Brújula que indica futuro

A 144 años de la Protesta de Baraguá, el pueblo cubano mantiene la misma rebeldía e intransigencia revolucionaria de Antonio Maceo

El 15 de marzo de 1878, cuando el Mayor General Antonio Maceo, en Mangos de Baraguá, dio un no rotundo a la propuesta española del Pacto del Zanjón, demostraba la inquebrantable voluntad de los cubanos de continuar la lucha por la independencia y la abolición de la esclavitud.

La Protesta de Baraguá es una brújula permanente

El caudillismo, la dispersión y la desunión que había provocado, en algunos casos, el resquebrajamiento de la disciplina, se erigían como factores funestos que atentaban contra el alcance de la añorada libertad y llevaron la Guerra de los Diez Años (1868-1878) hasta el claudicante Pacto, donde el colonialismo español pretendió lograr un acuerdo de paz sin independencia, en los precisos instantes en que los mambises reasumían la iniciativa en Oriente y Las Villas.

Maceo, enterado de los rumores que circulaban de conferencias y tratos con los españoles, en los cuales no creía, le informó a Máximo Gómez la decisión de no aceptar lo proclamado en el Pacto del Zanjón y su disposición a continuar la lucha, y el propósito de entrevistarse con el Capitán General español Arsenio Martínez Campos para pedirle una suspensión de hostilidades que le permitiera organizarse.

Escribe a Martínez Campos diciéndole que conoce, por Gómez y los comisionados del Departamento Central, lo pactado en Camagüey; que Oriente y Las Tunas están en condiciones de continuar la lucha, en desacuerdo con la resolución de la Junta del Centro. Le solicita entrevistarse y pide cuatro meses de suspensión de hostilidades para consultar la voluntad de todos los distritos que componen ese departamento.

El 15 de marzo de 1878 se realiza la entrevista de Maceo y Martínez Campos en Mangos de Baraguá. El general español pronunció breves palabras de introducción a la conferencia y, casi de inmediato, Maceo le respondió que no estaban de acuerdo con el pacto firmado, ya que con él no se lograba la independencia de Cuba ni la abolición de la esclavitud.

Martínez Campos replicó: “Pero es que ustedes no conocen las bases del Convenio del Zanjón”. “Sí ―interrumpió Maceo― y porque las conocemos es que no estamos de acuerdo”. “Entonces —dijo Martínez Campos—, no nos entendemos”. “No, no nos entendemos”, respondió firmemente el Titán de Bronce.

Acordaron que volverían a romperse las hostilidades en un plazo de ocho días, con el fin de que las tropas ocuparan los territorios designados. El capitán mambí Fulgencio Duarte, quién había presenciado la entrevista, exclamó: “¡Muchachos, el 23 se rompe el corojo!”

Este acto de Protesta fue la expresión acabada del espíritu revolucionario de los cubanos, y demostró que los jefes, oficiales y soldados que sobre sus hombros habían llevado el peso y las penurias de aquella guerra, no estaban dispuestos a renunciar; pero, a pesar de esta digna posición, la revolución estaba herida de muerte a causa del regionalismo, las indisciplinas y los intereses personales, y las circunstancias resultaron adversas para mantener la lucha en el territorio oriental.

Con su actitud Maceo y sus seguidores consolidaron el pensamiento revolucionario cubano en momentos de profunda crisis moral, reafirmaron los objetivos básicos de la rebeldía nacional, salvaron su honor de combatientes y enaltecieron el de Cuba. Las posteriores generaciones heredaron de esta conducta asumida la posibilidad de proclamar con orgullo que, desde el primer empeño, los revolucionarios cubanos jamás han sido derrotados ni vencidos.

El 15 de marzo de 1878 es expresión del sentimiento de libertad y firmeza como también lo es el 1ro. de enero de 1959, cuando en la lucha por la independencia y la justicia social, las dos banderas principales de los fundadores de la nación, emprendieron juntas su ascenso irreversible.

Protesta de Baraguá, ejemplo de intransigencia revolucionaria


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