Un estudio reveló que en los dos territorios que ya concluyeron la vacunación con Abdala, Ciego de Ávila y Morón, la vacuna del CIGB mostró una protección muy elevada en pacientes con esquema completo
Quizás el resultado más importante después del desarrollo y aprobación de las vacunas anti-COVID-19 en Cuba sea comprobar su efectividad, ya no en ensayos clínicos, sino en intervenciones sanitarias y vacunación masiva. Por tanto, si la eficacia de los candidatos fue un hito en su momento, calcularla en el terreno y demostrar científicamente que sí protegen en ambientes de alta circulación viral, es su mejor consecuencia.
Para Ciego de Ávila y Morón, los dos municipios donde la epidemia de COVID-19 más se ha cebado en 18 meses de enfrentamiento, la inmunización con Abdala arrojó una efectividad de 99,16 y 97,74 por ciento, respectivamente, en el grupo de personas con más de 14 días de haber recibido la tercera dosis del esquema. Esa población de más de 100 000 personas vacunadas y con los máximos títulos de anticuerpos marcó un punto de inflexión para la provincia justo en el peor período: mediados de julio (16 129 contagiados en el mes) y principios de agosto (21 599).
Además de los efectos de las medidas de mitigación y control —que deben mantenerse en lo relacionado con el uso del nasobuco, la desinfección y el distanciamiento—, arreciadas también en ese lapso, Abdala hizo lo suyo entre quienes lograron la adherencia, es decir, completar el esquema. El impacto de esas dos variables combinadas ya se nota en las estadísticas diarias, que muestran apenas 162 nuevos casos en la ciudad capital y 34 en la urbe moronense, en la última semana.
¿Cómo se calculó esa efectividad?
El Doctor José Ramón Artigas Serpa, metodólogo docente del Centro Provincial de Higiene, Epidemiología y Microbiología, rehúye cualquier rimbombancia, a pesar de que se merece unas cuantas, pues buena parte de los epidemiólogos avileños ha bebido de su magisterio. En casi cuatro décadas de trabajo vio epidemias de dengue, meningoencefalitis y, ahora, a las puertas de la jubilación, la COVID-19 lo ha puesto a realizar pronósticos y seguir al detalle los números.
El experto ha rastreado los datos concernientes a la vacunación en Ciego de Ávila y Morón y, sobre la base de análisis bioestadísticos y empleando modelos estadístico-matemáticos, ha estimado la efectividad de la inmunización.
Según explicó a Invasor, se realizó un estudio observacional-analítico de cohortes (grupo que forma parte de un ensayo clínico o estudio al que se observa durante un período de tiempo) con un diseño retrospectivo, con el objetivo de determinar la efectividad de la vacunación con Abdala en la intervención sanitaria en esos territorios, los primeros en aplicar el inmunógeno en la provincia.
“El universo para el estudio se determinó con la totalidad de la población prevista en la meta a vacunar con tercera dosis. Luego se procedió a identificar y formar dos cohortes. Una cohorte de vacunados con la tercera dosis y más de 14 días de aplicada; y una cohorte de no vacunados, la cual se formó con aquellas personas incluidas en el universo a vacunar y que, por diversos motivos, no lo hicieron, a las que se añadió todos los que se vacunaron con una o dos dosis y no pudieron completar el esquema”.
Empleando la base de datos oficial elaborada en la provincia y enviada al Ministerio de Salud Pública, más la información estadística sobre la vacunación, Artigas Serpa siguió día a día el reporte de casos confirmados, poniendo especial atención en a qué cohorte correspondían. Los datos recogidos se ubicaron en una tabla tetracórica 2x2 y fueron analizados en los programas estadísticos Epidat 3.1 y EpiInfo 7.2.
Explica el epidemiólogo que para la determinación de la efectividad vacunal se utilizó dos métodos:
Método 1: Determinar la efectividad por la proporción de vacunados y la proporción de casos de COVID-19 en vacunados con más de 14 días de aplicada la tercera dosis.
Método 2: Determinación de la efectividad utilizando el Riesgo Relativo (RR) y la fracción de prevención en expuestos.
¿Qué resultados arrojó el análisis bioestadístico?
Para el territorio de Morón, con una población a vacunar de 41 293 sujetos, la vacunación se completó en 36 931, de los cuales solo 625 se contagiaron con la enfermedad después de los 14 días tras la última dosis. Ese número es la otra cara de la altísima incidencia que llegó a tener el municipio, cuando se infestaron allí más de 3 200 personas que no se vacunaron o no completaron el esquema de inmunización.
Por tanto, la efectividad de Abdala entre quienes sí llegaron a la tercera dosis y sobrepasaron sin enfermarse los 14 días posteriores, Artigas Serpa la estimó en un 97.74 por ciento, un resultado con intervalos de confianza para el 95 por ciento de confiabilidad.
Fuente: Dr. José Ramón Artigas Serpa. CPHEM.
En el caso de Ciego de Ávila, de un total de 74 537 sujetos a inmunizar, completaron las tres dosis y los 14 días 65 946, de los que se enfermaron 484. Al igual que en Morón, esa cantidad es pírrica comparada con los 7 526 avileños no vacunados con esquema completo y contagiados en el lapso comprendido entre el inicio de la intervención y las dos semanas posteriores.
Así, Abdala tuvo una efectividad del 99,16 por ciento en la cabecera provincial y bajó el riesgo de contagio en esas poblaciones notablemente.
Fuente: Dr. José Ramón Artigas Serpa. CPEHM.
Los resultados obtenidos por el profesor Artigas Serpa son consistentes con las declaraciones del Doctor Eduardo Martínez Díaz, presidente del grupo empresarial BioCubaFarma, ofrecidas a Granma, cuando afirmó que “según los datos que ha brindado el Ministerio de Salud, solo el 0,96 por ciento de las personas completamente vacunadas se habían infectado con el virus y la sobrevivencia era del 99,9956 por ciento, o sea, solo el 0,0044 por ciento habían fallecido”.
En el caso particular de Ciego de Ávila, es preciso reiterar que el inicio de la intervención sanitaria en los dos municipios con mayor densidad poblacional y población total (sobre todo en la capital provincial) coincidió con un “giro de tuerca” en la dirección del enfrentamiento, que se tradujo en más control y acciones de mitigación del contagio. Asimismo, fue el momento de mayor incidencia de la enfermedad, con predominio de la variante Delta del SARS-CoV-2.
Por eso, el experto avileño insiste en que a las vacunas hay que ayudarlas, que es igual a seguir cuidándose. “La única forma es protegiéndonos y exigiendo las medidas de protección en cada lugar de la sociedad”.