• “Feliz quien pueda dormir sin miedo ni remordimiento, en el lecho macizo y venerable de sus padres, donde todos los suyos nacieron y murieron”, sentenció el gran poeta cubano José María Heredia (1803 -1839).
Especialistas en su obra precisan que, muy joven aún, rubricaba el hermoso poema descriptivo En el teocalli de Cholula; y Niágara, este último el gran poema que lo inmortalizó. Heredia tuvo una formación clásica y ya a los 10 años traducía a Horacio.
Como en más de una ocasión se ha dicho, en este autor destacan “su asombrosa precocidad, la pasión que imprime a su discurso poético y el vínculo inseparable entre su obra y su biografía”.
Tuvo presente en su lírica, asevera la fuente, “el destierro y la angustia”, y algunos de estos cantos nostálgicos son verdaderas obras maestras como es el caso de La vuelta al Sur. Sus poemas patrióticos, catalogados como vehementes y muy exaltados, fueron repetidos durante unas seis décadas por todos los que lucharon por la independencia de Cuba.
• En 1642, el holandés Abel Janzoon Tasman descubrió Tasmania y Nueva Zelandia; y exploró el Pacífico del Sur. Fue, además, el primero en realizar la circunnavegación de Australia.
• Sepa, amigo internauta, que el barbarismo es una falta en el lenguaje, consistente en pronunciar o escribir mal las palabras, o en el empleo de vocablos impropios.
• Los burros tienen sus ojos ubicados de forma tal que les permite verse las cuatro patas al mismo tiempo.
• Agregue esta curiosidad a su acervo: Fue el Archiduque Maximiliano de Austria, en pleno siglo XV, a quien se le ocurrió la idea que luego se convertiría en una tradición para los enamorados de varios países, de entregar un anillo de compromiso para formalizar el noviazgo entre una pareja. De solteros, el susodicho aro se llevaba en la mano izquierda, y cuando se consumaba el matrimonio, el arito se cambiaba para la mano derecha.
• Se conoce como soneto a la composición poética que consta de 14 versos, los que se ordenan en dos cuartetas y en igual número de tercetos.