El asesinato del coronel Simón Reyes Hernández

El Águila de la Trocha aún cabalga, machete en mano, tejiendo leyendas en tierras avileñas

Coronel Simón Reyes HernándezArchivoEste 16 de noviembre se cumplieron 109 años del vil asesinato, en su finca Las Casitas, actual municipio de Majagua, del bravo combatiente del Ejército Libertador, coronel avileño Simón Reyes Hernández.

Cuenta su más profundo biógrafo, el historiador Félix Jorge Guerrero Vega, que El Águila de la Trocha, como le llamaron sus compañeros de armas, se levantó temprano como de costumbre; los cantíos mañaneros de los gallos anunciaban una nueva faena.

El Águila de la Trocha, ejemplo imperecedero

Se alistó con los suyos. Montó erguido en su caballo. Marchaba delante y lo seguía su hijo mayor de 13 años, Antonio, que guiaba una rastra tirada por una yunta de bueyes. Detrás, a cierta distancia, en una carreta, marchaban su otro hijo Mario y Mariano Pereira, vecino y trabajador de su finca. Salieron del potrero cercano a la vivienda y entraron en una vereda de monte.

Apunta Guerrero Vega que, ocultos en la vegetación, asechaban los esbirros Benigno Rivero y dos compinches de la Guardia Rural, quienes cumplían la orden del homicidio por una componenda política.

Simón cruzó frente a los emboscados, situados detrás de un tronco. Erraron el primer disparo por la espalda. Simón, desde su caballo, respondió con un tiro de su revólver. Dos descargas más de los matones… y un proyectil le atravesó el pecho al héroe. Tantas balas en el campo de batalla no pudieron derribar su flamante estructura, pero la traición vil, en la República neo-colonial, ponía fin a una vida tan gloriosa. Lo eliminaron porque constituía un baluarte de rebeldía y honestidad en el territorio avileño.

La triste noticia corrió entre los familiares y vecinos de la zona. A las 8:00 de la mañana ya se sabía en Ciego de Ávila. De todas partes de Cuba se interesaban por conocer sobre los lamentables hechos. Luego de los trámites legales, su cadáver fue trasladado a Majagua por la población, familiares, compañeros y amigos. Desde allí lo transportaron en tren a Ciego de Ávila y a las 9:00 de la noche, llevado al Ayuntamiento. El pueblo avileño, indignado, desfiló ante su cuerpo, llorando la pérdida del Titán de la llanura.

Un año más tarde, el 30 de noviembre de 1914, después de una amplia investigación y un proceso lleno de amenazas y presiones, el Dr. Diego Vicente Tejera dictó auto de procesamiento en la Sala de lo Criminal de la Audiencia, pero los autores intelectuales y principales responsables gozaron de toda impunidad, como era característico en aquella República. Algún tiempo después, los ejecutores del crimen fueron amnistiados por el gobierno del presidente Mario García Menocal, el Mayoral de Chaparra.

El Águila de la Trocha aún cabalga, machete en mano, tejiendo leyendas en tierras avileñas.

réplica machete simón reyesArchivo

Hoy el Museo Provincial de Historia exhibe con orgullo su nombre, y la réplica del machete que portara en la manigua redentora constituye la más alta distinción que otorga el Gobierno en la provincia a personalidades e instituciones que se destaquen por los resultados del trabajo integral.

Su patriotismo, sentido de la justicia y el deber lo consagran como un ejemplo de la historia patria.


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