Puestos laborales en deuda

El déficit de determinadas fuerzas laborales vuelve a orbitar como una problemática importante en varios sectores

El desfavorable contexto económico por el que atraviesa el país, inevitablemente, va erosionando muchos aspectos para el normal desarrollo de la sociedad. Sinergias que se debilitan o pierden allí donde debieran funcionar como los engranajes de una maquinaria.

No es extraño que por estos tiempos varios centros laborales acusen la ausencia de profesionales, en ocasiones imprescindibles o fundamentales, y como consecuencia, entonces, se manifieste la ralentización de los procesos, la ineficiencia general y el sobrecargo de funciones a los demás.

El fenómeno, puede decirse, viene de derivaciones y causas multifactoriales, complejas e interrelacionadas. Si bien al inicio de las reformas salariales aparejadas a la Tarea Ordenamiento se notó cierta mejoría en algunos puestos anteriormente deficitarios, como los del sector educativo, el efecto conjunto y acumulativo de elementos de importancia meridiana como el déficit de divisas, la dolarización parcial de la economía doméstica, la pérdida de cadenas de suministros, el desabastecimiento y, en consecuencia, la inflación creciente y la migración, torcieron otra vez el camino.

A ello se suma, dentro de este contexto, la competencia de otros sectores y formas de gestión no estatales, con salarios e ingresos más atractivos, aunque no es la única causa. Zonas vitales del entramado socioeconómico quedan con atención deficiente, reclamo, por ejemplo, del personal que interviene en la producción y distribución de electricidad en los últimos años.

Aclaro que no es exclusivo de una parte de la producción o los servicios ni de un territorio en específico; de cierta manera, atraviesa a la mayoría de los escenarios en que se desarrolla nuestra vida, en todo el país. En el último Consejo Provincial de Gobierno de 2022 trascendía la carencia de enfermeros y otras especialidades médicas, de determinadas especialidades de ingenieros, contadores, fiscales y notarios. Cuestiones que limitan el desarrollo de actividades socioeconómicas.

Con preocupación, un obrero de Planta Mecánica en Santa Clara, la denominada como Fábrica de fábricas, planteaba en días recientes problemáticas de allí que son comunes a varias entidades, como el déficit de personal técnico, la mala aplicación de sistemas salariales, bajos salarios y no vislumbrar perspectivas de desarrollo, como parte de un intercambio con los entonces candidatos a diputados al Parlamento cubano.

Superar la crisis económica será el primer paso, ya sea con programa de estabilización macroeconómica o no, en una tarea que se antoja bien complicada y que persigue elevar la productividad, a la que debemos ponerle el máximo de inteligencia y empeño, incluso más.

Las condiciones externas no son de aires favorables a las velas de nuestro barco: alza de los precios de materias primas, combustibles, fertilizantes, plaguicidas, tecnologías, acceso a fuentes de inversión en medio de un período de inestabilidad financiera global; todo ello con la vigilancia y amenazas casi omnipresentes de las medidas de un bloqueo yanqui empeñado en hundir nuestras intenciones de salir adelante. Se dificulta así la materialización efectiva de todo el potencial formado.

Ese potencial de hombres y mujeres de ciencia y pensamiento es posiblemente el mayor recurso del país. Los ejemplos de la biotecnología cubana con nuevos medicamentos y vacunas reafirman esta tesis, al reportar importantes ingresos desde un material propio, sin límites: el conocimiento.

Por ello es doblemente preocupante que todavía haya administraciones donde no esperen y acojan a los recién graduados, y no les dan opciones de superación o tienen en cuenta sus criterios. Aun con las limitaciones actuales constituyen motivaciones para limitar el éxodo. Lo ideal sería un escenario en que se conjuguen vocación, utilidad de la virtud y una remuneración justa. No podemos cansarnos de hacer que suceda.


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