Un pretexto a la intervención de EE.UU. en el conflicto hispano-cubano: el Maine

Frente a la computadora, revisando varias fotos para un trabajo, me encontré con una que llamó poderosamente mi atención por lo controvertida de la historia que alrededor de lo que refleja sucedió.

Y es que, a lo largo de los años, muchas han sido las artimañas utilizadas por los gobiernos de turno del poderoso vecino del norte para apoderarse de Cuba. Precisamente hoy, se cumplen 126 años de una de las acciones más siniestras que tuvo lugar en aguas cubanas.

Con el pretexto de realizar una “visita amistosa”, llegó a La Habana el 25 de enero de 1898 el acorazado de la marina de guerra de Estados Unidos USS “Maine”, con una dotación de 354 hombres.

Una flagrante provocación contra España, que formaba parte del plan de Estados Unidos para intervenir en la guerra que libraba Cuba por su independencia de la metrópoli española.

El Capitán de Navío Charles D. Sigbee, Comandante del “Maine”, en su escrito El Maine, un relato de su destrucción en el puerto de La Habana devela que la presencia del buque de guerra en aguas cubanas se logró bajo presión del gobierno estadounidense sobre las autoridades españolas en la Isla.

El Maine era, quizás, el mayor buque de guerra que jamás hubiera entrado en la bahía habanera de aquella época. Su aspecto, fondeado en el centro de la rada, era imponente.

Según documentos de la época este acorazado fabricado en 1895, de 100 metros de eslora, 17 de manga y 6700 toneladas de peso, llevaba una doble carga que requería medidas de seguridad especiales. Cargaba carbón para alimentar las ocho calderas que movían sus hélices gemelas y unas 60 toneladas de pólvora negra usada como munición para sus sistemas de armas.

Eran las 9:40 de la noche de un martes 15 de febrero de 1898 cuando una poderosa explosión sacudió La Habana y destruyó al acorazado estadounidense. Como resultado, el siniestro dejó más de 260 marinos muertos, las tres cuartas partes de su tripulación.

El Maine después de la explosiónTomada de www.radiohc.cu

Después de ocurrida la catástrofe, rápidamente la prensa sensacionalista estadounidense incrementó su campaña antiespañola y responsabilizó con el hecho a las autoridades de Madrid y La Habana. Simultáneamente, entre los círculos políticos más agresivos acrecentaron presiones y demandaron la intervención militar a Cuba.

Se creó una comisión por España para investigar el hecho, la que no tuvo acceso al buque siniestrado y empleando buzos que rodearon el mismo pudo determinar que la explosión fue provocada desde el interior.

Mientras Estados Unidos creó su propia comisión, la que determinó que habían ocurrido dos explosiones: una pequeña, producida en el exterior, que había desencadenado una enorme, de origen interno.

Se puso de manifiesto el poder de la prensa sensacionalista arrojando fuego belicista sobre el criminal incidente y, junto a los medios políticos y militares estadounidenses crearon un escenario propicio para que el presidente de los Estados Unidos, William McKinley, en un mensaje al Congreso, señalara que “España ni siquiera podía garantizar la seguridad de un buque norteamericano que visitaba La Habana en misión de paz”. Y solicitó a su vez al Congreso, terminar la guerra en Cuba, empleando para esos fines, las fuerzas militares y navales estadounidenses.

• Invasor le propone

Varias han sido las investigaciones realizadas posteriores al suceso, en 1911, en 1976 y en 1998, plasmadas en libros y artículos de famosas revistas. Por supuesto, diferentes han sido los resultados de estas investigaciones, unos —los más— colocan a los norteamericanos como víctimas de un hecho terrorífico. Otros, reflejan que la explosión fue interna, planteando varias posibilidades de inicio: incendio en una carbonera, sabotaje, accidente con armas o bomba colocada por un visitante.

En todo caso, cualquiera que haya sido el origen de la explosión, lo que ha dado trascendencia histórica al desastre del Maine ha sido la manipulación de que fue objeto. Cumplía así su función de servir de pretexto a la intervención norteamericana en el conflicto hispano-cubano y, posteriormente, a la instauración de gobiernos cubanos que obedecían a las imposiciones de Washington

Mucha sangre cubana fue derramada, y muchos hombres y mujeres valiosos perdieron sus vidas para lograr que ese entreguismo y obediencia ciega a los deseos del imperio, terminara definitivamente y se lograra la verdadera independencia de Cuba, con el triunfo de la Revolución Cubana el primero de enero de 1959.

No obstante, Washington ha puesto en práctica desde entonces un modelo de agresiones de toda índole para abortar el proceso revolucionario, con un único objetivo que perdura en el tiempo: recuperar la dominación sobre Cuba y transformar su sistema político, económico y social. Tropezando siempre con la voluntad soberana del pueblo cubano de defender su independencia y su proceso revolucionario.


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