Una mujer embarazada avanza por un pasillo del Hospital Provincial Doctor Antonio Luaces Iraola, en Ciego de Ávila, y le sobreviene una tos húmeda. Tose, carraspea y escupe contra la pared. Sigue de largo sin importarle. Cinco minutos después, un hombre se soplará la nariz justo en el mismo lugar, en un gesto que ya a esa altura resultará lo más natural del mundo.
Al rato, un niño pasará la mano por esa pared, segundos antes de que su madre le diga que no toque nada.
Con las cejas arqueadas y una mueca de desaprobación, alguien dirá que si no llega enfermo al centro de salud se enfermará allí, porque la gente es muy irresponsable. Otro ripostará que las indisciplinas sociales están acabando con todo, no hay respeto, ¡qué desastre!
En la ferretería del centro de la ciudad corrieron la voz, hubo acción y comando para comprar muebles sanitarios. Las tazas y los lavamanos estaban desaparecidos del mercado, estancados en algún punto de la larga cadena puerto-transporte-economía interna, y el “sindicato” de revendedores por cuenta propia, que tiene oficinas en los portales de la tienda, llegó primero y compró más.
Hacía unos días, en los mismos escalones donde esperan a los incautos y/o necesitados, uno de esos eficientes “trabajadores” —escuchando una conversación ajena, en la que aconsejaban “apúrate que queda un solo fogón en la tienda”— con una calma que solo puede ser resultado de la más absoluta impunidad, apaciguaba los ánimos asegurando que él tenía, los de dos hornillas, nuevos, en su caja. “¿Pintura blanca?, no, eso está perdido”.
Fanáticos de los eufemismos como solemos ser, llevamos tiempo llamando indisciplinas sociales a estas y otras manifestaciones, pero en realidad de lo que se trata, y hacia dónde vamos es camino a la incivilidad. Con lo que le costó a la humanidad llegar al punto del contrato social, de las regulaciones consensuadas y aceptadas por la mayoría, del orden y la ley, para que ahora —con demasiada frecuencia, debiera decir— pareciera que estamos en las cavernas.
Hay en estas escenas, y en tantísimas otras que protagonizamos a diario o a las que asistimos cual espectadores, dos cuestiones fundamentales. Primero, un profundo desprecio por las normas. ¿No saben las personas comportarse en un hospital?, ¿no conocen las medidas elementales de higiene?
Segundo, fallas irreconciliables en el control y la regulación. ¿Quién no ha visto a los revendedores al acecho? ¿Quién tiene empresas de importación particular?
Que ciudadanos sin dos dedos de frente escupan y esparzan virus en medio de un hospital, y en plena temporada de gripe e influenza, es más que indisciplina o falta de educación formal: es sinónimo de irresponsabilidad mayúscula, de un barbarismo que amenaza con infestar todos los resquicios de la vida en sociedad, como el ruido, el mal servicio, la dejadez, la indiferencia, la violencia.
Y, por supuesto, que otros acaparen y revendan no es “luchar”, sino antesala de robo, corrupción, malversación. Al hacerlo sin esconderse es, también, expresión de libertinaje y permisividad.
Se puede recuperar un edificio derruido y dejarlo como nuevo. Quizás la muestra más reciente sea el Hotel Rueda, aledaño a la citada ferretería y que parece quedará tan hermoso como en sus orígenes. Pero el comportamiento de los grupos humanos no se puede corregir apuntalando y reforzando las vigas, ni cambiando la fachada.
Ya que hablamos del Rueda, tengamos en cuenta que como mismo florece el negocio informal en áreas de la tienda, una vez reinaugurado y con clientes, en el hotel pudiera resultar imprescindible evitar que emerjan otras “indisciplinas”, digamos la prostitución, la mendicidad.
Considero que los valores , no se forman adecuadamente y se transforman en la familia y la sociedad en su conjunto ,,,,hablo en mi caso de crisis existencialista del consumo del ser humano ,,,,,por ejemplo familias que viven en grandes peleas por lo material ....Crisis espiritaul , otro ejemplo , el que sueña despierto para tener un cargo público , para vivir mejor ,,,,,y no servir mejor .....O el que estudia tal profesión para obtener mejores dividendos económicos y sociales .....Toda esta trama causal , se denomina comportamiento humano , que se modula , forma y transforma en la interacción de hombre -familia-sociedad .
Aquí se entremezclan , las conductas que haces alusión en el trabajo ....Quienes son los responsables de estas conductas cotidianas .....PARA MI FAMILIA , LAS INSTITUCINES QUE TIENEN QUE VER CON LA FORMACIÓN DEL HOMBRE ....Estoy de acuerdo contigo del término utilizado , es real .
La familia , esencia de la construcción de valores ....positivos .
FELICIDADES , por tocar este tema necesario para la toma de conductas por todas .os en nuestra provincia ....
Pensar eufemisticamente que no sucede , es estar enajenado de la vida cotidiana .
Prof Salcedo .
Esto se mira desde tempranas edades. Entonces: qué está pasando con la educación en los hogares y las escuelas?
yo que muchas veces llego a casa con los bolsillos llenos de ''papelitos''CON TAL DE NO TIRARLOS EN LA VIA PUBLICA.
nuestro codigo penal tiene que agregar el trabajo socialmente util sin restribucion
si otros llamaran la atencion como usted lo hizo la ciudad estaria mas limpia.
nuestro codigo penal tiene que incluir el trabajo socialmente util sin retribucion.
si a mi me condenan a pagar una multa y ademas a limpiar la cuadra dos horas por tres meses sin cobrar nada, JAMAS me volveria a ''despistar''
brmh
Como bien refiere Raquel, habría que ver que es lo que está pasando en los hogares y las escuelas.
Igualmente, considero que la aplicación rigurosa de las leyes contribuiría a transformarlos.
Para mi sería algo inaudito encontrar en un pasillo de nuestro hospital un cartel que diga:¨Se ruega no escupir la pared¨
Pero al paso que vamos, no lo descarto.
Gracias Sayli por traer a colación esta penosa situación que se ha venido enquistando en nuestra sociedad.
Estamos en la misma dirección compañero.
El dilema es: ¿ Cuando vamos a lograr rescatar los valores éticos y morales que se han perdido en nuestra sociedad?
Para lograr el bienestar colectivo y una
convivencia armoniosa en nuestra sociedad, tiene que haber una regulación de los comportamientos de los individuos que la forman.
Y esa regulación comienza por el hogar y sigue en la escuela, pero tiene que ser sostenida.
Los medios informativos también deben llevar su rol. A veces no entiendo como relegan este tema tan importante a un segundo o tercer plano, mientras se ocupan de otros insignificantes y que más bien contribuyen a esta degradación moral en la que estamos.
Ejemplos elocuentes son las novelas y programas musicales que pasa la tv donde se puede apreciar el derroche de incultura.
De que vale que tengamos un 60% de programación dedicado a la música nacional, si más de la mitad es pura bazofia que nada aporta a nuestra cultura.
Sobre las últimas películas cubanas, mejor ni hablar.
Venga por acá, para que lo vea mejor y ya me dirá.
El barco de los buenos modales se hundió hace buen rato aquí.