Algo falta para que cuadre el trabajo por cuenta propia
Cuando ni se pensaba hablar tanto como hoy de corregir distorsiones y reimpulsar la economía, Cuba apostó por potenciar el trabajo en el sector privado.
Tanto se soñó en la apertura que en el nivel central aprobaban proyectos sin comprobarse en el terreno su real existencia, si contaban o no con materia prima, recursos humanos suficientes, condiciones laborales y financiamiento.
Así les fueron aprobadas al territorio avileño 173 micro, pequeñas y medianas empresas (mipymes) y están creadas 62, con más representación en los sectores del Comercio, la Gastronomía y los Servicios; Agropecuario, Forestal y Tabacalero; y la Construcción; y en los municipios de Ciego de Ávila, Ciro Redondo y Morón.
De esa manera cuenta esta forma de gestión no estatal con un universo laboral de 17 668 personas, agrupadas en dichas mipymes, Proyectos de Desarrollo Local, una Cooperativa No Agropecuaria y los puestos de labor de los trabajadores por cuenta propia (TCP). Sin embargo, todavía no cuadra la lista con el inventario real de su fuerza laboral.
Ahora también persisten descuadres para el cliente por la alteración de los precios, cambiantes no solo de la noche a la mañana; la negación de aceptar billetes de 5.00 y 10.00 pesos, ni admitir transferencia como una de las formas de pago, entre otras trabas.
Por otro lado, crece la cifra de TCP, pero no están autorizados a vender por cantidades y cuando lo hacen, no emiten facturas, ni siquiera un conduce para justificar el traslado de la mercancía, lo cual en la práctica deviene contravención y se requiere llegar a un consenso, tal vez legislarse ambas cosas en aras de lograr más apego a la ley. ¿Porque son o no, cuentapropistas legales?
De acuerdo con los resultados de una investigación, en varias provincias, por parte de un equipo de prensa, del cual fui miembro, también inquieta el acoso de los inspectores, las numerosas visitas que de ellos reciben sin que medie el interés de orientar y ayudar, sino el de imponer multas elevadísimas, que a veces transigen quitar tras embolsillarse una cuantía menor, aunque bastante cercana a la que pretendían imponer.
Una preocupación —acumulada hace tiempo y sin respuestas efectivas en la actualidad— versa sobre el acceso a créditos y moneda convertible, demora de los trámites y el rol que deben asumir los organismos rectores en la regulación, acompañamiento y facilitación de las actividades para las formas de gestión no estatal.
Además, se requiere de mayor reconocimiento y estimulación moral, al igual que insertarlos en el sistema de distinciones y condecoraciones de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC).
Otro de los mayores desafíos es la sindicalización. Entre los más de dos millones de afiliados en el país al cierre de septiembre último, apenas el 23,3 por ciento correspondía a actores económicos del ámbito privado. Más de medio millón no se ha incorporado a una sección sindical.
Ciego de Ávila no se ubica entre las provincias rezagadas en la tarea, ni tampoco es la excepción: por ejemplo, las mipymes, con el mayor volumen del personal no estatal, reportan solo el 12,7 por ciento de afiliación.
Aunque la sindicalización debe ser voluntaria y consciente, además del necesario respaldo por estructuras funcionales y un trabajo integrado entre sindicatos, gobiernos locales y organismos rectores, en la provincia se realiza un chequeo semanal y está en marcha un ejercicio en el presente mes, el cual tiene como principal objetivo visitar todas las formas de gestión no estatal, con vistas a conocer, mediante un certifico, la plantilla aprobada y cubierta, para así fijar el universo real de la afiliación.
De manera general, en el contexto nacional existe un mal funcionamiento, registros desactualizados, falta de cuadros sindicales, atraso en el cobro de las finanzas y escasa representación, se corroboró en la citada investigación periodística. Y lo de incentivar, convencer, estimular y sumar cuestiones con-sustanciales a la labor sindical denotan estar disipados por el desinterés, el desánimo, el cansancio, el mal hacer de a quienes les corresponde atraer a los trabajadores.
Por supuesto, todo no es de color gris en cada lugar y hay excepciones que debieran convertirse en regla, tal como el proyecto familiar La Violetera, del municipio de Ciro Redondo, el que nunca cierra ni por inspecciones avisadas, excepto en el horario nocturno para recargar las energías humanas.
Además de admitir diferentes formas de pago, papel moneda de cualquier denominación y brindar como producto élite el buen trato al consumidor, sus empleados afirman que allí sí cuadra la afiliación desde el primer día que los visitaron las funcionarias de la CTC para afiliarse, cotizan en tiempo y están en líneas con las tareas del movimiento sindical, pues consideran que la unidad de acción debe distinguir también a los cuentapropistas cubanos.
Ellos son recíprocos con los cambios para la evolución de las formas de gestión no estatal. Antes asumían en familia todas las tareas, hoy tienen una trabajadora contratada que realiza las ventas y en calidad de encargados del proyecto se dedican a tener en regla la documentación y la búsqueda de las mercancías.
Afiliarse significa corresponder a los beneficios en los que el sindicato se ha pronunciado y alcanzado resultados, en ellos la protección a los actores económicos no estatales ante enfermedades, accidentes, maternidad y otros asuntos del régimen especial de la Seguridad Social que hoy son ley.
Varias son las medidas aprobadas por el Gobierno para potenciar derechos y responsabilidades en este sector, en cuyas prioridades han estado presente la CTC y los sindicatos.
Incorporarse a una sección de base debe ser más que un gesto de gratitud, ¿acaso es imposible que cuadre la caja la afiliación para que sea redondo el negocio privado?