Justo a la moda, el sabor de lo imperecedero

Porque la artesanía, más que un modo de vida, ha sido placer y compromiso, es que los miembros del proyecto Justo a la Moda celebran 15 años de trabajo con una sonrisa inmensa y la certeza de que lo utilitario también puede ser hermoso y sutil.

Esa ha sido la luz que han buscado siempre José Antonio Echevarría Díaz y Mileidis Ríos Arnaiz, lo mismo en un material reciclado que en el pedazo más áspero de cuero. Lo han logrado, tanto que desde el año 2006, cuando el proyecto quedó conformado bajo el empuje de una convocatoria del Fondo Cubano de Bienes Culturales para surtir dos tiendas que serían inauguradas en la ciudad cabecera, la vida y la creación han sido un pestañazo.

En aquel entonces fue Sara Contreras quien les propuso el nombre que hoy ostentan con gratitud, luego de haber buscado referentes en emprendimientos anteriores, y los bajos del edificio 12 plantas fueron la primera vitrina expositiva de su obra y el punto de partida para pensar en grande.

De a poco delinearon su propio sello artístico con la elaboración de artículos utilitarios mediante la fusión de pieles, textiles y algunos elementos sintéticos. Gorras, cintos, carteras y mochilas se unieron a las confecciones de Guayza, llegaron a las pasarelas y su currículo comenzó a anexar méritos.

Fueron del Festival de Moda Artesanal Exuberarte, en Villa Clara, hasta la Feria Internacional de París, en Francia; la Feria Internacional de Artesanía Artística Cuba-Mex; la Feria Internacional de Artesanía Artística de La Habana; y varias ediciones de las Ferias de Arte y Decoración Tlaqueparte, en México.

Su presencia se hizo imprescindible en los salones provinciales de artesanía artística Eduardo Martínez, de donde recuerdan con cariño el segundo premio en el año 2016 por la pieza Orígenes, y la indagación constante en la técnica del repujado en piel; así como el logro de esculturas de este material luego de una rutina de semanas perfilando patrones, empapando el cuero para hacerlo maleable y secándolo.

A la tradición familiar de impecable costura le dio continuidad Mileidis, junto a su hermana Maydelín, con la confección de cortinas, sobrecamas, cojines, manteles, y la personalización de prendas de vestir a partir de la sublimación y de objetos con vinilo. Pero tampoco se detuvieron ahí.

Desde 2018 incorporaron la mirada de arquitecta de Maydelín e incursionaron, con buen paso, en la decoración de interiores, haciendo uso de técnicas como la sublimación textil, la tampografía y la cerigrafía; a lo que se sumaron sus producciones anteriores, en lo que resulta un servicio completo que ha encontrado clientes potenciales en numerosas empresas dentro y fuera de la provincia.

2006-2020 de Ailén Castilla  

Precisamente esa heterogeneidad les ha permitido navegar con suerte por los entresijos del mercado, diversificar su trabajo, captar materias primas, y lograr vínculos con grupos de creación como Muebles a la luz, Iroco y el Taller de Cerámica del Fondo Cubano de Bienes Culturales, en el afán de abastecer a la economía nacional a través de la cadena de tiendas CIMEX.

Por eso, no es exagerado decir que lo aprendido por José Antonio como técnico de maquinado le ha servido, también, en la artesanía, porque de su inventiva salieron una máquina para picar la esponja y un tendedor de tela para la mesa de corte, que se vieron obligados a agrandar para suplir la demanda. Mileidis saca las cuentas a tono con la pericia de su maestría en Contabilidad Agencial, y Maydelín diseña, ajusta colores y piensa en 3D.

No saben cómo estarán dentro de cinco años, ni siquiera si el taller de costura que todavía construyen tendrá el espacio suficiente, pero acostumbrados a mirar siempre con luz larga, hablan ya de comenzar con una línea de guayaberas para hombres y mujeres, en el intento de rescatar esta pieza y sus valores. Entonces a una le queda la sensación de que estos 15 años han sido apenas el ensayo de lo que está por venir.


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