Los cinco policlínicos del municipio Ciego de Ávila ya tienen consulta para la COVID-19 y sala de toma de muestras.
Todo lo que ha vivido la microbióloga Melba Mayo Miranda, de alguna manera, la preparó para este momento: abre el refrigerador y me enseña en la puerta los aplicadores y los medios de transporte, mientras adentro y abajo, muy bien etiquetadas, las muestras para PCR-RT pendientes de traslado.
No caigo en el lugar común de preguntarle si tiene miedo porque se le nota a la legua que no. Lo corrobora luego explicando que son ya 35 años desde que se licenció en Microbiología, un poco menos desde el Diplomado en Alergología; “también fui delegada de ITS en el Instituto de Medicina Tropical Pedro Kourí”, dice como quien aclara que ni siquiera la COVID-19 le va a desdibujar del rostro la sonrisa que se adivina debajo del nasobuco.
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Melba Mayo Miranda lleva a punta de lapicero todas las muestras tomadas Melba es la Jefa de Laboratorio del Policlínico Docente Antonio Maceo Grajales, del Área Centro de la ciudad de Ciego de Ávila. Allí, en tiempo record, quedó terminada la consulta especializada para la atención a sospechosos de COVID-19 y la sala de toma de muestras para PCR-RT. En esa instancia a nivel de la comunidad comienza la batalla contra el SARS-CoV-2.
“Sobre todo de cara a la Nueva Normalidad, donde el protocolo de asistencia para casos sospechosos cambiará”, explica la Doctora Agnerys Cruz Rodríguez, Directora Municipal de Salud Pública. “Aunque la provincia se mantiene en Etapa Epidémica, se está experimentando, como prueba piloto, esta nueva estructura que posibilitará acercar los métodos de diagnóstico a las áreas de salud y encontrar a los enfermos con oportunidad”.
En el Área Centro, que abarca una población de más de 37 600 personas, distribuidas en cinco Consejos Populares, el último caso positivo a la COVID-19 se detectó el 30 de septiembre. Sin embargo, el doctor Maikel García De la Fuente, director del Policlínico, no se confía. En cada entrada de la institución sanitaria además del hipoclorito hay un baño podálico y personal de salud que organiza el flujo para que no se mezclen las personas.
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Ese control estricto ha permitido que más de 160 sospechosos, en lo que va de octubre, hayan sido muestreados y, por suerte, todos resultaron negativos. Solo el Doctor Luis Andrés Gómez en su última guardia indicó 14 PCR-RT, porque ante la duda y dada la situación epidemiológica del municipio cabecera no se escatima en el diagnóstico.
Fue él quien nos recibió este martes y mostró el pequeño local habilitado para el descanso y el comedor y la consulta. Sobre la mesa los equipos para el examen clínico y la toma de temperatura de los pacientes, los modelos de encuesta epidemiológica, la hoja de cargo. Sobre su cuerpo una sobrebata y un gorro verde color esperanza.
“Espere, no tire la foto, deje que me ponga los guantes”, dice Melba cuando se percata de que la fotografío y yo que no, que no gaste guantes, que los reserve para cuando llegue un paciente. “No se escatima, pero tampoco se derrocha”, pienso y enseguida me conecto con la explicación de la microbióloga.
Con el máximo rigor se trabajan las muestras para PCR-RT y se mantienen refrigeradas hasta el momento del traslado
“Mire los pacientes llegan hasta aquí, se ponen unas botas y se sientan, les tomamos la muestra, en las dos fosas nasales, la ponemos en el medio de traslado, y procedemos a desinfectar toda el área con todas estas soluciones cloradas. Así con cada uno”.
En la pequeña salita trabajan dos enfermeras y dos microbiólogas, que recibieron capacitación por parte de especialistas del IPK antes de asumir el reto de trabajar con sospechosos a la COVID-19. Las muestras luego van hasta un departamento donde se clasifican y se envían a los laboratorios.
Un proceso similar ocurre a diario en los otro cuatro Policlínicos avileños (Norte, Sur, Belkys Sotomayor y Ceballos). De cierta manera, como decíamos, la batalla contra el nuevo coronavirus siempre había comenzado en la comunidad, identificando personas con síntomas respiratorios, restringiendo la movilidad, pero ahora ese combate se hace todavía más visible por gente como Melba y el resto de los microbiólogos que con o sin miedos, le ponen tapas verdes, color esperanza, a los pequeños tubos donde viaja la incertidumbre, hasta que un PCR-RT nos devuelve o nos corta la respiración.
Los pacientes con síntomas respiratorios o febriles se derivan hacia la consulta de COVID-19