Epicentro agridulce

Un día me atreví a nombrar epicentro de la agroindustria azucarera al poblado avileño de Pina.Tres años después de aquella reflexión, sustento todavía el apelativo del emporio empresarial, potenciado por el central más moderno del país, la única Bioeléctrica de Cuba, la mayor planta en la nación del bioestimulante Fitomas E, la emblemática Fábrica de Levadura Torula, hoy en fase de reanimación, y las entidades de logística, montaje industrial y transporte ferroviario.

Aquel comentario describía un enero similar al presente, pero con la diferencia de que, entonces, el ingenio Ciro Redondo, único en operaciones en tierras avileñas, como en la actualidad, apagó la maquinaria a los 11 días de iniciar la molienda con la elaboración de 2303 toneladas de azúcar crudo, el 3,7 por ciento del plan.

Ahora la producción se comporta con altibajos. Hasta el 20 de enero, no rebasaba el 50 por ciento de lo planificado. La nombrada zafra chica tampoco fue tan azucarada, pese a las favorables condiciones del clima, al cerrar diciembre con el 45 por ciento de cumplimiento.

Esta vez, la paja que le cayó en el ojo al central no voló del cañaveral. Incidieron en el tiempo perdido industrial las malas operaciones, principalmente, por parte del personal de menos experiencia, frente a la otrora inactividad prolongada del proceso fabril y el elevado nivel de automatización del equipamiento, que exige cada día más preparación de los operadores. Repercutieron también las roturas del basculador, lo cual demandó modificaciones para evitar que la materia prima continuara resbalando en la estera alimentadora.

Aunque los almacenes empiezan a sentir el olor de un producto terminado de más calidad, aún llegan a la planta moledora cañas quedadas y requedadas en el campo, con una cantidad de tallos secos, sin haber notado el filo de las cuchillas de las combinadas en cosechas precedentes.

No obstante, ni la larga cola de camiones en tiempo de interrupciones operativas de la planta moledora ha impedido el abastecimiento proveniente de más de 50 bases productivas cañeras de las cuatro empresas agroindustriales azucareras avileñas; de áreas abastecedoras del central Brasil, de Camagüey; y el apoyo de los municipios de Venezuela, Baraguá, Morón, Chambas y Primero de Enero, con participación de forma directa en la contienda.

El abasto de la gramínea no es el gran problema en la actualidad. Trasciende en la temporada el bajo rendimiento industrial y el menor aprovechamiento de lo previsto del rendimiento potencial cañero, entre otros indicadores de eficiencia con la perspectiva de honrar sus compromisos cuando la norma operacional rebase el 52 por ciento, del 70 pronosticado.

En medio de este panorama, en el centro de la geografía de Ciego de Ávila, donde más del 80 por ciento del volumen de las gramíneas menos aportadoras de sacarosa ha pasado por los molinos del coloso pinense, y las que están en cosecha disponen del control administrativo para disminuir las materias extrañas y las pérdidas, otros granos amargos devienen las cañas botadas en guardarrayas, caminos, cruceros ferroviarios, carreteras, calles, y encima de los carros jaulas, luego del descargue en la industria.

Desdicha para la economía y oportunidad para quienes transformaron los trozos derrochados en alimento animal o meladura casera para saborizar el café, mientras esperaban el endulzante natural que, para alegría de muchos, reapareció esta semana en tiendas de víveres del municipio de Ciro Redondo.

Acerca de este asunto en cuestión, Danilo Fernández Madrigal, director general de la Empresa Agroindustrial Azucarera (EAA) Ciro Redondo, explicó que el colectivo laboral reanudará el proceso de envasado en sacos del crudo o azúcar prieta, con destino al consumo de la población, a distribuirse, al menos por tres meses, a través de la libreta de abastecimientos, en bodegas del territorio avileño.

Otra decisión importante consiste en dedicar gran parte del dulce producto a la exportación, con vistas a buscar ingresos en divisas para continuar el financiamiento de las inversiones del central, ascendentes a unos 100 millones de pesos en moneda total, y las de la Bioeléctrica.

Durante el recorrido por la EAA, también supe sobre la gestión para continuar mejorando la alimentación en el comedor, que dispone de cinco ofertas; y la gestión para bajar los precios en la cafetería del ingenio y aumentar las opciones en los quioscos de los centros de acopio de caña.

Si bien la empresa dispone de un área de autoabastecimiento de 116 hectáreas destinadas a garantizar la alimentación en los comedores y la venta a los trabajadores, se impone “purgar” más fuerte para separar las impurezas objetivas de las subjetivas.

Es alta la disposición de los hombres y mujeres de la zafra, pero su motivación requiere de más atención integral. Por ejemplo, un obrero de la industria me planteó su inconformidad porque no acaeció, como de costumbre, el acto de arrancada de la contienda en el central, solo se hizo en un pelotón de combinadas. Uno de los camioneros del tiro directo al basculador opinaba sobre las prolongadas jornadas sin ingerir alimentos en espera del reinicio del proceso fabril por causa de roturas.

¿Por qué las administraciones de los centros laborales de donde proceden los conductores de camiones, muchos de ellos de otros territorios, o en el propio municipio de Ciro Redondo, no priorizan la solución de tal inquietud? Tampoco ha prendido la chispa de la emulación a más de un mes de iniciada esta batalla económica inscripta como Zafra de la Victoria Avileña.

Aquí no hay ambiente zafrero, me decía un obrero, y yo le comentaba que si los aires de la etapa óptima de febrero y marzo no traen mejoras salariales y estímulos, lo que más entusiasmaría a los trabajadores sería el pito de la fábrica en los cambios de turnos, anunciando la continuidad del empleo; porque, sino, volvería a tornarse agridulce el epicentro agroazucarero.


Escribir un comentario


Código de seguridad
Refrescar