Ahora, tras conocer otra destacada labor de la lucha femenina avileña, no puedo menos que volver a preguntarme: ¿Por qué unos deportes sí alcanzan resultados relevantes, y otros no?
Ya sabemos que, en materia de disciplinas colectivas, Ciego de Ávila es una de las de mejores en el ámbito nacional. Basta con mencionar el hockey sobre césped, softbol, baloncesto, fútbol y béisbol, que desde hace varios años están entre los primeros.
Pero el Talón de Aquiles del deporte local reside en la mayoría de las disciplinas individuales en las que, de manera intermitente y aislada, aparecen figuras de primer nivel, dígase el atletismo o el judo como ejemplos, pero que, en competiciones nacionales, quedan rezagadas en la porfía global por provincias.
No quiero detenerme en factores objetivos, pues se conoce que este territorio es uno de los menos favorecidos del país, tanto en instalaciones como en número de técnicos, pero tengo la percepción de que detrás de esa realidad se esconden conformismos.
Preocupa —y ojalá que ocupe— que, en los últimos Juegos Escolares Nacionales, una disciplina como las pesas, que tantas glorias le ha dado al terruño, ocupara el puesto 13 y el lugar 11 en la categoría juvenil.
No puede ser que el boxeo se mantenga, prácticamente desde que se creó la provincia, en los últimos peldaños. Hay algunos que se amparan en un slogan bien falso: “es que Ciego de Ávila no da boxeadores. Fue una casualidad que surgiera un campeón olímpico como Armando Martínez”.
Asumir ese y otros conformismos le está haciendo mucho daño al deporte local, como también el de poner por medio, como arma fundamental de la justificación, la escasez de recursos o la carencia de un lugar idóneo para entrenar.
No se puede pedir que sea avileño un futuro campeón de salto con pértiga, pues no existen las condiciones mínimas, pero no creo que la ausencia de corredores de medio fondo o atletas del área de lanzamiento pueda esconderse en el no contar con una moderna pista de atletismo.
Si bien los conocimientos técnicos de nuestros preparadores son vitales para soñar con resultados, creo que, más importante aún, resulta que se enamoren de lo que hacen; a lo que agregaría otro elemento tan o más crucial: los directivos deben exigir más.
No es que esperemos que el deporte avileño, en su evaluación general, aparezca, en un abrir y cerrar de ojos, entre los cinco primeros del país, pero si es de soñar, sin un ápice de utopía, que Ciego de Ávila deje de ser cenicienta en las competiciones cubanas.