Tiempo 360: Ocho años del paso del huracán Irma por Ciego de Ávila

En este mes de septiembre se cumple el octavo aniversario del impacto del poderoso huracán Irma en Ciego de Ávila. Aquel evento meteorológico extremo, puso a prueba no solo la capacidad de los especialistas del Centro Meteorológico Provincial, sino también a todo un pueblo. 

A finales de agosto de 2017, los modelos meteorológicos comenzaron a vislumbrar una amenaza formándose en el Atlántico oriental. Para los primeros días de septiembre, esa amenaza tenía nombre: Irma. Lo que nadie en Ciego de Ávila podía imaginar entonces era que se estaban preparando para enfrentar al huracán más poderoso que haya azotado la provincia desde que se llevan registros, hace más de 170 años.

irma2Instituto de MeteorologíaTrayectoria oficial del huracán Irma

Desde el Centro Meteorológico Provincial (CMP), con sede en aquel entonces en la calle Marcial Gómez, se siguió de cerca cada movimiento del monstruo atmosférico. La alerta sonó con tiempo. La mañana del lunes 4 de septiembre, los meteorólogos avileños realizaron la primera comunicación crucial a la máxima dirección del Partido y el Gobierno en el territorio. El mensaje era claro: un evento extremo, de una magnitud comparable solo a los legendarios huracanes de Sagua La Grande (1933) y Kate (1985), se acercaba peligrosamente.

El Sistema de Alerta Temprana se activó en toda su extensión. Para el martes 5, a las 10 de la noche, el Consejo de Defensa Provincial (CDP) celebraba su primera reunión, armado con datos precisos sobre la futura evolución del ciclón. Los pronósticos advirtieron sobre vientos catastróficos, marejadas destructivas e intensas lluvias que provocarían inundaciones costeras tanto al norte como al sur de la provincia. Esa información vital permitió la activación inmediata de los protocolos de protección civil, la evacuación de personas en zonas de riesgo y la salvaguarda de recursos económicos.

irma3Centro Meteorológico Provincial Ciego deÁvilaEspecialistas del Centro Meteorológico participando en revistas especiales de la Televisión Avileña

La influencia de Irma comenzó a sentirse desde la tarde del viernes 8 de septiembre. El mar, el primer gran heraldo de la catástrofe, empezó a embravecerse al norte de los cayos Coco y Guillermo, con olas que pasaron de 2-3 metros en la mañana a alcanzar una altura monstruosa de 4-7 metros durante la noche y la madrugada del sábado 9.

Fue en las primeras horas de aquella madrugada cuando la historia meteorológica de la provincia quedó marcada por las ráfagas más fuertes jamás sentidas. El ojo del huracán Irma, con categoría 5 en la escala Saffir-Simpson de un máximo de 5, penetró por el este de Cayo Romano, Camagüey. Su centro se desplazó sobre las Bahías de Jagüey, Perros y Buena Vista. Los barógrafos de las estaciones meteorológicas registraron una presión atmosférica escalofriante: 933.1 hectopascales (hPa) en Cayo Coco y 959.8 hPa en Falla, confirmando la intensidad colosal del sistema.

Durante ocho horas y media interminables, los municipios del norte de la provincia —incluyendo la cayería y el pedraplén— quedaron atrapados en el anillo de vientos máximos del huracán. Las estaciones meteorológicas registraron vientos sostenidos superiores a los 100 km/h, con puntos máximos aterradores: 185 km/h en Cayo Coco y 230 km/h en Falla. Pero fueron las ráfagas las que dejaron la huella más profunda del poder de Irma: 194 km/h en Cayo Coco y una ráfaga histórica de 256 km/h registrada a las 7:35 a.m. en la estación Camilo Cienfuegos de Falla, un registro que se grabó en la memoria colectiva como un sonido de furia indescriptible. 

irma4Orlando CórdovaParte del equipo de Pronóstico que trabajó durante el paso del huracán Irma

Testimonios de habitantes de la costa norte, en Máximo Gómez y Punta Alegre, relataron luego el momento de terror: una calma engañosa tras vientos furiosos del norte, seguida de un rugido aún más potente y destructivo del sur, con vientos que, se estima, superaron los 300 km/h, arrasando con todo a su paso.

La furia de Irma no se limitó al viento. Las lluvias fueron torrenciales. En la cayería norte, los acumulados superaron con creces los 300 mm en 24 horas, con un máximo de 339.8 mm en Cayo Coco. Hacia el centro y sur de la provincia, los vientos, aunque de menor intensidad (récord de 144 km/h en ráfagas), se combinaron con precipitaciones que superaron los 190 mm, como en la estación de Venezuela.

Esta combinación de vientos huracanados y lluvias intensas provocó el desastre anunciado: fuertes inundaciones costeras. El mar penetró en zonas bajas de ambos lados de la provincia. El impacto fue particularmente severo en los municipios del sur, como Baraguá y Venezuela, donde el avance del mar tierra adentro se estimó en aproximadamente 800 metros, un hecho sin precedentes que transformó el paisaje costero y afectó gravemente la agricultura y la infraestructura. En tanto las comunidades del norte del municipio de Chambas resultaron especialmente afectadas. 

Ocho años después, el paso de Irma por Ciego de Ávila es recordado como un antes y un después para la mayoría de los avileños y avileñas. La información meteorológica y la comunicación constante salvaron vidas y recursos.

El recuerdo de aquellos días de septiembre de 2017 perdura no solo como un testimonio de la fuerza brutal de la naturaleza, sino también como una lección sobre la importancia de la preparación, la ciencia y la unidad frente a la adversidad. Irma demostró que incluso frente al peor de los escenarios, la capacidad de alertar, organizar y resistir es el escudo más valioso de un pueblo.


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