Ayuda conferida

“La vida no ha sido buena conmigo hija”, fue la frase con la que se presentó Rita Saldívar Sánchez, cuando acudió a Invasor con su queja, y también, con la esperanza de ser escuchada por las entidades a las que muchas veces apeló sin respuesta alguna.

Tuvimos una larga conversación, en la que me hizo partícipe de muchas tristezas que le ha tocado vivir.

“Soy viuda, y cuando falleció mi esposo me quedé en la calle, porque sus hijos heredaron la vivienda, yo solo quedé pensionada con su chequera y me alojé en un albergue, hasta que por ayuda del Partido y el Gobierno me pude trasladar a los del central de Venezuela, donde aún resido.

“La idea del albergue era circunstancial, pero hace 27 años estoy soñando con la casa que me prometieron, y nada, todo ha sido puro cuento.
“Ya tengo 71 años, y estoy operada de cáncer de mama y axila, pero así y todo tengo fuerzas para seguir de pie, solo que las condiciones de la vivienda no me permiten estar tranquila”.

Recuerdo que portaba una hoja de papel, y me pidió que la ayudara a completar el contenido de la carta publicada el pasado 3 de julio, titulada Solución que no convence.

Los párrafos a continuación forman parte de dicha misiva: “(…) tengo filtración por la cubierta, que me ha deteriorado los pocos bienes que poseo, ya mi colchón está podrido, duermo con cartones y nailon encima, y si llueve no puedo cocinar allí y tengo que quedar de pie en una esquina, que es la única que no se moja, hasta que escampe.

“La taza está rajada y mis necesidades las hago en bolsas y de pie, porque ya me falta un seno, no quiero verme también con una herida u otra operación innecesaria”.

Muchas veces se detuvo con un nudo en la garganta, enjugaba sus lágrimas y me miraba fijo a los ojos, tragaba en seco y acto seguido retomaba el aliento cual guerrera en su empeño me dijo: “la desesperación y la necesidad también te hacen fuerte en la vida, hija”.

Pero esta vez no tocó llorar, porque hemos recibido la respuesta del ingeniero Eddy Vázquez Solano, director municipal de la Vivienda en Venezuela, quien nos comenta que, en las investigaciones realizadas, se pudo constatar todo lo que plantea la aquejada.

Esta entidad ratifica que: “(…) se intervino por parte del constructor y se cambió la taza sanitaria, la cubierta que es de tejas francesas fue mejorada, lo cual no erradica la problemática, para dar una solución hasta que se intervenga dicha cuartería se le colocarán unas tejas de zinc por dentro del cuarto para que no se le sigan dañando los bienes que posee”.

Aunque no explica si se le dará posteriormente la vivienda propuesta hace tantos años, esperamos que la ayuda conferida permita que la casita de Rita esté más confortable. Es un alivio, no todo, pero sí es algo que apremiaba.


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