Desde hace bastante tiempo hablar de demografía en Cuba es el “pan de cada día” de investigadores y especialistas que, con luz larga, han alertado sobre un acelerado proceso de envejecimiento poblacional, que plantea retos exponenciales en varios sentidos: formación de recursos humanos, infraestructura para la atención, índices de natalidad e impactos en el reemplazo del número de personas laboralmente activas. Se supone que vivir más se traduzca, también, en vivir mejor.
En la provincia son los municipios de Florencia, Chambas y Majagua, en ese orden, los que presentan cifras más alarmantes de envejecimiento y, por ende, donde se ha concentrado el grueso de las acciones de promoción de salud; no obstante, aprovechar para bien los recursos y las instalaciones creadas es una deuda que comienza a pesar.
Sucede que mientras las capacidades en los hogares de ancianos del territorio casi siempre están a tope y hasta listas de espera han sido necesarias para ordenar el acceso, en las 16 casas de abuelos, esos espacios que tanto pudieran aliviar a los cuidadores, ocurre lo contrario, pues su índice ocupacional desde hace rato anda a “media máquina”.
Al cierre del año 2022, según el informe de balance discutido por los trabajadores del sector de la Salud, el Programa del Adulto Mayor incumple con el indicador de las plazas cubiertas en estos centros al 61,2 por ciento, incidiendo de manera negativa todos los municipios, excepto Bolivia.
Actividades que realizamos en la Casa de Abuelos del Municipio "CIRO REDONDO", Ciego de Ávila. Un beneficio que nos brinda nuestra Revolución Socialista dentro del Programa Adulto Mayor.
Posted by Andre Porfilio Machin Terro'n on Wednesday, March 1, 2023
Para contextualizar el dato, pudiéramos tomar como botón de muestra la casa de abuelos Celia Sánchez, en la ciudad cabecera, probablemente, una de las más céntricas y con mejor confort en el territorio, donde, de una matrícula de 55, apenas acoge a 18 ancianos.
Las razones que esgrime Mailyn Naranjo Ruiz, licenciada en Enfermería, se bifurcan entre las dificultades para trasladarse hasta ahí, en los casos de movilidad reducida, o para ser acompañados por algún familiar; y el costo del servicio, el cual, según la Resolución 351 de 2020, del Ministerio de Finanzas y Precios, ascendió a 792.00 pesos.
Está claro que para una jubilación de apenas 1528.00 pesos y en medio del contexto inflacionario que vive el país, el monto no es menor, por lo que las prestaciones económicas a cargo de la Asistencia Social son más vitales ahora que antes. Hablamos, por ejemplo, del pago parcial o total de este servicio, cuando “no existen familiares obligados o en condiciones de prestar apoyo”.
Esto último es la “letra pequeña” de la Resolución y lo que más sinsabores genera, pues no siempre un hijo cuida a un padre y menos aún sus responsabilidades son esclarecidas ante la justicia, lo cual redunda en que no todos los necesitados puedan ser asistidos. De acuerdo con datos publicados por Invasor, son 824 los beneficiados por la Asistencia Social en la provincia, aunque la práctica indica que debieran ser más.
Las cuentas no son sencillas ni iguales para todos, y las tarifas bien pudieran ser negociables, sobre todo, cuando va en descenso la calidad de las prestaciones en lo referido al esquema establecido de seis comidas diarias, un plus tradicionalmente muy aplaudido en estos centros. Es así que los últimos meses han sido más aciagos, a partir de altibajos en la disponibilidad de alimentos básicos en la dieta como leche, yogur, viandas y proteína animal.
Si lo que queremos es un entorno de bienestar, más cuidados y más derechos para la tercera edad, a un programa de extrema sensibilidad como este no puede faltarle el acompañamiento y las estrategias para sumar y superar obstáculos. Casas de abuelos vacías, y ancianos solos y vulnerables en casa, es un lujo que no podemos darnos. Hoy son ellos, mañana podemos ser nosotros.