“Yo no quiero ser uno del montón”

Poco antes de iniciarse la postemporada de la 61 Serie Nacional, Invasor revela impresiones de Liosvany Pérez, uno de los jóvenes peloteros que aportan a los resultados de los Tigres en la actual campaña

Hasta ahora, Liosvany Pérez, el muchacho que vive al lado del terreno de béisbol Sergio Antuña, en el municipio avileño de Ciro Redondo (la tierra del paracorto Yorbis Borroto), era uno más entre los jugadores que conforman el equipo Ciego de Ávila de béisbol. A los 20 años, no se hacía distinguir.

Gracias a peloteros jóvenes como Liosvany, los Tigres ya están en los play off

Sabía que no podía jugar por encima de Yoelvis Fiss, Abdel Civil y otros con un puesto regular en el conjunto los Tigres, en una época con carencia de jardineros porque, se sabe, el conjunto que ahora dirige el olímpico Yorelvis Charles pasó de tener los mejores jardineros del país (Rusney Castillo, Luis Robert Moirán, Isaac Martínez, el propio Fiss…) a ser cenicienta en esa área.

Los corredores contrarios anotaban desde la segunda base con cualquier inofensiva conexión y hasta se sentían seguros, porque los outfielders poseían brazos débiles. “Línea de hit al jardín izquierdo y viene entrando otra”, se le escuchaba decir a los narradores.

A Liosvany lo encontré a la salida del estadio. Solícito dijo sí al pedido y accedió al intercambio.

—¿Del anonimato al terreno?

—Yo venía jugando a la pelota desde las categorías infantiles, sin apuro y sin dejar de prepararme, en espera de la oportunidad. Se me dio y aquí estoy. No creo haberlo hecho mal hasta ahora; tampoco creo que sea inamovible.

—¿Qué prefieres, batear o fildear?

—A casi todos los jugadores le agrada más batear; sin embargo, yo prefiero fildear, jugar a la defensa y, de hecho, creo que soy mejor fildeador que bateador. En las categorías inferiores llegué a jugar todas las bases, pero bateador, lo que se dice bateador, no me considero.

—Sí, pero andas por sobre 300 de average y siete jonrones.

—Yo mido un metro y setenta centímetros y peso apenas 70 kilogramos. No tengo gran estatura ni fuerza al bate. Por eso me he concentrado en la fortaleza del tren inferior y de los brazos.

“A inicios me comprometí a conectar tres jonrones y los entrenadores y la dirección del equipo me dijeron que yo tenía posibilidades de mejorar esa cifra y me ‘subieron la parada’ a seis. Ando por siete y todavía quedan los juegos del play off”.

Vea los números ofensivos de Liosvany, antes de iniciarse la postemporada

—¿Entonces sales a buscar el jonrón?

—No, no. Salgo a pegarle fuerte y bien a la bola. Los jonrones salen, uno no los da.

—Eres de ese tipo de pelotero explosivo…

—Sí, me gusta jugar caliente. Además, soy rápido y la rapidez es un arma que trato de explotar, aunque debo mejorar en el robo de bases. Para ser buen robador no solo se necesita rapidez.

Hasta ahora, dueño de un modesto palmarés deportivo: una medalla de plata en la categoría Sub-15 y otra de igual color en la juvenil, fija en su mente ser campeón de Cuba con los Tigres del olímpico Yorelvis Charles. ¿Sueño o realidad?

“Quisiéramos ser campeones de la actual serie”.

Y cuando habla de quisiéramos, se refiere a la unidad dentro del equipo, a la combatividad lograda, armas fundamentales cuando se aspira a un “objetivo grande. No, no es un sueño”.

Liosvany es un raro caso de haber jugado muy poco la llamada “pelota manigüera” (se juega en el barrio, cuando por voluntad los practicantes organizan el partido), esa que en algún momento casi todos los cubanos hemos practicado.

“Muy poco la he jugado, ni fútbol ni otro deporte, porque mi abuelo me aconsejaba que cuando uno adquiere cierto nivel, tiene que cuidarse de las lesiones, de un pelotazo, de que te vires un pie o te lastimes el brazo. Ahora, lo que sí entreno mucho, mucho, demasiado, diría yo.

“Lo hago en el terreno y en mi casa. Tengo planeado, saliendo de la Serie Nacional, descansar una semana y seguir en mi casa. Me llevaré un plan de entrenamiento. Tengo metido en mi cabeza que debo trabajar duro si quiero triunfar en un deporte donde existen muchas figuras, porque casi todos los cubanos saben jugar al béisbol y yo no quiero ser uno más del montón”.


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