Otro espacio para catapultar campeones de béisbol en Ciego de Ávila

Si alelado queda Edel González Guerra mirando el pequeño parque infantil que bordea la misma mata de tamarindo donde hace cuarenta años amarraba su caballo, no menos orgullo siente al ver ese terreno de béisbol en la Cooperativa de Producción Agropecuaria Paquito González, donde, si a alguien se le mete entre ceja y ceja, muy bien podrían tener lugar juegos del calendario provincial… ¡y cuidado!

No cayó, por supuesto, del cielo o de la nada. Si a escala estatal, la contribución que realizan las empresas en función del progreso local genera beneficios sociales de diversa índole, en el ámbito cooperativo y campesino el nivel de ingresos, sobre la base de la eficiencia, también permite destinar fondos a obras como esta, que agradecen desde los más viejos hasta los recién nacidos, porque genera recreación, satisfacción espiritual, empleo del tiempo libre y salud.

Como tal, el terreno existía desde hace años. Pero, empeñados en celebrar con acciones concretas los 40 años de fundada la cooperativa, sus socios buscaron el modo de nivelar bien la superficie, dotarlo de una confortable cerca, construir ambos dog outs, instalar la malla detrás del home, sembrar un césped que cada vez debe sellar más y mejor las áreas correspondientes, delimitar bien las líneas divisorias…

Y nada, ahí está, con medidas de 325 por el extremo de sus dos jardines y los 400 que todo bateador desea remontar, madero en mano, por el mismísimo centro, y si es con bases llenas, ¡mucho mejor!

Lo de cuidarlo sería casi una perogrullada. ¿Quién descuida, maltrata o atenta contra lo suyo?

Niñas

Darle uso tampoco parece recomendación novedosa. Si en las condiciones anteriores muchachones de allí, de los asentamientos La Loma y Los González, parecían disputarse la corona del béisbol cubano, ahora deben continuar haciéndolo, con similar pasión y reverdecidos motivos.

Para ello, el sudor del propio colectivo puso unos 25 000 pesos. Y la representación del Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación en el territorio, consciente del trigo que puede dar esa instalación, se encargó de facilitar el acceso a un módulo completo de trajes deportivos, además de los implementos que requiere la práctica de esa disciplina.

Para rematar con broche de oro, a un costado del “nuevo estadio”, la propia cooperativa adelanta, contra viento y marea, la construcción de un grupo de viviendas, desde cuyo portal, un cercano día, sus moradores les gritarán frases de apoyo a los locales y de “desconcentración” para los mismos rivales a quienes seguramente invitarán, al final, a tomar un vaso de agua fría, café o un refresco de frutas naturales.

En fin, además de extraerle mucho alimento a sus fértiles tierras, la Paquito González ha creado condiciones para catapultar, desde sus entrañas, campeones de béisbol hacia el municipio de Baraguá, hacia la provincia y quién sabe si también hacia el país.


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