Del "récord" y otros fallos de la Sala de Historia del Deporte

Cuántos, incluso seguidores del deporte, seguirán su paso aprisa cuando caminan frente a la Sala de Historia del Deporte avileño Antonio “Ñico” García Portal. Cuántos detendrán su andar, dudarán si cruzar la puerta y no lo harán. Cuántos desconocerán que existe. Cuántos sabrán que pueden entrar sin siquiera pagar. Cuántos…

Las cifras no están archivadas, pero ostenta el local un "récord" muy difícil de batir, análogo, salvando las distancias, a los 2.45 metros de Javier Sotomayor: en una ciudad donde los sitios de interés escasean, la Sala de Historia del Deporte, sita en una vía muy céntrica, posee fechas en que nadie acude y un registro tremendo por espontaneidad puede ser de 10 personas en una jornada.

Abre de lunes a viernes de 8:00 am a 4:00 pm y como plus el sábado en la noche, lo que genera una dicotomía porque este día, durante mañana y tarde, permanece cerrada. Las razones principales: son dos las trabajadoras, y para la Dirección Provincial de Deportes, la calle Maceo es su pista cada fin de semana en el horario nocturno.

Según la metodóloga de Docencia en Deportes y laborante de la Sala, Yohanys Espinosa Martínez, la mayor afluencia de público coincide con la Noche Avileña. No obstante, la pregunta sin respuesta objetiva es por qué, en un país “deportivo”, a él, a ti, a mí, no nos interesa concurrir al lugar que Leonardo Rodríguez Sánchez, director provincial de Deportes, califica de acogedor —y que, por cierto, empieza a sufrir deterioro por filtraciones a nueve meses de inaugurado—, salvo que estemos por ahí con limitadas opciones o un pequeño de la casa se presente a pocos metros del centro en las “competiciones” sabatinas.

Es una realidad que la propia naturaleza de un paraje tal no es objeto de un aluvión de visitas, pero tampoco es incierto que la Sala —sus atractivos— debiera insertarse en las redes sociales de Internet. Prescindir del alcance de Facebook, de una estrategia de comunicación, es similar a lesionarte en plena competencia. Una excusa, enorme cual estadio de atletismo, es que los medios de comunicación masiva no promocionen las actividades que realizan. ¿Y la Sala, junto a Deportes y toda su estructura, qué gestiona, qué informa, qué acciones toma al respecto?

La cartelera de dichas actividades está concebida exclusivamente para los atletas de categorías inferiores de las academias provinciales. Recorrer la reducida área, escuchar quiénes son los de las fotos y en qué torneo Ciego de Ávila alcanzó este u otro trofeo, y luego visualizar en un televisor algún momento olímpico u otro trascendente de Cuba es todo.

Y, quizá, visto así parezca bien. Inconcebible sí resulta que en los meses de julio y agosto no haya planificación porque los estudiantes estén de vacaciones. Que falten intenciones, poder de convocatoria, a quienes no practican deportes o a quienes juegan al máximo nivel o a quienes lo hicieron es peor.

La falta de ingeniosidad en pos de que el espacio no sirva solo para exponer trofeos e imágenes de campeones debería ser tan frustrante como ser el favorito a priori y culminar fuera del podio.

¿Por qué durante la anterior Feria del Libro no presentaron ninguno en la Sala? Con la cantidad de textos que existen sobre temática deportiva —aunque la mayoría sin referencia a los avileños—, buscar soluciones, promocionarlos y venderlos allí podría ser un intento de superación. “Debemos evaluar en el futuro una nueva forma de gestión económica para que se financie la Sala y dé utilidades”, reconoce Rodríguez.

¿Por lo menos existe una biblioteca digital? No. ¿Periódicos? Tampoco. ¿Resultados del ayer? Tampoco.

¿Qué impide que una vez por mes o cada vez que lo estimen y estén las condiciones, la Sala reciba a quienes quieran escuchar las memorias del Yaki Ortega, de Armandito Martínez o las proyecciones del Gran Maestro Luis Ernesto Quesada?

No es un invento nuevo. Los viejos conocedores recordarán aquel conversatorio denominado Té deportivo, cerca de la década de los 80, que ni siquiera disponía de una sede fija. Retomar dicho coloquio sería un brinco significativo, ¿verdad?

Las preguntas saltan sin rozar el listón. ¿La cultura del detalle entrenó lo debido con vista al torneo? Si la sección sugiere fotos de titulares olímpicos, ¿por qué Yorelvis Charles luce una camisa del equipo Ciego de Ávila y no del Cuba en Atenas 2004?, por citar solo a uno.

A la vez, los metros cuadrados son insuficientes, por supuesto, para exhibir en pósteres a la cantidad de glorias del deporte avileño. Quizás la idea de rotar las exposiciones y, también, mostrar los resultados presentes, sea posiblemente la mejor de las soluciones, aunque aún sea eso: una idea.

No existe un rincón de Los Búfalos. Ni un cuadro. Nada. Si el quinteto de básquet de Ciego de Ávila es, con diez coronas, por buen margen el mejor en la Liga Superior de Baloncesto. Y en la Sala de Historia no le rinden tributo alguno. Pues sucede. La justificación de los responsables de que, en reiteradas ocasiones, los deportistas y comisionados no aporten copas, medallas…, no muestren motivación por la Sala, es inverosímil.

Las dudas son cuantiosas. ¿Acaso un video de la primera final de los Tigres, por ejemplo, contiene la historia del béisbol avileño? ¿Un párrafo con cien caracteres abunda en la trayectoria de Dany Miranda? ¿Par de trofeos de Los Tiburones del fútbol compilan lo hecho por los onces?

Por supuesto, no todos son fallos, el mero hecho de pensar y concretar la idea es plausible, mas las interrogantes anteriores redundan en una que coloca la varilla altísima: cuánta historia conserva, cuenta, transmite la Sala de Historia del Deporte avileño.

 sala deporte ciego de avilaMario Martín Martín

 


Comentarios  
# Avileño... 08-09-2022 09:24
Soy avileño y no sabía que este lugar existía en nuestra ciudad, creo se le debe dar más publicidad. En cuanto tenga un chance pasaré por esta sala, creo que es nuestro deber también conocer sobre la historia del deporte de nuestro terruño.
Saludos
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