Cada año desaparecen en el mundo unos 11,3 millones de hectáreas de bosques tropicales, y se calcula que, aproximadamente, un 20 por ciento del total de las emisiones de gases de efecto invernadero son producidos por la tala de los bosques para su conversión en tierras de cultivo.
En su afán por el desarrollo, el hombre atenta contra si mismo y se priva de esos seres vivos que mitigan las altas temperaturas, evitan la desertificación de los suelos, promueven la lluvia y purifican el aire.
“Comarca sin árboles, es pobre. Ciudad sin árboles, es malsana. Terreno sin árboles, llama poca lluvia y da frutos violentos”, sentenció José Martí.
Ahora, cuando la canícula nos abrasa con más fuerza a consecuencia del cambio climático, un árbol en el camino puede marcar la diferencia con su sombra y su frescor.
Ellos hacen el entorno urbano sostenible y resiliente, plantemos árboles, porque cada uno encierra una esperanza.
Volverán las flores y las hojas y los nidos
¿Que sería de las aves sin los árboles?
Cicatrices del tiempo
Donde te encontré, ha crecido un árbol
En busca de la savia
Enmarañados
Su sombra puede marcar la diferencia
Mutilado, como trofeo de una guerra desigual
¿Baobabs tropicales?