En medio de las actuales circunstancias la mayor ganancia es, quizás, no renunciar al espacio ganado con tanto esfuerzo
Hace un año la palabra resistencia volvió a escribirse junto a Títeres al Centro, cuando cerró el telón de las presentaciones en Ciego de Ávila. Si ahora la repetimos, es porque describe en su justa medida los malabares para hacer y la puja por existir de este certamen, que ha llegado a su madurez con retos mayúsculos para que los muñecos y los titiriteros coincidan aquí en tiempo y espacio.
Podemos ufanarnos de haber disfrutado de una XIII edición gracias al empeño de Rafael González Álvarez y de sus muchachos, que no desistieron, tocaron puertas y consiguieron el patrocinio de un grupo importante de nuevos actores económicos, una modalidad que garantizó, al menos, la participación del Guiñol de Remedios y el grupo Mejunje Teatral.
El resto se fue tejiendo sobre la marcha, con el empuje de la Asociación Hermanos Saíz y el Consejo Provincial de las Artes Escénicas, así como con la experiencia acumulada en el diseño del programa, que permitió aprovechar al máximo el acervo de cada una de las compañías, en correspondencia con las condiciones de los escenarios.
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Bajo estos términos, el habitual derroche de obras y de compañías diversas en estéticas y estilos fue imposible; mientras que la Trocha Titiritera y La noche más larga del títere vinieron a menos, aunque mantuvieron su esencia y se confirmaron como dos de los momentos cumbres de la cita y de los que más elogios merecen.
Las comunidades de Simón Reyes, 9 de Abril y escuelas ubicadas en el centro de la ciudad fueron colocadas al centro del cronograma de actividades, en un esfuerzo por el común disfrute del arte y por mantener espacios ya conquistados por encima de cualquier contratiempo o carencia.
A su vez, los espacios teóricos motivaron el diálogo y la reflexión, y lograron reunir a Ramón Silverio e Idania Castañeda, dos grandes del teatro con quienes el auditorio pudo conversar sin tapujos. Además, socializar las indagaciones que han puesto en blanco y negro la historia de la compañía Polichinela fue otra de las ganancias indiscutibles.
Para La noche más larga del títere quedaron dispuestas tres áreas: el portal de la Casa del Joven Creador, el de la Casa de Cultura José Inda Hernández y el de la sala Abdala, que fueron aborratados por los pequeños y sus padres.
La arrancada correspondió a Polichinela con Cuentan cantan tanto, ese clásico que siempre conquista sonrisas entre juegos, coreografías y payasos. Luego, correspondió el turno al payaso Campi, de Mejunje Teatral, que en una pequeña intervención en el bulevar hizo gala de su vis cómica y del manejo de títeres de guante. El cierre correspondió al Guiñol de Remedios con el Megacaramelazo, pieza que el pasado año también sedujo a los niños por el colorido, el dinamismo y las diversas variedades incluidas, un tiempo de risas, sueños y canciones que el público agradeció con miradas atentas y aplausos desmedidos.
Un espectáculo excepcional que se extendía hasta la medianoche, terminó alrededor de las 10:30 y el único reclamo sería, precisamente, no habernos regalado más tiempo.
#Ahora La noche más larga del títere le recuerda a #CiegodeAvila que el sábado en la noche es un día de fiesta y que la...
Posted by Periódico Invasor on Saturday, November 4, 2023