Conservar la memoria histórica demanda empeño y constancia; nos preciamos de la valía de nuestros archiveros y de cómo en Ciego de Ávila ponen en valor el patrimonio documental.
Reducir a una fecha el homenaje a quienes resguardan nuestra memoria histórica podría parecer injusto con un trabajo en extremo meticuloso y constante, por eso, no hubo fiesta en Ciego de Ávila solo el pasado 3 de noviembre, Día Nacional del Archivero Cubano, sino que las celebraciones se extienden hasta el próximo día 15, en una suerte de jornada para alegrarse y mirar de frente los retos del sector.
Sin dudas, la primera buena noticia llegó con la entrega del Medallón 180 Aniversario del Primer Archivo de la Isla de Cuba a Mayda Pérez García, directora del Archivo Histórico Provincial Brigadier José Ambrosio Gómez Cardoso, y a Arialis Jesús Pedroso Fleitas, especialista en Gestión Documental del Ministerio de Ciencia Tecnología y Medio Ambiente, ambas con “más de10 años dedicados a la actividad de gestión documental, conservación, investigación, difusión, informatización y prestación de servicios especializados”.
Aunque se dice fácil, detrás de cada una de esas palabras hay un currículo excelente y muchísimo trabajo que descansa en sus hombros, desde las labores de docencia, investigación y dirección asumidas por Mayda, hasta la capacitación de cuadros de diferentes organismos e instituciones llevada a cabo por Arialis, con tal de implementar el Decreto Ley 3 de 2020 y las Resoluciones 201 y 202, en lo referido a la gestión documental y de archivo.
• Conozca más sobre la aplicación de este decreto en Ciego de Ávila.
El cronograma incluyó, también, la salida del número cuatro del boletín El Brigadier, la donación de fotografías y documentos de Gladys Soler y Elida Valle, revolucionarias con una amplia trayectoria en la Federación de Mujeres Cubanas, por parte de Ángel Cabrera Sánchez, historiador de la ciudad de Ciego de Ávila; y el agasajo a tres fundadoras de la institución: Mayda Pérez García, Mariselda Morgado Capellán y Mairely Rivera Pérez.
Desde el documento más antiguo hasta las recientes adquisiciones, componen un legado donde suman miles los expedientes, materiales bibliográficos, legajos, registros, planos, mapas y escrituras originales que se imponen al paso de los años. Al centro de este entramado está el Archivo Histórico Provincial como institución encargada de dirigir la política de gestión documental y de conservación preventiva, y de garantizar el uso y acceso de la población a estos bienes.
Si los estudiantes pueden conocer más sobre la Trocha de Júcaro a Morón, el profesor universitario desempolvar fotos antiguas y la historiografía preciarse de fuentes de información fidedignas, se debe a todo lo que se guarda dentro de esas cuatro paredes y al empeño de un colectivo ejemplar.
Tampoco su labor está excepta de contratiempos, pues los archiveros avileños han cargado por años con las incomprensiones del resto cuando se trata de conservar la memoria histórica y hacer entender que en un pedazo de papel olvidado hay conocimiento. A esto se suman otros gajes del oficio como habitaciones inapropiadas para el resguardo de los documentos, falta de presupuesto e insumos para asegurar su salud en el trabajo, y hasta indisciplinas fiscales que atentan contra la preservación de evidencias.
Sin embargo, a esta jornada de celebraciones llegan con resultados loables que apuntan no solo a la constancia, sino a una labor más eficaz. De hecho, de los 37 fondos y colecciones que atesoran, más del 60 por ciento de la documentación está digitalizada y se aspira a crear una red que conecte los fondos existentes en cada una de las provincias del país.
Cuando desde aquí podamos aprender más sobre la historia local de Pinar del Río o Santiago de Cuba, solo con un clic se habrá superado otra barrera y las alegrías serán por partida doble.