Cien años de lucha estudiantil

mellaTomada de Internet Los estudiantes cubanos a lo largo de la historia han sido muy persistentes buscando vías para debatir sus preocupaciones, plantear sus problemas y poner en claro sus intereses. A fuerza de voluntad, tesón y con muchos deseos de transformar —para bien— la vida del estudiantado, el 15 de octubre de 1923, hace exactamente 100 años, se desarrollaron las sesiones del Primer Congreso Nacional de Estudiantes.

Organizado y dirigido por Julio Antonio Mella, destacado líder antiimperialista, y en aquel momento presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, el cónclave unía voluntades y pensamientos de una generación que soñaba cambiar el sistema que imperaba en el país, proponiéndose mejoras en el desarrollo, no solo de los estudiantes, sino del pueblo en general.

Mella, destacado líder de la lucha estudiantil por la reforma universitaria, había fundado la Federación de Estudiantes Universitarios y comenzado un proceso renovador de la enseñanza universitaria en Cuba desde el año 1922.

Lo que se conoce es que esta cita fue la culminación de ese proceso, que estuvo inspirado en el movimiento reformista desarrollado en las casas de altos estudios de diversos países sudamericanos.

La reunión, que como dijimos comenzó sus sesiones el 15, y concluyó el 28 de octubre, sirvió para que los jóvenes hicieran pronunciamientos positivos sobre los problemas políticos y sociales existentes en diversos pueblos del mundo, en especial del continente americano. A la misma asistieron, según las fuentes consultadas, 128 delegados con 33 ponencias, en representación de 53 instituciones de la Universidad, centros de enseñanza media, colegios privados y prensa estudiantil.

Con el fin de lograr uno de los objetivos que se habían trazado: una transformación del sistema económico, político y social que imperaba en la Isla, sobre la base de la más absoluta justicia, se aprovechó también el evento para hacer llegar un saludo a la Federación Obrera de La Habana, notificando los deseos de la perfecta unidad entre estudiantes y obreros.

Se realizaron pronunciamientos antiimperialistas; se demandó el establecimiento de relaciones diplomáticas entre Cuba y la Unión Soviética, y el estudiantado allí reunido se declaró contrario al sistema económico imperante en Cuba en aquel entonces, y se pronunció contra el capitalismo universal.

Dos corrientes se enfrentaron en el evento: una encabezada por Emilio Núñez Portuondo, que se oponía a la condenación de la Doctrina Monroe, la Enmienda Platt y el Panamericanismo de Estados Unidos, y la otra, dirigida por Mella, de muy firme orientación revolucionaria. Trascendental fue la aprobación de la proposición leída personalmente por Julio Antonio Mella, que implicaba la aproximación entre los trabajadores intelectuales y manuales. Igual de valiosa fue la aceptación de una declaración de derechos y deberes del estudiante, donde se estableció el deber del alumnado de difundir sus conocimientos en la sociedad, principalmente entre los obreros.

La importante reunión estudiantil acordó crear la Universidad Popular “José Martí”, pues aunque los acuerdos adoptados fueron radicales, Mella comprendió que era necesaria primero una revolución universitaria.

Los jóvenes que se reunieron en el Aula Magna de la Universidad de La Habana tenían muy claro sus sueños de igualdad y justicia sociales, en los que no solamente se luchara por una reforma estudiantil, sino que se abriera el camino de una lucha que terminara con la doctrina del régimen y llegara a la tan ansiada libertad.

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Fieles al lema del Congreso de que “Todo tiempo futuro, tiene que ser mejor”, se vislumbraba con los resultados de aquel histórico Congreso Nacional de Estudiantes y con Mella al frente de la Federación Estudiantil Universitaria, que los acuerdos por radicales que fueran dejaban trazado el camino a seguir, el mérito de aquellos jóvenes, radicó en iniciar la lucha por ese objetivo.

Muchos años de lucha estudiantil, que han cobrado valiosas vidas y brillantes estudiantes, han pasado. Pero hoy, a cien años de aquel significativo hecho histórico, los estudiantes cubanos no cejan en su empeño de continuar debatiendo sus problemas y proponer soluciones a las dificultades les impone la vida actual; continúan desde las actividades y procesos incentivando la participación consciente y activa del estudiantado en las tareas que requieren de su impronta.

Potencian desde las aulas la sistematicidad, la ejemplaridad, la preparación de los líderes estudiantiles y de los procesos docentes investigativos, con un pensamiento transformador y coherente. Hablan de salvar la cultura, de desarrollar la sensibilidad en los estudiantes y también del significado profundo y enaltecedor de ser cubano.

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Trabajan por romper las barreras elitistas que amenacen con separar a la Universidad del pueblo, lo que significa defender la universidad popular creada por Mella y se proponen crear una sociedad mucho mejor, reconociendo que el futuro está siempre en disputa y que no se pueden detener, porque la Revolución está en cada uno de ellos.


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