Si ahora el turista que visita los hoteles de la cayería norte de Ciego de Ávila logra construir y “exportar” una imagen más nítida de Cuba es porque desde cada escenario ha comenzado a irradiarse autenticidad y gozo con más lucidez que antaño, cuando el intrusismo profesional, la fanfarria y el brillo, el ruido, los bailes alejados de la esencia original y los fetiches devenidos cultura popular (tabaco, ron, mulatas, etc.) se posicionaban en el imaginario colectivo como muestras fehacientes de aquello que nos identifica.
Hoy podemos ufanarnos de que ningún creador trabaja sin el visto bueno de las instituciones encargadas de comercializar su obra y sin la previa evaluación de los correspondientes Consejos Técnico-Artísticos y Consejos Asesores.
•Otros logros del Turismo en Ciego de Ávila
Sin embargo, las relaciones Cultura-Turismo continúan siendo una madeja enredada que demanda ajustes y, sobre todo, coherencia, si queremos lograr un producto genuino, sin concesiones a la mediocridad.
Por eso, mientras unos hablan de hacer cumplir la política cultural del país o de la necesidad de contratar y pagar según las jerarquías artísticas, otros se cuestionan por qué un maquillista puede ganar 700.00 CUC mensuales, incluso más que los propios artistas, y cómo entre agrupaciones con formatos y jornadas de trabajo similares las diferencias salariales son de miles de pesos.
La música coral y de conciertos no ha generado expectativas para “venderse” de acuerdo a su probada calidad y, por ejemplo, el conjunto folclórico Osopkuán Irabbo ha mostrado su repertorio de forma intermitente al preferirse grandes espectáculos de variedades y no el innegable sincretismo que de ellos emana.
A lo que se suman las gestiones y relaciones interpersonales de los propios artistas en las instalaciones turísticas, lo cual distorsiona el discurso original y conspira contra el hecho de priorizar el talento y los resultados.
A estas alturas podríamos cuestionarnos cuál es el grado de participación real de los especialistas de cultura en la conformación de la programación, en definir qué se muestra y en la selección de un director artístico, animador o coreógrafo.
Aun cuando consta en los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución para el período 2016-2021 que las expresiones artísticas vinculadas a las actividades turísticas deben responder fielmente a la política cultural del país, en la práctica, otras aristas del fenómeno determinan, pues las legislaciones vigentes, encargadas de mediar las relaciones entre ambos sectores, dan cabida a numerosas subjetividades y a un aparente espíritu de oferta y demanda que, a la postre, deja pocas opciones a mano.
Para los que han transformado la cayería no solo en un espacio para mostrar su trabajo, sino en un rentable mercado, tampoco es fácil. Bien lo sabe Orlando Pino Amores, director de la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos, Musicávila, pues a pesar de los contratos existes con Transmetro, entidad encargada de transportar a los artistas, más de una discusión ha surgido cuando los choferes se niegan a trasladar los instrumentos o por músicos que no pudieron abordar el ómnibus, solo por enunciar algunos inconvenientes.
Según Lesner Gómez Molina, subdelegado del Ministerio de Turismo (Mintur) en el territorio, es primordial revitalizar las actividades extrahoteleras para motivar al turista a salir de las instalaciones, y consumir otros productos y servicios no contemplados en el “todo incluido”, lo cual se traduce en la necesidad de repensar numerosas estrategias de trabajo para mantener opciones variadas en cartelera.
Los primeros pasos han llegado con el trabajo sostenido de la Comisión Cultura-Turismo que periódicamente evalúa, debate y toma decisiones oportunas para que la cultura se erija como un recurso de valor añadido que garantice sostenibilidad y ayude a transformar el país en algo más que un destino de sol y playa, mas el cambio debe ser regla y no excepción.
NOTA AL MARGEN
La definitiva conformación de un Comité de Contratación ha sido un reclamo manifestado en diversas ocasiones por Virginio Menéndez Moro, director de Cultura en la provincia, para garantizar, así, el control de lo que se consume en el territorio. Se trata de establecer un consenso y de actuar, siempre, como filtro que depure y enaltezca según corresponda.
La polémica se incentivó luego de la reciente estancia de la Charanga Habanera y del dúo de reguetoneros Yomil y el Dany, que, aunque aplaudidos por el público, generaron otros inconvenientes como el pago por zonas especiales bajo el concepto de VIP (Very Important Person) en nuestros espacios públicos, colmo sin precedentes que resulta una estocada mortal en la conciencia social que por años se ha construido sobre la igualdad de posibilidades para acceder a la cultura y el disfrute, una de las máximas del proyecto social cubano.
No se trata de negar su entrada, ni las gestiones que hicieron posible su llegada al terruño, sino de cavilar con luz larga cómo queremos qué fluyan estos mecanismos y los impactos negativos (o positivos) que puedan generar a corto y mediano plazos.
PERIODISTA,que bueno que comentaste sobre el salario de la maquillista.
cuanto le pagan a un "comico'' en artex,cuanto gana un cantante en el mismo artex.
que se tiene en cuenta para la programacion CULTURAL del piña colada y el patio de artex ?
el PUEBLO tiene que tener conocimiento de lo que se hace con su DINERO, tiene que existir TRANSPARENCIA.
junto con los comentarios sobre las actividades en el TEATRO PRINCIPAL hay que decir cuanto costo esa presentacion.
sin duda alguna que la prensa tiene que jugar este papel en un sistema SOCIALISTA.
ahora vienen los carnavales junto con la programacion debiera darse a conocer PUBLICAMENTE lo que el PUEBLO paga por sus festejos a cada agrupacion musical
brmh
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