Cambiar el paso: imperativo para 2023

La frase no alude únicamente a aumentar la velocidad

En la vida hay momentos en que una arenga, una frase contundente, un lema, hacen la diferencia. Lo acaba de demostrar Argentina en la final futbolística más “insalubre” de los últimos tiempos. No sabemos exactamente qué les dijo Scaloni a sus jugadores antes de los penales, o al empezar el alargue, o en el entretiempo, cuando parecía que la copa estaba más cerca. Quizás nunca lo sepamos; quizás en estos días se haga “viral”.

Tranquilos que yo no voy a hablar de fútbol ni del partido que me subió la tensión arterial, no solo porque estuvo demasiado rompecorazones, sino porque casi me lo pierdo. El domingo en que mundo y medio estaba pendiente de lo acontecido en Qatar, más de 300 personas amanecieron en Ciego de Ávila con el fango en los tobillos. ¿A quién se le ocurre convocar a un trabajo voluntario el mismo día en que un balón marcaba el compás de la vida? ¿Por qué?

👉Mujeres y hombres de todos los sectores del municipio de #CiegoDeAvila aportan este domingo su #EsfuerzoDecisivo para la producción de alimentos en el poblado de Vicente. #LatirAvileño #CubaViveYTrabaja

Posted by Periódico Invasor on Sunday, December 18, 2022
 

Con la sangre más fría y sintiendo ya el rigor sacrolumbar de escardar sobre el surco la futura cosecha de papas, una vuelve a hacerse las mismas preguntas y puede entenderlas mejor. Convocar a un trabajo productivo en esa jornada fue una declaración de principios de cara al año por llegar: suficientemente temprano como para que diera tiempo a aportar y disfrutar; suficientemente coherente como para comprender que no se puede renunciar a ninguno de esos dos verbos.

Luego está la frase, repetida en múltiples instancias de Ciego de Ávila en los últimos meses. Recuperada del ¿olvido? aquella arenga de “sin perder un día”, al año nuevo le está naciendo el llamado a “cambiar el paso”, latiendo por el pueblo. Hay un mandato en ello, la convicción de que ninguna palabra hará por sí sola más que los actos. Y por sobre cualquier discurso entusiasta o voluntarista, por sobre cualquier interés personal de sobresalir o acaparar inmerecidos brillos, la idea recurrente de que cuanto se haga beneficie a todos.

Entonces, ¿qué es cambiar el paso en un contexto que se ha “comido” eufemismos y optimistas augurios sin asideros, y nos ha devuelto, como un eructo disonante, la realidad en los moldes de la inflación, las colas, la escasez y algún que otro descreimiento?

Precisamente, cambiar el paso alude a no hacer lo mismo de siempre esperando que el resultado sea distinto. A no rendir cuentas poniendo por delante las pírricas victorias o la falta de recursos —que es verdad que influyen, pero no siempre determinan—. A sentir en carne propia la vulnerabilidad del otro. A predicar con el ejemplo, que es la mejor manera de convocar.

Ahora usted me dirá: “Sí, sigan pensando que se puede hacer más con menos”. Pero eso no es lo que estoy diciendo.

Estoy diciendo, por ejemplo, que, en circunstancias similares —con los mismos déficits de combustibles, de recursos humanos y materiales—, la mitad de los municipios avileños se acerca bastante al cumplimiento de sus planes de entrega de leche, de carne o de la campaña de frío, mientras la otra mitad arrastra consigo el desempeño provincial.

Y uno puede mirar los números desde la distancia y no entender que cada litro dejado de acopiar es una persona enferma o un adulto mayor sin “medicina” (sabemos que los alimentos también curan). Es más, que podrían ser nuestros niños menores de siete años, si seguimos dejando para después lo urgente; entiéndase organizar el desorden, hacer cumplir lo establecido, flexibilizar los esquematismos, potenciar la iniciativa individual y colectiva, controlar sin asfixiar... Porque el famoso vaso de leche para todos no caerá de la Vía Láctea. Hay que “sembrarlo”.

Cambiar el paso no alude únicamente a aumentar la velocidad —aunque buena falta hace ponerle rapidez a la recuperación en todos los ámbitos, pues hay mucha gente que no tiene más tiempo para esperar—. Cambiar el paso también significa andar diferente, mejorar el camino y los zapatos...; en definitiva, no detenerse.


Escribir un comentario


Código de seguridad
Refrescar