Memorias de un miliciano de Ciego de Ávila

Invasor republica esta entrevista realizada a Félix Álvarez Aguilar, en 2017, a propósito de la epopeya de Girón.

Muy lúcido a sus 87 (actualmente 91) almanaques, Félix Álvarez Aguilar devela detalles de las oportunidades en que vistió con orgullo el uniforme de mezclilla azul y caqui verde olivo.

En enero de 1961 fue seleccionado para un curso en la Escuela de Artillería que radicaba en Ciudad Libertad —otrora campamento de Columbia—. Ya en ese centro, asiste a una reunión convocada por el capitán Antonio Núñez Jiménez, que era el Instructor Político. El objetivo: nombrar a compañeros como instructores revolucionarios de sus compañías.

“Yo fuí incluido en esa misión, compartí el mismo pabellón con Eduardo García Delgado, desde el primer momento coincidimos en ideas y pensamientos. Él confiaba mucho en mí y viceversa. Por eso, un día me dijo: ‘Félix, me hace falta citar a varios compañeros para leerles una carta de mi novia, que está en la Unión Soviética.’ Así se hizo. En la misiva, contaba todas las bondades del sistema socialista. Transcurría el 14 de abril.

“Al día siguiente se produce el bombardeo y ametrallamiento del aeropuerto de Ciudad Libertad, y de otras dos bases. Yo estaba de guardia en el puesto de mando y pude observarlo todo. Ese fue mi bautismo de fuego; lo que más me impresionó fue la valentía de los milicianos alumnos del curso y del resto del personal: unos respondían a la agresión, otros evacuaban los explosivos y proyectiles almacenados, y una parte brindaba ayuda a los heridos. Allí nos portamos a la altura de ese momento. Vi a muchos tirar a los aviones con sus fusiles. Entre los fallecidos estaba Eduardo, quien, al sentirse herido de muerte, escribió con su sangre el nombre de Fidel en un trozo de pared.”

Álvarez Aguilar cuenta que al otro día les entregaron pulóveres en cuya pechera aparecían impresas las siglas FAR (Fuerzas Armadas Revolucionarias), con los que fueron a la despedida de duelo de las víctimas del bombardeo. “Nunca olvidaré aquella gran parada militar, todos marchando hacia la esquina de 23 y 12, lugar en el que hablaría nuestro Comandante en Jefe.

“Recuerdo la emoción que embargaba a Fidel, sus palabras de denuncia y ratificación de principios; la declaración del carácter socialista de la Revolución, su llamado al pueblo a prepararse y estar listos para cualquier contingencia. Ese día nacieron oficialmente las Milicias Nacionales Revolucionarias.

“Un momento culminante fue cuando levantamos nuestros fusiles y, con lágrimas en los ojos, entonamos las notas de nuestro Himno.”

En la Escuela de Artillería, acuartelados y alertas, recibieron la noticia de la derrota de las huestes mercenarias en las arenas de Playa Larga y Playa Girón, en apenas 66 horas.

Luego su compañía estuvo movilizada en distintos lugares. En zonas costeras del central Francisco, perteneciente a Camagüey, realizaron las prácticas de tiro con el cañón de 57 milímetros de los tanques. Poco después fue desmovilizado y regresó a Ciego de Ávila.

Visiblemente emocionado, Félix afirma: “Aquellos días fortalecieron mis convicciones, los distintos escenarios me formaron como un revolucionario íntegro. Hoy, octogenario, sigo listo para vestirme de miliciano y seguir defendiendo a mi Cuba querida.”


Escribir un comentario


Código de seguridad
Refrescar