Nuestra identidad se hizo sentir en Ciego de Ávila del 5 al 10 de noviembre con una nueva edición de Buscando la Tradición.
Este evento cultural se reafirma como un espacio imprescindible para la revitalización y difusión de las raíces folclóricas avileñas, consolidándose como un puente entre generaciones que mantiene viva la riqueza del patrimonio inmaterial cubano.
Es una escuela viva, un encuentro que rescata saberes ancestrales, fortalece la identidad comunitaria y promueve el respeto por las diversas manifestaciones artistícas que definen nuestra historia.
Así, volvieron a sonar en el centro de la ciudad toques de tambor y las coloridas telas de los trajes se robaron las miradas de los avileños. Sin embargo, a esta fiesta de las tradiciones se ausentaron factores primordiales, y en su lugar aparecieron otros que no estaban en la lista.
Uno de ellos fue que simultáneamente al evento, se desarrollaban en el centro de la ciudad acciones sanitarias para combatir las arbovirosis. Queda claro que es una acción más que necesaria para combatir el virus que aqueja a la provincia, pero tanto el ruido, como el humo de las fumigaciones interrumpió por momentos el disfrute.
No fue posible cumplir con todas las actividades programadas en el horario previsto y la mayoría sufrieron retrasos que también afectaron la dinámica del evento.
La glorieta del Parque XX Aniversario y los vecinos de la comunidad acogieron con naturalidad las actividades de esta nueva edición, demostrando que las tradiciones siguen vivas cuando se pueden palpar en los barrios.
Como espacio público, el evento tuvo que enfrentar dificultades comunes, entre ellas, algunos transeúntes que no respetaban las señalizaciones y el tránsito de vehículos a alta velocidad por la Calle República, especialmente motorinas con bocinas estridentes que rompieron la atmósfera festiva en varios momentos.
Esta vez las redes sociales no se inundaron con fotos del evento, más allá de un par de publicaciones. Aun con la cobertura fundamental que realizan periodistas y medios de prensa, existen otros actores de la comunicación encargados de la visualidad en redes sociales.
Este silencio virtual resulta preocupante; para preservar el legado es necesario no solo la práctica del arte, sino también su reproducción gráfica, que sirva de testimonio duradero de la memoria cultural para las futuras generaciones..
A Buscando la tradición 2025 le quedaron cuentas por saldar. Las autoridades culturales deben comprender que aprobar un evento y asignarle presupuesto no basta para garantizar sus objetivos de impacto y conservación.
Pasos bien dados
La recién concluida edición tuvo aspectos dignos de señalar, como la labor incansable de los músicos, que imprimieron a cada presentación la energía necesaria para hacer vibrar hasta el último rincón del público.
Según el programa, la noche sabatina tenía programada la presentación artística de la compañía anfitriona Osokpuan Irawo en el Teatro Principal, pero esta también se efectuó frente al parque XX Aniversario.
La grandeza radica en esa capacidad de los artistas y bailarines del Conjunto Folclórico para transformar cualquier escenario en un altar vivo. Desde improvisar cambios de vestuario a plena calle con agilidad, hasta bailar descalzos con los giros y saltos que estas representaciones reflejan, ellos marcaron el pulso ancestral con una autenticidad que llenó de emoción a los presentes.
En la locación se dispuso de una estructura que le aportó claridad a las ejecuciones. La luna llena también aportó luz a la apagada noche en la urbe citadina.
Una asistencia de público aceptable que no estuvo allí de pasada, constata que el avileño, pese a algunos tabúes, es conocedor de las tradiciones que componen el mosaico cultural de la provincia.
Resulta alentador ver cómo jóvenes se integran como intérpretes y espectadores, señal clara de que las barreras que históricamente distanciaron a las nuevas generaciones de sus raíces comienzan a caer.
Loable la dirección de María Victoria Negret, coordinando todo para que las ejecuciones se hicieran con el mayor rigor posible. Su empeño es fundamental para sostener un encuentro como Buscando la Tradición en tiempos tan difíciles, eso es mucho más que un mérito: es un baluarte en la defensa de la cultura.
La experiencia del público sería mucho más enriquecedora con una conducción profesional que acompañe y enlace las actividades, cuestión al alcance en una provincia, capital de la locución cubana, que puede elevar la calidad del evento evitando cierres abruptos y transiciones desordenadas hacia otros géneros musicales.
Las tradiciones son el tejido que une a nuestra comunidad, el reflejo del alma colectiva que corre por las venas de Ciego de Ávila y de toda Cuba
En este llamado a los organizadores, artistas, autoridades y comunicadores, yace la invitación urgente a pulir las imperfecciones de esta edición, para que en 2026 Buscando la tradición se consolide no solo como una fiesta de identidades, sino como un verdadero refugio para la memoria cultural que nos define.
Solo así, en la continuidad de lo auténtico, encontraremos la fuerza para construir un futuro donde lo nuestro sea celebrado con el respeto que merece y las jornadas sean no sólo más vistosa, sino también más contundentes en su alcance, coherente en su logística y memorable para el público que la espera.