Cuba reiteró este viernes su disposición a cooperar con Estados Unidos en las investigaciones sobre los alegados incidentes de salud de diplomáticos de ese país acreditados aquí, cuando nuevas revelaciones surgen sobre el tema.
El canciller cubano, Bruno Rodríguez, señaló en su cuenta de Twitter que una desclasificación seria de la información sobre el asunto permitirá conocer cuán lejos llegaron el expresidente Donald Trump, el exsecretario de Estado Mike Pompeo y el senador Marco Rubio "para justificar, artificialmente, un retroceso en las relaciones bilaterales".
Algún día se podrá aclarar lo que sucedió y lo que no sucedió.#Cuba reitera la disposición a cooperar de manera efectiva tanto política como científicamente para encontrar una solución a este asunto. (2/2)
— Bruno Rodríguez P (@BrunoRguezP) February 12, 2021
La víspera, un reporte de la Junta de Revisión de Responsabilidad (ARB, por sus siglas en inglés), publicado en el sitio digital de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) norteamericana, reconoció que los supuestos ataques sónicos continúan siendo un misterio.
El documento interno del Departamento de Estado, calificado de secreto y recientemente desclasificado, señala que 18 meses después de producirse los sucesos (en 2016 y 2017), no se sabía qué pasó ni por qué, o quién lo hizo.
Añade que la respuesta de la administración Trump al llamado síndrome de La Habana estuvo plagada de mala gestión y liderazgo deficiente, pues ni siquiera designó a un funcionario de alto nivel como responsable general para investigar.
Además, existió falta de coordinación y de seguimiento de los procedimientos establecidos, así como comunicaciones ineficaces y desorganización sistémica.
A pesar de ello, lo ocurrido en la embajada de Washington en Cuba fue empleado, a fines de septiembre de 2017, como justificación para reducir en más del 60 por ciento el personal destacado y cerrar efectivamente el consulado de Estados Unidos.
Ello se hizo sin realizar una evaluación de riesgos y beneficios, agrega el reporte.
Asimismo, critica a la Agencia Central de Inteligencia (CIA) por no compartir información sobre las experiencias relacionadas con la salud de sus agentes en La Habana a fines de 2016 y principios de 2017, lo que retrasó la capacidad del Departamento de Estado para reaccionar rápidamente.
El director del Proyecto de Documentación de Cuba del Archivo de Seguridad Nacional, Peter Kornbluh, comentó que el informe de la ARB arroja mucha luz, pero no aclara lo que sucedió; y que las pistas podrían estar en los registros aún secretos del Departamento de Estado, la CIA, el Buró Federal de Investigaciones y el Pentágono.