Títeres al Centro, elogio al teatro desde Ciego de Ávila

Cuando los títeres de Polichinela llegan a la escena hay que aplaudir. No por complacencia ni por costumbre, sino porque en los ojos saltones de los muñecos va el alma del titiritero y esa fusión dulcísima embelesa sin remedio.

Luego de un silencio demasiado largo volvieron esas sensaciones a la sala Abdala, de la ciudad cabecera, con la inauguración de la X Jornada Títeres al Centro y su intenso cronograma de actividades, que combinó presentaciones en vivo con la reposición de obras a través de las redes sociales de Internet.

Estaba claro desde el inicio que esta sería una edición diferente, sin demasiada aglomeración en los espacios públicos y sin agrupaciones foráneas para disfrutar de disímiles calidades actorales o de las muchas técnicas existentes para el manejo de títeres. Sin embargo, no solo el regreso después de tanto tiempo impulsó a los muchachos de Polichinela, sino el compromiso con el legado de Yosvany Abril Figueroa y las ganas de homenajearlo como mejor saben: haciendo teatro del bueno.

En la arrancada se unieron la música de Motivos Personales, la declamación de Juan Manuel Rivas y la reposición del número Amigas, de la obra el Gran Musical, y, a partir de aquí, a cualquier hora del día, al alcance de un clic, estuvo el teatro de muñecos.

Conozca qué pasó en la inauguración de Títeres al Centro.

Para el sábado quedaron reservadas las presentaciones en vivo de las piezas Un cuento saludable y Cuentan, cantan tanto, valiéndose la selección de lo versátil de los argumentos, lo que permitió su puesta en escena sin grandes artilugios, en espacios flexibles como el portal de la casa de cultura José Inda Hernández y la Casa del Joven Creador.

Mientras, a las redes sociales de Internet llegaron en avalancha obras de compañías que tradicionalmente han participado en el certamen y algunas novedades.

El programa incluyó a agrupaciones como Teatro Caña Brava, de Cienfuegos; Titirivida, de Pinar del Río; Guiñol Pequeño Príncipe y la Guerrilla de Teatreros, de Granma; Guiñol de Remedios y Guiñol los Zahoríes, de Las Tunas; Teatro de las Estaciones, de Matanzas; y Teatro sobre el camino, de Villa Clara.

Como buena nueva se incluyó una clase relacionada con la construcción de muñecos con la técnica del marote, y se unieron a la nómina nacional Titerike, de Chile; Títeres del Timbó, de Uruguay; y Tongo Teatro, de Argentina; país que también tuvo como invitada a la artista Valentina Morello.

La noche más larga del títere no tuvo el desborde habitual y su diseño se adaptó a las condiciones del evento, con dos puntos establecidos para el rodaje audiovisual de obras en el bulevar avileño hasta bien entrada la noche.

Polichinela fue el anfitrión absoluto y en una intervención de unos 15 minutos mezcló, para bien, danza y teatro. Primero pudo disfrutarse de una coreografía, con música contemporánea, dedicada a Elewá y el panteón yoruba; y, luego, una suerte de openning de lo que será Mascarada criolla, uno de los próximos estrenos de la agrupación, con texto de Rafael González.

 titeresMascarada criolla es una obra que prometeComo sorpresa al fin, el nuevo director de la compañía prefiere reservar detalles y solo adelanta que será un espectáculo musical basado en canciones cubanas. Si a esto sumamos que días atrás dijo a Invasor que con esta pieza intentan darle continuidad a la línea temática que ya iniciaron con Lo que te voy a contar y La carpetica de yarey, pensadas para un espectador adolescente, podemos ir calibrando las expectativas y apostando por que esta renovación de los modos de hacer termine, efectivamente, con público a lunetas llenas.

Este domingo cuando cerró el telón, Polichinela había llevado su arte, también, a un barrio del sur de la ciudad, como prueba certera de que no hay escenarios difíciles y de que tampoco ha perdido su trabajo el enfoque comunitario.

Si me preguntaran diría que se las ingeniaron con éxito para reorganizar, promocionar y llevar a las plataformas virtuales un certamen inmenso pensado para vivirse cara a cara, y, aun así, no despintó su esencia ni renunciaron a la posibilidad de interactuar con su público.

Como ensayo de una normalidad que promete teatros llenos y espectadores satisfechos, Títeres al Centro fue una alegría inmensa y energía revitalizadora.

Bienvenida la magia de las marionetas y que no nos abandone.


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