bien cara y comprada por la izquierda— y sales a hacer tu vida porque, al fin y al cabo, hay que vivir. Pero un día cualquiera te toca.

Un día cualquiera tienes síntomas diferentes a los descritos por la mayoría y piensas que son los riñones, luego que puede ser migraña y, después, te descubres enfermo y con un test rápido positivo que te diluye la esperanza de una tercera dosis de Abdala a la cual casi llegaste. Sin embargo, eso no es lo peor, lo más triste viene después.

Empiezas a chocar con la realidad y re-descubres que los reportes diarios por encima de los 500 casos positivos a la COVID-19 no es estadística fatua, sino presión exponencial sobre el Sistema de Salud y el personal médico, que ya no tienen de dónde exprimirse.

Cuando decides a ir a una consulta para infecciones respiratorias agudas (IRA) y encontrar un diagnóstico, vas casi resignado, con todos los síntomas y con una mezcla inexplicable de miedo y sosiego.

No sabes si la tos derivará en neumonía, pero al menos ya el temor al contagio pasó. Tienes el virus y esa verdad inmensa como témpano de hielo hace que poco a poco te olvides del desinfectante, de las superficies contaminadas o del paso podálico.

Te alegras por tener pocos síntomas y eso mismo te preocupa después de tantas historias de horror, de escuchar una y otra vez los términos evolución tórpida y neumonía silenciosa, y de haberte “engullido” media docena de artículos científicos en Internet. Te llegas a convencer de que tu enfermedad te reserva para el final lo más infame, cada día te descubres un nuevo síntoma y ya temes que vuelva a amanecer. Eso, créanme, aterra.

En este punto te das cuenta, también, que una cosa son los protocolos y otra su puesta en práctica; como mismo las carencias no tienen nada que ver con la voluntad de ayudar, la sensibilidad y la información oportuna.

Te alegras por ser joven y fuerte como para resistir cinco horas en una cola para un test rápido y te lamentas por el señor con canas que está a tu lado, y ya se cansó y se sentó en el piso. La demora depende de la disponibilidad de los médicos y de cómo equilibren tres o cuatros tareas a la vez. En este lapso, entre dos atendían las emergencias que llegaban, a los ingresados, hacían una primera evaluación clínica de los casos positivos al test y debieron entregar alrededor de tres certificados de defunción de personas que habían fallecido en sus casas.

Cuando ya tu pie está en el umbral y tiemblas como una hoja, un ruido te obliga a voltear la cabeza. Alguien viene por la calle y antes de ver su silueta te llega primero una tos ronca que retumba a la 1:00 de la mañana en la calle vacía. Es un muchacho de 23 años. “Tiene un marcado distrés respiratorio —dijo el médico—, necesita agua para ir calmándose”.

Entonces le di el pomo que llevaba en la cartera para mí, confiada de que no había problema si era positiva o negativa para regalárselo porque él, difícilmente, estaría peor. Se me erizaban los pelos con el ronquido quejoso que salía detrás de la cortina verde y pensaba que debe ser terrible eso de querer inhalar y exhalar, y no lograrlo.

La cuestión es que un test rápido es el primer paso para recibir, según el protocolo indicado en Ciego de Ávila, el Nasalferón como tratamiento antiviral e iniciar el ingreso domiciliario. A la larga todas las personas sintomáticas deben pasar por ahí y la afluencia no merma. Ese día no había Nasalferón en la consulta donde se suponen lo entreguen, y al siguiente se debía obtener en otro lugar con un papel firmado por el médico.

Me alertaron que las colas eran largas y dormí solo tres horas. A las 7:00 de la mañana, alrededor de 150 personas, algunas tosiendo, otras con fiebre y muchas que apenas se sostenían, se aglomeraban en el Palacio de Pioneros Juan Bruno Zayas, habilitado como consulta para pruebas rápidas y para la recogida de este medicamento en el horario diurno. Ahí estaba yo con mi resultado, todavía negativo, ahuyentada y a distancia.

Pero la explicación de la doctora fue clara y despejó las dudas: desde hace tres días no recibían Nasalferón, ni siquiera sabía cuándo llegaría, y no entendía quién nos había indicado ir hasta ahí. Además, para poder empezar necesitaba que alguien donara jabas de nylon para recoger los desechos biológicos. No tenían bolsas para la basura y sin eso no iniciaban. Por suerte alguien sacó par de ellas y a las 8:30 de la mañana entró la primera persona.

La directora del Políclinico Norte, María Caridad López Coba, tampoco sabía nada del medicamento; en el puesto de mando provincial y municipal fueron escuetos: “no tenemos respuesta para su pregunta”. Solo en el Centro Municipal de Higiene Epidemiología y Microbiología una voz amable contestó: “creo se recibe hoy en la provincia”.

Como no me dejo amilanar tan fácil, seguí llamando, preguntando y buscando en ascuas, convencida de que las cosan pasan porque no insistimos. Sí, lo encontré, pero no como ni donde debía, aunque lo agradezca igual.

Comprendes que tu dolor y tu incertidumbre es apenas una gota en el mar y que siempre se puede estar peor. Mi vecina está en terapia intensiva acoplada a un ventilador mecánico luego de haber vencido al cáncer, mientras sus padres ancianos comenzaron con síntomas casi cuando ella rebasaba los suyos. Siguen en casa esperando, porque no hay capacidades para trasladarlos a un centro asistencial. De hecho, esperar es la palabra de orden, aunque, créanme, ningún enfermo quiere hacerlo.

Mi otra vecina anciana se quedó sola en casa; su esposo e hijos son positivos y me ha tocado, al menos, alcanzarle agua potable cada dos días. Solo la doctora del Consultorio del Médico y la Enfermera de la Familia No 10, María Victoria Barrabí Barreras, la visita, y nos preciamos de su valía. Luego supe que su estela de reconocimientos es grande e incluye el de Mejor equipo básico de salud en el año 2018 y otro por su papel en el enfrentamiento al virus al final del segundo rebrote en la provincia.

Pienso que si hubiese más personas como ella, verdaderamente el ingreso domiciliario tendría sentido y las redes sociales en Internet no fueran plataforma para desahogar disgustos y frustraciones.

Mi amiga, de 33 años y positiva a la COVID-19, perdió su embarazo de seis meses y estuvo por días acoplada a una máquina que hizo lo que ya no podían sus pulmones. Detrás de la línea telefónica, su niña de siete años esperó hasta el cansancio la buena noticia que nunca llegó.

La prima de un colega murió y una semana después su hijo, en Ciro Redondo; dicen que fue el virus, aunque también pudo haber sido la tristeza. En Gaspar, la tía de otro amigo falleció con 70 años al lado de su esposo y dicen que él ya no quiere vivir. Un vecino de 85 años esperó tres horas en el Cuerpo de Guardia del Centro Oftalmológico porque no había manómetro para el oxígeno. No alcancé a saber si lo logró.

La doctora Lidia Lina Marrero, en el Policlínico Centro de la ciudad cabecera, se lamenta porque 10 balones de oxígeno para la consulta de IRA y el Cuerpo de Guardia no alcanzan y los pacientes, una vez estabilizados, temen regresar a casa y que vuelva a faltarles el aire.

El amigo de una amiga pagó 10 000.00 pesos por un ciclo de Rocephin —no sé cuántos bulbos— en la calle, el mismo antibiótico que hoy no siempre está en el centro de aislamiento ni en el hospital y que, aun así, le dijeron que era lo ideal para sus pulmones y que tratara de conseguirlo. Debió decirse a sí mismo que la vida no tiene precio y desembolsar feliz y hasta agradecido lo que le pidieran y tuviera. Entonces las Azitromicina que compré a 2 400.00 pesos, traídas del exterior, me parecen baratas y honradas, tabla de salvación para respirar a todo pulmón.

En cinco horas de espera para lograr un test rápido, y en medio día en busca de un medicamento, se ve y se oye todo lo que un enfermo no necesita. Ciego de Ávila es hoy una ola aplastante de contagios que solo unos pocos surfean en la cresta, con síntomas leves y desde la comodidad de su casa. Al resto le ha tocado bucear en el fondo y esperar por una cama, por el medicamento, por el oxígeno o por la ambulancia, mientras el Sistema de Salud hace malabares para discernir a quién ingresar primero y cómo asistir a los más vulnerables. Créanme, eso de querer y no poder es casi tan triste como la muerte misma.

Vivimos una guerra avisada que no por eso ha dejado de matar. No se oyen los tiros, pero se ven los muertos. Son demasiados: 256 fallecidos desde enero hasta este 27 de julio, 78 decesos en tres días; cada una hora muere un avileño por COVID-19, al menos eso dicen las estadísticas oficiales y quiero creerlas.

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Comentario web


Comentarios  
# JAleM 04-08-2021 10:35
Excelente texto. Siento mucho que mis colegas y compañeros de trabajo pasen por estas experiencias, como mismo siento cada avileño enfermo o no. Cuidarse mucho es el imperativo de estos tiempos. Aquellos que andan por los caminos del Periodismo saben cuántos riesgos se corren. Pronta recuperación. #ACiegoDeAvilaPonleCorazon
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# Jose R.Oro 04-08-2021 17:16
El coronavirus destruirá a Ciego...y Cuba! Es irreversible el escenario epidemiológico.
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# Meme 05-08-2021 00:02
Triste, pero excelente texto, a menos se acerca más a la realidad contada por la familia y en las redes. Gracias por este testimonio
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# Nora Núñez Daumy 06-08-2021 20:39
Gracias. Hay que sentirse bien mal para escribir esto sin temor a nada. Cuánto lo siento. Para mi lo peor es que no veo, siento, percibo que ni este testimonio ni la situación real que se narra en ella, será vista por los que podrían hacer algo y evitar que crónicas como estas no tengan que ser escritas. Espero que Mejore pronto.
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# victor.lazo 05-08-2021 01:01
Esto es lo más valiente y cercano a la realidad que he leído en la prensa oficial
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# denis 05-08-2021 12:25
Ailén mija que uedo hacer? 1ra vez que doy un abrazo en internet (っ^_^)っ ⊂(・ヮ・⊂) (っ^_^)っ ⊂(・ヮ・⊂) (っ^_^)っ ⊂(・ヮ・⊂)
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# Avilena 05-08-2021 12:48
ESTE TRABAJO DEBÍA PUBLICARSE EN TODAS LAS PAGINAS NACIONALES. MUY BUEN ARTICULO. FELICIDADES PERIODISTA POR SU ESCRITO CLARO Y PRECISO. QUE DIOS NOS ACOMPAÑE
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# Roberto 05-08-2021 14:02
Faltó dar el pésame a los familiares de los que han fallecido sin atención médica en los pasillos de hospitales y policlínicos de esta provincia.
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# maricel 05-08-2021 14:53
Saludos desde la Habana, encontre su artículo desde Google y me ha conmovido profundamente, d me uno a la opinión de otro lector y debieran publicarla nacionalmente para q la gente entienda q el virus no tiene cara y puede infectar a cualquiera, q todo cuidado es poco, y q solo la conciencia y solidaridad colectiva puede salvarnos, cuidandonos cuidamos, fuerza Ciego estamos con Uds, espero q hagan un intensivo como con Matanzas y acaben de bajar las cifras, cuidemonos todos
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# Idalmis Hdez 07-08-2021 17:28
Intensivo en Matanzas!!??? Falta de pruebas sí!
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# Iliana 05-08-2021 14:56
Ciego esta muriendo y los números habilitados para informar a la población o tomar algun reporte ezcasamente contestan, trabajo en el centro prov de atención telefonica y he vivido la odisea de mucho q solicitan uno y otros números xq el q damos de puesto de mando no responde, cuando damos puesto de mando del PP o PCC tampoco responde y sentimos la desesperación de ese cliente q llama xq está viendo morir a su ser querido y es entonces q me pregunto quien le pone elcascavel al gato y me respondo x eso estamos como estamos.
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# Caridad Miranda Martínez 05-08-2021 15:01
Sobrecogedor este relato, realmente sobrecogedor y muy triste. Ojalá podamos evitar más fallecimientos. No podemos perder la esperanza.
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# Marta Aleida Díaz Dumas 05-08-2021 15:22
Este es un artículo periodístico que convence y mueve conciencias. Realidad sin los archiconocido triunfalismo. Es lamentable pero es necesario conocer la cruel realidad para sentir la percepción del riesgo.
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# Esther 05-08-2021 19:13
Muchas gracias periodista por ser la voz de tanta gente de pueblo y sobre todo de los pueblos, las comunidades más pequeñas y alejadas de la cabecera provincial, que están sufriendo a diario todas esas vicisitudes y con menos posibilidad de acceder a la atención médica, gracias, admiro a los valientes que ponen en voz a los sin voz, espero que esté bien de salud, cuídese mucho saludos
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# karros 06-08-2021 01:10
El mejor trabajo periodísticl de Cuba en mucho tiempo
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# Claudia Prieto Noa 06-08-2021 01:14
Mis respetos para usted por este trabajo periodístico. Solo puedo decir gracias.
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# Mundi 06-08-2021 11:19
Reportaje muy objetivo. Pienso que tiene el Premio de la Sinceridad, además de la magnífica calidad formal. Le pido, por favor, que le de seguimiento al tema para que todos tengamos su experiencia y tratemos por todos los medios de evitar tantos sufrimientos. Confío que superaremos el momento. Gracias a Ud y a la redacción del invasor.
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# Robert 06-08-2021 15:43
Buen artículo. Cercano a la realidad. Quiero preguntar a su autora si dispone de las estadísticas de casos positivos a la Covid-19 en el municipio Ciego de Avila desde el inicio de la pandemia, me refiero al número total de casos. El número real debe ser mucho mayor porque hay muchos con sintomas leves que no se hicieron PCR. Saber esto es importante para calcular cuando se va a llegar a la inmunidad de rebaño.
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# #Freud 07-08-2021 00:10
Todo pasará ...habrán muertos pero pasará...no
Soy de la idea de que Cuba desaparecerá...solo que
Que hay que cuidarse de esos tiros q no se escuchan....la percepción de riesgo debe aumentar...pero dejar de vivir por no contagiarse no es una opción ...Fuerza...Pensamiento Positivo
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# Mercym 07-08-2021 07:56
Me uno a los demás comentarios en esto tiempo necesitamos periodistas como usted, mis repetos
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# Ale.H.H 07-08-2021 10:14
Verdaderamente triste, pero bamos a vencer la pandemia y para eso tenemos que tener mente positiva y cumplir con todas las medidas de aislamiento social y otras que dicte nuestro gobierno. Ahora se esta trabajando Tapia esta en Ciego de Avila dirigiendo y eso nos da fuerzas...
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# Jeanette 07-08-2021 16:33
Las personas necesitan que cuenten tal cual su realudad pues es lo mas cercano a que lo sepan y resuelvan. Estos son tiempos duros pero con el antecedente de hace más de 100 años La gripe española debemos salir. Es respetuoso un artículo que no soslaye el dia a dia, ese periodismo es necesario y el pueblo agradece cuando desde esesa cola del test rápido se cuenta el dolor. Es una firma de solidaridad respetar y contar la verdad tal cual la miramos. Mis respetos periodista
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# Maria Rodriguez 07-08-2021 23:23
Felicidades por la valentia de escribir la realidad de la provincia la situacion es muy critica Pero La falta De Control Y rigor Es Mayor
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# Andrés Dovale Borjas 09-08-2021 12:37
Es un drama muy triste el que describe la excelente periodista desde su propia experiencia personal y es muy doloroso y deprimente como saber cómo mueren nuestros compatriotas por falta de recursos de todo tipo, desde una bolsa de nylon hasta un medicamento indispensable para salvar las vidas de familiares, amigos y vecinos. La realidad supera nuestros peores pronósticos.
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# Amb 10-08-2021 22:43
Muy sincero su articulo. Puede escribir sobre médico que llama al SIUM desde Villa, el pasado mes DE SU CELULAR al número habilitado por ETECSA a altas horas de la noche para el traslado de una anciana con un ictus, y como VILLA PERTENECE AL ÁREA NORTE le indicaron, como si su teléfono fuera corporativo o cualquier telefono de minutos en un acto de LESA INDISCIPLINA Y MAL USO DE LOS RECURSOS PUESTOS A DISPOSICIÓN PARA EL TRABAJO CO.O PUESTO DE MANDO PROVINCIAL DEL SIUM, y en acto de MALTRATO AL PACIENTE Y AL USUARIO, en este caso un medico, que presta auxilio a un paciente ... gracias.
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# José 13-08-2021 11:52
Gracias por tu sinceridad, que no hay muchos periodistas que se animen a contarnos la realidad, ni periódicos cubanos que la publiquen. En cienfuegos es así o incluso peor y nadie se ha intentado en contarnos por el bien de todos,la realidad es cruda e incluso cruel, pero es imprescindible contarle al pueblo, al que se deben los periodistas y los periódicos, para tener conciencia plena de la situación.
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