Quevedo, complejo e interesante

• “También el silencio es una opinión a veces. Más fácilmente se añade lo que falta, que se quita lo que sobra”, sentenció el español Francisco Quevedo y Villegas (1580-1645), destacado escritor ascético, humanista, filósofo, teólogo, poeta, crítico y polemista.

Especialistas en el estudio de su obra aseveran que la fecundidad de su pensamiento y la destreza de su estilo encontraron expresión en los más disímiles géneros: lo mismo en poesía que en prosa, tanto en obras religiosas y místicas como en trabajos profanos y otros de carácter picaresco.

Los dos textos más conocidos de Quevedo son El Buscón, contentivo de un abanico de costumbres; y Los sueños, novela en la que abundan las fantasías satírico–morales y pintura realista de la sociedad del tiempo que le tocó vivir.

Entre otros de sus libros más famosos figuran La cuna y la sepultura, La providencia de Dios, Marco Bruto, Política de Dios, Cuento de cuentos y El chitón de la taravilla. Su estilo fue catalogado de conciso, vigoroso y espléndido vocabulario.

• La famosa y controvertida reina Cleopatra perfumaba sus reales cabellos con esencias, y sus senos recibían toques aromáticos de canela, azafrán y lotos.

• Sepa, amigo internauta, que entre los libros más famosos del orbe se cuentan esa inmensa cumbre de la literatura que es El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha, escrito por el español Miguel de Cervantes y Saavedra; y El Decamerón, de la autoría del italiano Giovanni Bocaccio.

• La emisión estimulada de rayos de luz, extraordinariamente amplificada, se conoce como laser, palabra del idioma inglés compuesta por las letras iniciales de los vocablos Light Amplification by Stimulated Emission of Radiation.

• En época tan lejana como el año 1256, el Papa Calixto III excomulgó, nada menos que al cometa Halley, porque lo consideró ¡¡¡un emisario del diablo!!!

• Los inventos de la lámpara de seguridad que emplean los mineros para trabajar en las profundidades de la Tierra; y el aislamiento de los metales alcalinos, se debieron al intelecto del químico inglés Humphry Davy (1778-1829).

• A cada una de las 500 partes iguales de un todo se le denomina quingentésimo.


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