“Cadavre exquis”: lograr un poema en Ciego de Ávila

Tal vez porque ya es demasiado el tiempo en que la vida y la muerte se debaten en una provincia que ha tenido que mostrar sus mejores recursos (y también los peores) ante la COVID-19, es que la iniciativa sobre literatura común tiene sentido. El método de creación colectiva de origen francés “cadavre exquis” (en español: cadáver exquisito), el cual se crea a partir de una idea donde se intenta dar coherencia y continuidad a un verso inicial, tuvo como participantes a poetas de Ciego de Ávila. Hilaron bien sus «vibras» para tener como resultado este poema que forma parte de una acción en todo el país por los 60 años de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (UNEAC).

La soledad también anida en los portales

Las calles sienten la vergüenza
de no tener más pasos.
El farol ve que su luz no da a los rostros
y pregunta de qué sirven los parques ya sin cuerpos.
Banco, farol y sosas se escampan
para ver si algo verde renace en todo lo perdido.
Todo lo perdido será nuestro final.
Tengo perforaciones que se han vuelto
profundas con el paso de los años y me aferro
a los bordes con miedo a caer.
Hoy soñé despierta con pájaros azules y
creí en la esperanza de un amor infinito,
lleno de gloria.
Entonces despierto agradecida y me refugio
en la sonrisa de mi nieto.
Sobre la lozanía de tu cuerpo cargo pesadas nostalgias;
solo mías.
Alzo nuestros cuerpos intermitentes,
todo lo perdido.
todo el miedo de estar sola y viceversa:
como permutaciones de verbos y géneros en
la gramática de la vida.
Mi gato más pequeño
me saluda,
y me muerde.

Lo sabe Eduardo Pino González, presidente de la filial provincial de la UNEAC, quien respondió al llamado del escritor matancero y coordinador nacional Israel Domínguez a formar parte de este proyecto que auna a poetas de todo el país, auspiciado por el Instituto Cubano del Libro y el Centro Cultural Dulce María Loynaz.

Desde Ciego de Ávila se sumaron seis voces: Masiel Mateos Trujillo, Yanely Santos Nieves, Yuliet Teresa VP, Leidy Vidal García, Carmen Hernández Peña y el propio Eduardo Pino.

La temática de la soledad en la poesía no es nueva, más bien un recurso casi constante en todas las manifestaciones del arte. En el caso de Ciego de Ávila, resultó interesante, comenta Pino González, la manera de concebirlo. “Se habilitó un grupo en WhatsApp, las personas enviaron sus versos, en el mismo orden que enviaron se conformó y solo se ajustaron al final algunas precisiones de corrección.” ¿Cómo se logra un poema coherente en esa diversidad de voces?, una pregunta que tal vez no necesita respuestas. Porque la poesía es fluir, escribir y dejarse ser interpelado por el otro.

Mateos Trujillo, quien además de poeta es directora del Centro de Promoción Literaria Raúl Doblado y de Ediciones Ávila, confiesa que esta iniciativa “es un esfuerzo para animar al pueblo cubano y, en especial, al avileño. Es hermoso que la poesía pueda unir en un abrazo a los que están lejos y solos, es como romper puertas y dejar que la libertad, la naturaleza y la vida, sea nuestra casa”. Añade, además, que “la participación de poetas en este proyecto implica la socialización del artista y el arte. La confluencia de poetas de la vanguardia junto a noveles e inéditos, lo hacen plural”.

Ojalá que, como toda obra literaria, pueda tener acogida en el público y de alguna manera pueda sopesar el dolor de la pérdida, el tiempo de confinamiento que ha impuesto la pandemia, la lejanía de los nuestros y, sobre todo, que, como dijo José Martí “crezcan entre espinas, flores”.

Si bien no son todas las voces, porque el número de poetas en esta ciudad es mucho mayor; se impone ampliar la convocatoria y que esta tenga mejor recepción entre los creadores. Además de la necesidad, tantas veces dicha, de representatividad en este tipo de acciones para no convertir estas iniciativas en círculos viciosos.


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