El presidente estadounidense, Donald Trump, arribó hoy a Israel como parte de una breve gira, que incluirá Egipto, para promocionar su plan de paz en Gaza, que genera posturas encontradas en la región y muchas interrogantes.
Tras aterrizar el avión presidencial en el Aeropuerto Ben Gurion, el mandatario fue recibido por su homólogo israelí, Yitzhak Herzog, y el primer ministro Benjamin Netanyahu, con sus respectivas esposas.
Como parte de su estancia, de unas cuatro horas, según la prensa nacional, el gobernante se reunirá con Netanyahu y luego hablará ante la Knesset (parlamento) en una sesión especial.
Más tarde, Trump partirá hacia el balneario egipcio de Sharm El-Sheikh, en la nororiental península de Sinaí, para participar en una cumbre internacional de paz en la Franja de Gaza.
Una veintena de dirigentes mundial participarán en la cita, incluidos el presidente de Francia, Emmanuel Macron; el jefe del Gobierno de España, Pedro Sánchez, y la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni.
La pasada semana, en conversaciones indirectas en la misma ciudad, Israel y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas) aceptaron iniciar un intercambio de prisioneros como parte de una primera etapa de alto el fuego, que desembocará en el cese de la guerra, según el proyecto de Trump.
Como parte de los compromisos, el Ejército israelí comenzó una retirada parcial de Gaza, mientras las agencias de la Organización de las Naciones Unidas y organizaciones no gubernamentales internacionales comenzaron a enviar ayuda a ese enclave costero, donde se reportan más de 67 000 muertos en dos años.
En una segunda etapa de las conversaciones se abordarán temas complejos como la gobernanza del territorio y el armamento de Hamas, cuyos dirigentes rechazaron entregarlo.
Los grupos palestinos presentes en la Franja reclaman un gobierno tecnócrata nacional sin tutela extranjera, pero el plan de Trump prevé que el equipo sea supervisado por una “Junta de Paz” dirigida por el mandatario y en la que participaría el ex primer ministro británico Tony Blair.
El organismo gestionaría la Franja hasta que “la Autoridad Nacional Palestina haya completado su programa de reformas”, según el proyecto.
La iniciativa fue duramente criticada por los palestinos, y en especial por el nombramiento de Blair, considerado un defensor y aliado de Israel.