En el Día Mundial de la Diabetes reflexionamos sobre las consecuencias de esta enfermedad, que afecta en Cuba a 66 de cada 1000 personas
Padezco diabetes mellitus tipo II desde 2015. He tenido que acostumbrarme a vivir con la enfermedad y no soy lo que se dice una paciente disciplinada: lo reconozco. El endocrino que me atiende me ha llamado la atención, en ocasiones, luego de haberme realizado los exámenes de rigor.
Como yo, el 90 por ciento de los diabéticos que debutan con el padecimiento en la adultez sufren el tipo II, porque nuestros cuerpos se vuelven resistentes a la insulina o no la producen en las cantidades exactas.
Lo que está mal con nosotros es el metabolismo, que mantiene niveles elevados de glucosa en sangre y se asocia con una deficiencia absoluta o relativa de la producción y/o acción de la insulina. La hiperglucemia (aumento del azúcar en la sangre, como se dice popularmente) es el efecto de la diabetes no controlada y lo más duro de aceptar para mí —que todavía me siento joven—, es que, con el tiempo, surgen complicaciones asociadas a la enfermedad.
• Diabetes mellitus: un problema de salud en Cuba
No soy obesa, pero tengo algún sobrepeso, y es ese uno de los factores de riesgo que puede ser modificable. Por otra parte, la inactividad física y las dietas con alto contenido calórico de bajo valor nutricional, también han contribuido al desarrollo de la diabetes.
Para los pacientes diabéticos ―así lo reconocen las autoridades cubanas―, el acceso a un tratamiento asequible, incluido la insulina, es fundamental para la supervivencia, pero no podemos olvidar que el costo de la atención de salud de las personas afectadas es entre dos y tres veces mayor que en las que viven sin la enfermedad.
Según el Atlas de la Diabetes de la Federación Internacional de Diabetes, se estima que 62 millones de personas en las Américas viven con diabetes mellitus tipo II, cifra que se ha triplicado en la región desde 1980. Según las estimaciones, en 2040 serán 109 millones, con lo cual el presupuesto de salud para hacer frente a esta enfermedad deberá ascender a 445 000 millones para ese año.
En Cuba, de acuerdo con el Anuario Estadístico de Salud, edición de 2022, la tasa de prevalencia de diabetes, para el sexo masculino, es de 56 por cada 1000, mientras que para las féminas es de 76,8. Aunque no lo sabía, como mujer siempre tuve muchas más probabilidades de enfermar, algo que deberíamos tener presente todas, porque el sesgo de género se expresa de muchas maneras: la sobrecarga de tareas es incompatible con la realización de ejercicios, por ejemplo, y casi siempre las mujeres protegemos a la familia con la mejor proteína y nos reservamos los carbohidratos.
En el Centro de Control para el Paciente Diabético de Ciego de Ávila, me explicaron que una diabetes mal controlada aumenta las posibilidades de mortalidad prematura —eso asusta definitivamente—, pero cuando se refieren a que puedes tener complicaciones crónicas como enfermedades cardiovasculares, ceguera, nefropatía, úlceras en los pies y amputaciones, comienzas a cuestionarte tu calidad de vida.
De hecho, la diabetes mellitus se ubicó como la octava causa de muerte en el país entre 2021 y 2022, con casi 6500 defunciones entre los dos años. Para Ciego de Ávila, el cómputo fatal fue de 203 fallecidos en 2021 y 140 en 2022.
Es conocido que las personas con diabetes también tienen un mayor riesgo de presentar tuberculosis, especialmente aquellas con un control glucémico deficiente, entonces es fácil establecer que el riesgo de morir por enfermedad cardiovascular y todas las otras causas es entre dos y tres veces mayor en los pacientes diabéticos.
Para las personas que vivimos con la enfermedad este es un mensaje para entender que cuando se enferma, ya no hay vuelta atrás, aunque la vida sigue su curso. No cifremos solamente nuestras esperanzas en la labor de los médicos que trabajan por mejorar nuestra calidad de vida.
De eso debatieron en el X Congreso de la Sociedad Cubana de Endocrinología y Diabetes EndoCuba 2023. Este es un convite a entender el serio impacto que representa la diabetes y una alerta para evitarla o retrasar sus complicaciones.
Infografía: Clínica Universidad de Navarra
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