Clara Opizo recuerda al Che

La primera operadora de una cortadora mecánica de caña en Cuba rememora la presencia del Che en el municipio avileño de Ciro Redondo

Clara Opizo Corría el mes de febrero de 1963. En la colonia cañera La Norma todo era movimiento. En ese lugar del actual municipio de Ciro Redondo, estaban a punto de realizarse las pruebas de los ingenios mecánicos en el corte de caña.

El entonces Ministro de Industrias, el Comandante Ernesto Guevara de La Serna, junto a un equipo multidisciplinario, se afanaba en encontrar solución a la problemática que implicaba, entonces, la movilización de miles de macheteros en todo el país.

Otras visitas del Che al territorio avileño, después del triunfo revolucionario, antecedieron a su estancia en La Norma

Invasor reproduce a continuación este testimonio de la primera mujer en Cuba que operó una cortadora de caña mecánica. Aparece en el trabajo Dos mujeres, símbolos, presentado por el autor en el VIII Evento Provincial de Patrimonio Histórico Azucarero, celebrado el 16 de junio del 2007.

Clara Opizo Ruiz estaba en la plenitud de su juventud. Tenía 18 años. Era responsable de un destacamento pioneril en La Norma. El camión que esperaban para ir a un trabajo voluntario no llegó, y se echó a llorar.

Su hermano Ramón, quien años después fuera Héroe del Trabajo de la República de Cuba —ya fallecido—, le dijo: “No llores. A los niños les dices la verdad. Y tú vienes conmigo, que voy a hacer unas pruebas en una máquina”. Así comenzó todo para ella.

“Me convenció y fui con él. Yo sabía conducir. Siempre me gustó. Chamuscamos dos o tres surcos, pero el equipo tuvo problemas. Monguito le hizo algunas adaptaciones para que yo alcanzara mejor a los pedales y los mandos, y en la siguiente visita ya corté seis surcos. Eso fue a inicios del '63. Todavía el Che no estaba allí.”

“Al Che lo conocí el 2 o el 3 de febrero de ese año. Se bajó en la entrada de La Norma. Yo pensé que era Fidel. Di un grito en el batey y se formó el corre–corre. La escolta no nos dejó pasar, pero yo seguí impulsada y él dijo: ‘Déjenla que llegue’. Me preguntó que cómo estaba, y yo, casi sin poder hablar. Así lo conocí.

Narra Clara que el Che aprendió muy rápido a conducir la máquina. “Todos los días cortaba caña 10 o 12 horas; al inicio con dificultades debido a las roturas y al estado del terreno. Tenía tremenda voluntad, Incluso, lo vi aplicarse el espray para el asma sin bajarse de la cortadora.

“Al principio los trabajadores rechazaban la mecanización. Decían que les iba a quitar el trabajo. A mí, cuando pasaba frente a las casas, me tiraban la puerta. Él enseguida se dio cuenta y comenzó a reunirse con los obreros y los jóvenes.

“Explicaba las ventajas y la necesidad de implantar esa técnica. A todos les inculcó la idea de que había que ganar esa batalla. Todos dieron el paso al frente.”

La primera operadora de una cortadora mecánica de caña en Cuba recuerda al Che con fidelidad: “Era alto, fuerte, relativamente joven, muy agradable, que sabía llegarles a todas las personas; siempre pendiente de la forma de vida de los niños, los jóvenes y a los trabajadores. Predicaba con el ejemplo personal. Usted no le podía brindar nada, ni elogiarlo con algo; no permitía que le tiraran fotos.

“Recuerdo una ocasión en que había tremenda neblina y él estaba con un fuerte ataque de asma, entonces, mi papá le brindó un vaso de leche, y él le preguntó: ‘¿Hay para todos?’ Ante la negativa, le respondió: ‘Entonces no se lo puedo aceptar’.

“Otra vez comenzó a llover, se quitó la camisa y continuó cortando caña. Le dije a la escolta que le llevara una capa. Fue y nada. Mandó a guardar la camisa con los documentos en el carro y siguió cortando como si nada.

“Un domingo, en una movilización hacia el corte de caña manual, él hizo pareja con uno de sus escoltas. Cuando terminamos, le fuimos a ayudar, y nos respondió: ‘Nosotros nos trazamos una meta para el día y todavía no la hemos cumplido. No les podemos aceptar la ayuda’.”

• En 1958, la Columna Invasora al mando del Che vivió difíciles jornadas en tierras avileñas.
http://www.invasor.cu/es/secciones-especiales/che-entre-nosotros/el-che-en-tierras-del-central-stewart-parte-i

Clara llegó a cortar en una jornada de 11 horas 13 054 arrobas y el Che unas 22 000 en caña quemada. Ella siguió hasta 1965 en esa labor. También alzó caña. Recuerda que laboró en la mecanización del heno para el ganado, en la granja Agustín Balmaceda.

Luego ocupó diferentes responsabilidades laborales, tanto políticas como en organismos de masa y en el gobierno local en Ciro Redondo, hasta su jubilación. “Sí, guardo recuerdos muy buenos. Haber participado junto al Che en los inicios de la mecanización cañera, fue lo mejor que me pudo haber sucedido.” 


Comentarios  
# Barbaro Martinez 13-07-2020 16:46
Me interese por el libro de José Martín Suárez ,el Bolo " El Che y los que abrieron la senda" y no lo pude encontrar ni en los centros espirituales , incluyendo la biblioteca provincial
Si alguien lo tiene y me lo puede prestar que me lo haga saber

Brmh
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