Nuevamente debemos escribir que el comportamiento de los últimos siete días ha sido el peor de la epidemia.
Nadie, ni experto ni agorero, vaticinó para Ciego de Ávila, hace un año o hace cuatro meses, que la provincia viviría un momento como el actual. Ni los cálculos más pesimistas habrían estimado un reporte de 2 478 casos positivos a la COVID-19 en solo siete días. Personalmente creo que no estábamos preparados emocionalmente para eso.
Siempre aclaro que “mi” semana estadística no se corresponde con los cierres informativos del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, que cierra los sábados en la noche. Pero como el primer caso se reportó un martes, hago mis análisis los miércoles, con la información correspondiente al día anterior.
Dicho esto, vayamos al problema: en los últimos siete días esta provincia diagnosticó a ¡2 478 personas! De todas las veces en que dijimos que eran cifras descomunales, ciclópeas, mayúsculas, abrumadoras, pues es esta la más. La semana 68 del enfrentamiento a la epidemia aquí ha “roto aguas” y esta sensación de ahogo es, precisamente, una marea de contagios asfixiante. La metáfora del “agua al pecho” nos sirve a medida.
Todos los indicadores van en aumento. Al cierre del 13 de julio, el territorio sobrepasó el acumulado de 9 000 positivos (9 025, exactamente), con lo cual, ya el dos por ciento de la población avileña se ha infectado con el SARS-CoV-2 en 476 días de epidemia. Reitero, nadie anticipó esta incidencia.
El crecimiento del acumulado ha sido vertiginoso, fundamentalmente en lo que va de año, siguiendo el paso marcado por la velocidad del contagio y un escenario epidemiológico caracterizado por la circulación de variantes más virulentas.
Al concluir el 2020, nueve meses después del primer caso, Ciego de Ávila totalizaba 904 personas contagiadas. O sea, demoramos 293 días en reportar los primeros 1 000 casos, lo cual ocurrió el 12 de enero de 2021; y en apenas 182 se han contabilizado 8 000. La gráfica lo ilustra mejor.
De la mano de la explosión de contagios han llegado, inevitablemente, los fallecimientos ocasionados por la enfermedad. Al cierre del 13 de julio se contabilizan 66 fallecidos desde el inicio de la epidemia, de acuerdo con el reporte del Ministerio de Salud Pública, 16 de ellos en la última semana.
El período analizado cierra con nueve eventos de transmisión comunitaria y 416 controles de foco, ambas cifras representan récords negativos.
Asimismo, la tasa de incidencia para los últimos 15 días es de 810 por cada 100 000 habitantes, y los 1 094 pacientes activos son otros máximos absolutos.
A 11 contactos por cada positivo, como promedio, subió este indicador en la jornada de ayer, pero el experto José Ramón Artigas, Metodólogo Docente del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, considera que para “acercarnos a la verdad”, debíamos estar conectando unos 15 contactos. “Es la única manera de cortar las cadenas de contagio”, explicó.
Sigue muy elevada la positividad de los PCR-RT y los test de antígeno, evidencia irrefutable de la altísima transmisión viral en todos los territorios, sobre todo en Morón, Ciego de Ávila, Majagua, Venezuela y Bolivia.
De conjunto con la eficacia de los protocolos establecidos, lo único que nos mantendrá a salvo es el autocuidado. Nasobuco, distancia y desinfectantes para manos y superficies.