Miraima, polifónica y plena

Esta joven musicóloga combina la investigación con la creación. Ambas facetas, dice, la completan

miraimaCortesía de Miraima García Lacerda A Miraima García Lacerra podemos descubrirla lo mismo en un encumbrado panel, teorizando sobre música y folclor, que en Turquía, interpretando al piano los más tradicionales ritmos de la música cubana y, con ambas versiones, quedaremos complacidos, a pesar de que su camino en el arte haya comenzado más por la motivación de los otros que por convencimiento propio.

Sus primeros recuerdos son los de su abuela llevándola a clases de ballet y a cuanta actividad cultural surgiera, de la gimnasia rítmica como uno de sus pasatiempos favoritos y de un padre, en sus palabras, “músico frustrado por elección”. A los siete años esta rutina ocasional tomó forma muy seria, cuando aprobó las pruebas para ingresar a la escuela elemental de arte Ñola Sahíg Sainz en la modalidad de piano básico. Ahora lo sabe, nada volvió a ser igual.

Hubo un giro de 180 grados en su vida no solo por la disciplina y dedicación con la que asumiría el estudio de este instrumento, sino por la irremediable pasión que la ha obligado a volver una y otra vez al estudio, a la investigación acuciosa, a la creación artística y a creer que desde la música pueden saltarse barreras y deconstruirse esquemas.

El nivel medio lo estudió en el conservatorio Ernesto Lecuona, en Sancti Spíritus, y formó parte de una suerte de programa especial donde el título de Bachiller en Artes vino acompañado de una ampliación del perfil profesional, pues las asignaturas teóricas se orientaron más hacia la investigación. Este fue el resorte que se activó cuando decidió especializarse en Musicología durante cuatro años en el Instituto Superior de Arte, con idas y venidas cada vez más esporádicas a Ciego de Ávila.

Desde entonces, ha modelado hipótesis y acordes con la misma intensidad y, a veces, es musicóloga y, otras, instrumentista en la agrupación Identidad, aunque a ciencia cierta no sabremos dónde están los principios y finales en su historia, sino más bien que hay una fusión dulcísima que la completa.

─¿Qué hace una musicóloga en Ciego de Ávila?

─Estuve ocho años fuera de aquí, completaba mis estudios y eso hizo que perdiera un poco el vínculo; pero lo cierto es que soy avileña y me siento orgullosa de eso. Desde mi servicio social me vinculé al trabajo en la Empresa Comercializadora de la Música y los Espectáculos como especialista del Departamento de Desarrollo Técnico Artístico y como musicóloga, esta función significó una tremenda responsabilidad porque se ha pretendido completar en cada provincia del país para desde ahí estimular la creación, la investigación, la formación de fondos, la gestión de eventos y proyectos discográficos, así como para promover la obra de artistas locales y nacionales. Esta disciplina no se dedica exclusivamente a la investigación o edición de libros, debemos conectar cada fenómeno musical con su propia transformación y desarrollo.

Miraima García Lacerda, musicóloga valora estas dos primeras jornadas del VII Simposio Música y Juventud del Piña Colada...

Posted by AHS Ciego de Ávila on Thursday, March 30, 2023

─Esta provincia es diversa en géneros musicales y expresiones culturales, ¿qué es lo más apremiante?

─Somos un punto de paso entre Oriente y Occidente, por lo que heredamos de los diferentes procesos migratorios diversas manifestaciones culturales, las cuales coexisten en tiempo y espacio. No podemos decir hasta aquí llega el antecedente hispánico y comienza el africano, pero estoy segura que estos son los ejes fundamentales.

“Nuestra mayor fortaleza es esta multiculturalidad, por lo que existe mucha música folclórica para conservar y revitalizar. Este propósito choca con la existencia de un polo turístico, el cual impone una dinámica que obliga a los artistas a conciliar entre lo que quieren hacer y lo demandado allí. La negociación no es equitativa, porque media la retribución económica y se cede en cuanto a estética y repertorio.

“Otro de los retos sería crear líneas de comunicación para generalizar este conocimiento y congeniar con los públicos. No hacemos nada con preservar si no logramos reproducir esos procesos”.

─¿A qué proyectos de investigación le has dedicado más tiempo?

─Hay al menos dos investigaciones que me han marcado: mi tesis de licenciatura, donde estudié la celebración ritual festiva de violín en la santería o Regla Ocha y, luego, la de maestría, que dediqué al estudio de la actividad musical en el término municipal Ciego de Ávila, entre los años 1899 y 1925, a partir de la consulta de ejemplares del periódico El Pueblo y otros materiales.

“Además, indagué sobre el desarrollo de escenas alternativas para la discografía avileña y en el contenido atesorado en las cintas fonéticas conservadas en Radio Surco. Me complació muchísimo, también, el acercamiento al hecho histórico del paso de la artista española Eva Canel por el territorio en el siglo pasado, por definir que la acompañaba una charanga y no una banda como se pensaba. Se trató de una reducción del formato que puso énfasis en los instrumentos de vientos metal, tal cual sucede hoy con la banda provincial de conciertos. Durante una edición del Simposio de Patrimonio Sonoro generé un podcast sobre este estema y muy rápido ganó 700 escuchas, a pesar de haberlo hecho casi de forma autodidacta y enferma de COVID-19”.

─¿Cómo sueñas el futuro?

─No me imagino renunciando a mi obra artística ni a mi trabajo como investigadora, aunque parezcan caras opuestas ambas me completan y definen. Sueño con un doctorado en Musicología, pues sería otro paso de avance en mi carrera, que me permitiría profundizar conocimientos sobre una ciencia que está todo el tiempo reinventándose.


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