Ciego de Ávila celebra 60 años de sano deporte

Por razones preventivas, la tradicional carrera, una gala y otras actividades similares, tendrán una factura virtual para todo el país. Los 60 años de pasión y de resultados en el deporte cubano, la educación física y la recreación, constituyen, sin embargo, un hecho totalmente real, palpable, al alcance de la mirada y la memoria.

Para el pequeño Cristian, quizás el referente más cercano sean aquellos “enanitos” que vestidos de peloteros gozaban de lo lindo en el también reducido terreno de béisbol ubicado en el Parque de la Ciudad de Ciego de Ávila: alegre pandilla a la que él quiere sumarse “cuando pase este coronavirus”.

O tal vez acuda a su memoria el escalofrío que sentía, solo de mirar cómo los niños de la Escuela Provincial de Deportes Acuáticos Julio Antonio Mella se lanzaban a la piscina, en medio de “de un frío que pelaba”.

• Le proponemos leer un texto dedicado a un destacado entrenador y pedagogo de Ciego de Ávila, en el primer aniversario de su desaparición física

La primera asociación de su padre, en cambio, posiblemente sea a ese fenómeno que, contra viento y COVID-19, sigue adelante y mantiene en vilo a miles de hogares, con no pocos aficionados comiéndose las uñas. Hablo, desde luego, de la Serie Nacional de Béisbol…, por cierto, con la misma edad que el Instituto Nacional de Deportes, Educación Física y Recreación (INDER).

Y en una fecha como esta, 23 de febrero, los ya abuelos no podemos despojarnos de una virtual y real sensación de nostalgia, al recordar aquellos años 60 y 70 del pasado siglo, cuando la fiebre del deporte ponía al más pinto a jugar pelota, fútbol, voleibol, o a correr y a saltar en una cuarta de tierra, mientras en muros, vallas y otros espacios públicos la mano rotulaba una frase en total y directa frecuencia con la realidad: “El deporte, derecho del pueblo”.

Dicho en otros términos: lo que antes de 1959 jamás ocurrió, pasó a ser parte de una “normalidad nueva”.

Aniversario INDER

Con Fidel convertido en locomotora tricolor, Cuba logró masificar la actividad deportiva desde la punta del hocico hasta la cola del reverdecido Caimán, al tiempo que la nación iba filtrando una calidad que rápidamente sorprendió al hemisferio y al mundo.

Harían falta horas de radio y de televisión, o una sumatoria de ediciones impresas, para ser justos con todos los nombres que el archivo popular pudiera inscribir desde los tiempos en que el velocista Enrique Figuerola le empezó a dar tanta gloria a nuestro país como la que hoy nos siguen tributando figuras de la grandeza del luchador Mijaín López.

• Lea: Deporte avileño, de hito en hito

Han sido años de sano e indetenible contagio, de apurar el plato de comida en mano frente al televisor, de echarlo a un lado o de poner graderíos a punto de desplome para disfrutar la elegancia de un Rolando Garbey o el constante ataque de Armadito Martínez, sobre el cuadrilátero, las mortales pegadas de Teófilo Stevenson y Ángel Milián (perdón a todos los demás, no menos grandes), la gloria de Juantorena, la velocidad de Silvio Leonard, el cautivante poder de los remates de Mercedes Pomares y los pases de Nancy González, los saltos de Sotomayor y de Iván Pedroso, el coraje de José Antonio Huelga, la peligrosidad de Don Miguel Cuevas, de Antonio Muñoz, Marquetti, Casanova, el niño Linares, las hazañas —pesas arriba— de Pastor Tuto Rodríguez; Pedros Luis Rodríguez y Carlos Alexis Hernández…

Han sido —y no dejan de ser— años de sembrar instalaciones deportivas por doquier; años que parieron también una verdadera constelación de narradores al estilo de Bobby Salamanca y de los orgullos avileños Héctor Rodríguez y Eddy Martin.

• En Ciego de Ávila no se descuidan la Educación Física y la Recreación

Pero han sido, sobre todo, años de optimismo y de confianza en el futuro, a pesar de pandemias, de escaseces y de bloqueos que pueden afectar —y de hecho han perjudicado sensiblemente— al deporte, pero que no pueden frenar la pasión que viene en vena, desde la cuna y primeras edades, tal y como demuestra la imagen de este pequeñín, deslizándose victorioso sobre el home, como ayer lo hicieron tantas glorias del deporte cubano y hoy siguen instando a hacerlo sus seguidores.


Escribir un comentario


Código de seguridad
Refrescar