Del 10 al 17 de noviembre, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas desarrolló el segundo ejercicio nacional de evaluación artística en Ciego de Ávila, un proceso que busca certificar la calidad profesional de artistas y agrupaciones, regularizar documentación y estimular el crecimiento creativo en la danza, el teatro, el circo y la comercialización
Por más de una semana, el talento artístico avileño se sometió al escrutinio profesional. No se trata del aplauso del público —ese estímulo inmediato y necesario—, sino del reconocimiento institucional que certifica, eleva categorías y abre puertas. El segundo ejercicio nacional de evaluación artística, que transcurrió hasta el 17 de noviembre en Ciego de Ávila, representa para decenas de creadores escénicos la posibilidad de ver reflejado en un documento oficial lo que han construido durante años sobre los escenarios.
“El artista necesita estímulos más allá del aplauso del público”, afirma José Antonio Chávez Guetton, bailarín, maître y coreógrafo de primer nivel, quien integra desde su creación la Comisión Evaluadora del Consejo Nacional de las Artes Escénicas en la especialidad de danza.
“Necesita saber que su desempeño tiene un reconocimiento por parte de las autoridades que pueden elevar su categoría, con los efectos legales y materiales que eso implica. Pero, sobretodo, el reconocimiento de que está creciendo como artista”.
Chávez Guetton, quien llegó a la provincia como parte del equipo evaluador nacional, destaca la organización del proceso avileño y reconoce el potencial de los grupos danzarios que ha tenido oportunidad de observar. Sin embargo, lanza una advertencia necesaria: “Es importante ese reconocimiento, pero junto a eso también buscar el mecanismo para que el artista no sienta que ya llegó. Para el profesionalismo en el arte no hay metas, porque cada día se puede hacer algo para ser mejor. Eso es infinito”.
Lian Díaz Arias, presidente del Consejo Provincial de las Artes Escénicas, explica que este ejercicio evaluativo representa la actualización de un sistema que estuvo varado desde 2016. “Hemos puesto mucho interés, mucho celo con este proceso, porque estamos hablando de expedientes, de notificaciones, de un tribunal amparado bajo una resolución, y hoy contamos con las personas capacitadas para evaluar actores, actrices, bailarines, asesores, asistentes de dirección, directores escénicos y categorizar nuestros grupos”.
El proceso abarca todas las manifestaciones artísticas del sector escénico —excepto música, salvo orquestas acompañantes— e incluye tanto a las agrupaciones subvencionadas y protegidas como a aquellas que trabajan bajo la resolución 70 de la comercialización. Teatro, danza,circo: cada rama tiene su turno en esta semana decisiva.
La evaluación combina una parte teórica —expedientes, libro de dirección, diseño del espectáculo— con otra eminentemente práctica: clases, talleres y presentaciones artísticas donde los creadores demuestran su nivel real de desarrollo profesional.
Dulmys Azoy Peña, jefa del Departamento de Desarrollo Artístico del Consejo Provincial, reconoce que uno de los objetivos centrales del proceso es darle entrada al sector a artistas que “llevan ya mucho tiempo sin una documentación correcta”. Para muchos, esta evaluación representa la posibilidad de formalizar años de trabajo empírico, acceder a nuevos niveles profesionales y, en términos prácticos, cobrar lo justo por su labor.
“Ciego de Ávila estaba muy apartada de esto”, admite Azoy Peña. “Pero aquí hay artistas avileños muy buenos, gente que tiene el talento para demostrar y para hacer. Ya es hora de que la provincia demuestre lo que tiene, que no solamente somos los que vienen de fuera”.
El proceso, originalmente programado en dos etapas —noviembre de 2024 y febrero de 2025—, enfrentó obstáculos logísticos y de recursos humanos: escasez de directores escénicos, asistentes, asesores, coreógrafos y bailarines. La migración artística, especialmente en danza, ha golpeado fuerte. “Carecemos de artistas danzarios”, reconoce la funcionaria. “Es la manifestación que más floja está en estos momentos, porque con cualquier autorizo o aval, aunque esté vencido, se lo actualizan y se van”.
Pese a ello, se han incorporado nuevos talentos —bailadores que aún no son bailarines, pero ya cuentan con su autorizo nacional— y se ha logrado evaluar completamente al teatro y al circo, incluyendo la titulación de artistas con una década de experiencia que nunca habían recibido su reconocimiento formal.
En tiempos donde lo intangible parece ganar terreno, este ejercicio evaluativo reivindica el valor del documento. “Los papeles a veces determinan también cosas”, reflexiona Chávez Guetton. “Parece que no, pero forman parte de la trayectoria, del reconocimiento, y eso es importante”.
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Pero más allá del expediente, el evaluador nacional enfatiza algo más profundo: el potencial de crecimiento infinito que debe acompañar a todo artista profesional. “Hay un potencial de personas que llevan el baile dentro, y eso es importante. Pero cuando los demás te dicen que eres bueno, tú lo concientizas, y eso te ayuda a ser aún mejor”.
Hasta este 17 de noviembre, el arte avileño pasó por el tamiz de la evaluación profesional. Al final del proceso, más allá de los niveles otorgados y los documentos firmados, quedó la certeza de que en esta provincia existe un movimiento escénico dispuesto a demostrar su valía, a certificar su presente y a seguir construyendo su futuro.