Varios indicadores del enfrentamiento a la pandemia en Ciego de Ávila alertan sobre la eficacia de las acciones
Con el goteo de casos positivos a la COVID-19 cada día, informados sin mucho detalle desde que la situación sanitaria nacional mejoró ostensiblemente, se puede perder la idea de cómo anda Ciego de Ávila en el enfrentamiento a la pandemia que, por cierto, no se ha acabado.
Y las noticias no son buenas, tomando en consideración algunos datos aportados por el doctor José Ramón Artigas, metodólogo docente del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología. En los últimos 15 días, si bien no se ha producido un cambio significativo en la tendencia de nuevos casos, sí ha aumentado la positividad, lo cual apunta a que en menos pruebas hay más positivos.
Recordemos: veníamos de una positividad de 0.7 por ciento a principios de noviembre y, ahora cerrando el mes, es de 1.7; más del doble. El total de determinaciones de diagnóstico por día, mediante PCR-RT o test de antígenos, ya no es el mismo que meses atrás, cuando se analizaban 2 000 muestras. Hoy el promedio diario es inferior a 1 000.
Tendencia de la positividad en ascenso. Promedio diario de 1.4 por ciento.
También se ha producido un incremento en la letalidad. Con nueve fallecidos en la última quincena (estadísticas del 24 de noviembre), la letalidad de la COVID-19 aquí ha escalado a 3.9 por ciento, muy superior al indicador del país, calculado en 0.86. Un comportamiento que, como anotábamos hace un par de semanas, podría estar relacionado con el tiempo que demoran en ser ingresados los pacientes o con el grupo etario de mayor incidencia (se mantiene un evento de transmisión en el Hogar de Ancianos de Primero de Enero, con más de 30 positivos).
El cambio en la interpretación del contexto sanitario actual nos obliga a considerar como de preocupación la identificación de enfermos sin nexos epidemiológicos, con lo cual cabría asumir que la pandemia no está tan controlada como parece. Aunque no es una tendencia consolidada, sí hay señales en esta última semana en ese sentido.
No es posible para esta reportera establecer relaciones de causalidad a partir de los datos disponibles, sin embargo, una cifra del 23 de noviembre podría aportar puntos de vista a considerar: más del 60 por ciento de los viajeros que arribaron en las últimas 48 horas no se presentaron ante las autoridades sanitarias de la comunidad o el municipio.
Esto es el protocolo haciendo aguas y no ha llegado el fin de año.
Sumemos que la pesquisa en los municipios con mayor tasa de incidencia acumulada (Florencia, Majagua y Primero de Enero) no alcanza la efectividad indicada metodológicamente, con lo cual la brecha entre el inicio de los síntomas y el ingreso podría continuar creciendo.
La nota esperanzadora de la semana viene de la mano de la inmunización, pues al cierre del 23 de noviembre la provincia había completado el esquema en el 92 por ciento de la población estimada y la nueva meta es llegar al 100 por ciento antes del 20 de diciembre. Además, como anunciamos hace siete días, comenzó la vacunación de refuerzo entre los trabajadores de la Salud y grupos de riesgo, y ya se reforzó al 80 por ciento del universo previsto.
A mediados de Octubre, cuando se percibía tendencia al control, en el artículo disponible en http://www.invasor.cu/es/secciones/sociedad/ciego-de-avila-vs-covid-19-no-tiremos-voladores-todavia, se dejaba entrever desde ese mismo momento la ventana a una posible regresión, pese a la disminución local del problema.
A todas estas, hablamos solo de las cifras oficiales manejadas por el MINSAP, por lo que puede lógicamente suponerse que en la realidad, sea un poco mayor el número de infectados.
Altas y bajas han existido incluso en el mundo desarrollado, ahora en el caso de nuestro país, el problema a mi juicio es que hay mucho reguero con todo y para el mal de algunos y tanto el orden, la sistematicidad, y el distanciamiento social, siguen siendo asignaturas donde se aprueba el exámen de manera cuestionable (60 puntos con aroma de 50).