El Hotel Iberostar Daiquirí se convierte en referente para el resto de las instalaciones del destino Jardines del Rey, en el norte de la provincia de Ciego de Ávila, al implementar iniciativas de economía circular que reportan ganancias y contribuyen a la sostenibilidad del turismo.
Fernando Ortega Barba, director general de ese centro de alojamiento, refirió la voluntad de la empresa multinacional española Iberostar para potenciar la sustitución de plásticos de un solo uso, optimizar el funcionamiento de plantas purificadoras de agua y avanzar en la gestión de los residuos.
En el Iberostar Daiquirí remplazan las vasijas desechables por otras biodegradables o de materiales duraderos y reutilizables, e incrementan las producciones de agua purificada para cubrir demandas de las habitaciones y áreas gastronómicas.
De esta forma reducen los gastos por la compra del líquido embotellado proveniente de la Empresa Mixta Los Portales S.A y el empleo de envases plásticos que pudieran contribuir a la contaminación del medio ambiente.
Para la recogida de basura, en áreas verdes e interiores, emplean depósitos duraderos y clasificados por tipo de desperdicio, en sustitución de las bolsas de nailon, que ocasionan cuantiosos gastos e implican un riesgo de contaminación del entorno.
En las 320 habitaciones cambian los elementos plásticos y desechables por otros de uso extendido, lo que contempla la colocación de dispensadores de productos de aseo personal, lápices y lapiceros biodegradables, así como carpetas y materiales de orientación a los clientes fabricados con componentes perdurables.
Ortega Barba explicó que disponen de un trabajador para gestionar y clasificar las materias primas, como el papel, cartón y las botellas de cristal, cuyas ventas generan ingresos y confieren valor a esos productos al reinsertarlos en procesos económico-productivos, de manera que disminuyen las necesidades de extracción de recursos naturales para generar nuevos bienes y servicios.
Enfatizó que pretenden aumentar la recogida y comercialización de materias primas a través de la Unidad Empresarial de Base de Recuperación en Jardines del Rey, atendiendo a las exigencias de Iberostar y con el objetivo de proteger los recursos naturales y favorecer un desarrollo económico sostenible en Cuba.
También venden los desperdicios de alimentos a la Empresa Porcina para su utilización como nutrientes de animales, lo que constituye otra vía para obtener ganancias y aporta a la producción de carnes destinadas a satisfacer demandas de la población y la economía, incluida la cobertura de necesidades en el sector del turismo.
Las ventas de aceites comestibles usados a entidades encargadas de la fabricación de productos de aseo personal e higiene, garantizan la continuidad de esas fabricaciones y, por ende, mayor estabilidad en los suministros, contempladas las respuestas a solicitudes del sector turístico.
Otra importante acción está relacionada con el empleo de calentadores solares, lo que representa un considerable ahorro de energía eléctrica, además de asegurar la disponibilidad de agua caliente para el uso de los clientes y los procesos de desinfección en diferentes áreas de servicio.
De acuerdo con informaciones disponibles en Internet, el grupo de turismo español Iberostar opera actualmente en 120 hoteles y 19 países, y recibe ocho millones de visitantes anuales.
En el año 2020 fue una de las primeras cadenas hoteleras del mundo en eliminar los plásticos de un solo uso, con lo cual iniciaron la labor para implementar una economía circular en sus instalaciones, donde apuestan por materiales secundarios.
Alargan la vida útil de los productos y materiales al recuperar, recircular, reparar y, en última instancia, reciclar; en tanto, avanzan en la meta de no enviar ningún residuo a vertederos o incineradores para el año 2025, según expresa el sitio web de Iberostar en la denominada Red de Redes.
En un escenario global de sobreexplotación de los recursos naturales que comprometen la disponibilidad para el desarrollo de numerosas actividades y la supervivencia del planeta al exacerbar los problemas ambientales, los modelos de consumo y producción sostenibles, sustentados en los principios básicos de la economía circular, se plantean como necesidad y antítesis del esquema lineal (producir-consumir y tirar).
Se pretende reducir la presión sobre el medio ambiente y mejorar la calidad del aire, los suelos y el agua.
En el orden económico, se amplían las oportunidades, debido al surgimiento de nuevos modelos de negocio y el desarrollo de otros mercados dentro y fuera del país, además de incrementar las posibilidades para lograr mayor estabilidad en la producción de bienes y servicios, con menos residuos y más autosuficiencia material y energética.
Las empresas circulares logran disminuir los costos de producción y consumo, además de ser más resilientes por estar menos expuestas a la volatilidad de los precios de las materias primas, reducir el consumo de portadores energéticos y facilitar el acceso a productos innovadores, con valor añadido y precios competitivos.
Contribuyen a una mejora de la salud y la calidad de vida, gracias a la mitigación de los impactos ambientales y el cambio climático, a la vez que generan ocupación y ahorro económico a la ciudadanía.